11

2K 101 1
                                    

-No, nada, nada, ¿Vamos arriba?

Ella asiente lentamente.

-Te enseño tu habitación, está al lado de la mía.-Sonríe.

-Vale.-Respondo divertida, encogiendome de hombros.

Entramos a una habitación muy, muy, bonita, para nada pequeña al igual que la casa, que joder, menuda mansión.

-Buah, increíble.

-Me alegro que te guste.-Sonríe mostrando su perfecta sonrisa

Para, que te descontrolas Inés.

-Oye.-Susurro.-¿No tienes miedo de morir? Osea, que uno de tus múltiples casos, falles, y... Nose , eso.-Bajo la mirada.

-No, no puedo tenerle miedo, sino no trabajaría de esto.

-Pues yo si tengo miedo.

-No lo tengas, para eso estoy, ¿Vale?-Se acerca a mi, y como ve que no me alejo se sigue acercado hasta rodear mi cintura con sus manos.

Me empiezo a poner nerviosa.

-¿Pero y si algún día no estás?-Pregunto con la voz temblorosa.

-Te iré a buscar donde estés, ¿Me entiendes? Mi responsabilidad es protegerte y que no te pase nada.-Junta nuestras narices.

Narra Jesús.

No quiero volver a caer en ninguna chica, pero es que ella, joder, ya me pasó una vez y lo pasé fatal.
De testigo mi hermano, que me oyó llorar día sí, día también.
Pero es que joder, algo me atrae a ella y no puedo volver atrás.
Siento que cuando me engancho a alguien, no puedo perderla.

Y creo que eso ya me a pasado.

Me estoy enamorando.

Sin más, junto nuestros labios, parece que se hayan necesitado durante toda la vida, y yo al menos necesitaba este beso.
Ella me lo sigue sin empedimetos y noto como sus pequeñas manos rodean mi cuello y juegan con el cuello de la camiseta.

Nos separamos por falta de aire.
La miro atentamente a la cara, analizando cada rastro de su belleza.
Me fijo en sus ojos, son preciosos, verdes amarronados que no de podrían describirse tan fácilmente, simplemente perfectos e imnotizantes.
Sus labios, ahora rojos e hinchados por el anterior beso,son muy, muy, muy irresistibles.

Ella en si es irresistible.

-¿Por que no duermes? Debes de estar cansada.-Susurro.

Ella levanta la mirada para mirarme a los ojos ya que la diferencia de altura, es notable.

-¿Sola?-Me mira divertida con una ceja alzada y niega como una niña pequeña.

Tira de mi mano hasta la cama.

-¿Quieres que duerma contigo?-Susurro, lo que hace que mi voz sea más ronca.

Ella me mira y se sienta conmigo al lado.

-¿No es obvio?-Ladea la cabeza y sonríe, lo que hace que yo también sonría.

-Me quito la camiseta y me pongo un pantalón de chándal gris,  que por lo que parece le a gustado, porque no me quita la mirada.

-¿Te gusta lo que ves? Puedes hacer una foto si quieres y ya te la enmarcas y todo eh.-Vacilo.

-Invecil.-Susurra, y se arropa con las mantas.

-Ya, por eso me pides que me quede a dormir contigo.-La pico.

-Pues si quieres vete.-Dice seca.

-No, pero no te enfades.-La abrazo por la cintura dándole la vuelta para verla la cara y me pongo encima de ella, dejándola sin escapatoria.

-Te perdono si me das un beso.-Sonríe.

-Te doy mil.

Protégeme.{Gemelier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora