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-No venga, no, no me dejes...-Susurro nervioso, muy nerviosol mientras voy más rápido, pero en dirección al hospital, que pilla más cerca que mi casa.

Hace un momento a cerrado los ojos su cabeza a caído en la ventanilla del coche y no se despierta, pero joder, no, no se puede morir, es Inés, la conozco de apenas, ¿Horas? ¿Días? Y ya, me veo incapaz de perderla.
Tiene algo, lo tiene, me gusta ese 'algo' y no sé que es...

Aparco rápidamente en el estacionamiento de enfrente, y la cojo estilo princesa, para meterla corriendo al hospital.
Un médico que me ve entrar con la mujer en brazos, viene corriendo a mi y pide una camilla para llevarsela al quirofano, supongo, tienen que sacar la bala, si no, se infectara y la herida, no sanará.

Me siento intranquilo en las incómodas sillas, de frío metal que hay en la sala de espera, apollo los codos en las rodillas y miro mis manos cubiertas de sangre.

No me haría mal ir a lavarme.-Pienso.

Me levanto y me dirijo al baño, abro con la poca mano que no tengo sangre para no manchar el picaporte y me labo bien las manos, viendo como ese agua, ahora rojiza se vuelve a ir por el desagüe.
Salgo y espero a que haya nuevas noticias de Inés...

Pero espero y desespero.

Inés, porfavor.

Protégeme.{Gemelier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora