Capítulo 31

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La mujer rubia había guardado su taser en su cinturón pero la mujer bajita aún tenía el suyo en la mano derecha mientras me tomaba el brazo con la mano izquierda. Espere a que caminaramos unos metros y al darse cuenta de que no estaba oponiendo resistencia ambas mujeres aflojaron su agarre.
Esto era lo que estaba buscando así que no lo debo desaprovechar.

Con un rápido movimiento del brazo izquierdo me solté del agarre de la rubia y estampe mi puño en su cara haciéndola tambalear. La mujer de cabello negro soltó mi brazo para tomar con ambas manos su arma pero yo estaba posicionada detrás de la rubia cuando ella disparó electrocutando así a la mujer que callo al piso. Me agache esquivando una de las agujas del taser y aprovechando de sacar del cinturón de la rubia su arma.

Desde el piso apunte a uno de los hombres y acerté haciendo que cayera. Luego corrí como nunca lo había hecho en mi vida; zizagueaba para que no me tocarán las agujas que iban tras mi y de momentos me agachaba un poco.

Al pasar detrás de las casas varias personas se asomaban a ver cual era tal escándalo en un sábado por la tarde.

Obviamente yo podía haber perdido de vista a los guardias y esconderme hasta encontrar a los chicos pero aún faltaba un paso de mi plan. Robar las llaves.

No conozco más de esta ciudad de lo que vi de camino al portón pero de algo me sirve.

Di varias vueltas a casas y a unos pocos edificios disparando hacia mis perseguidores cuando podía y así logre por fin quedar sola con la mujer bajita. Decidí llevarla por un callejón lleno de contenedores de basura entre dos edificios.

- ¿Creiste que podías correr todo el día pequeña? - dijo la mujer con una burlona sonrisa en su cara mientras me apuntaba con su taser.

Ella se acercaba a paso lento y yo camina de espaldas a la pared apuntandola también a medida que ella caminaba hacia mi.

- Yo no lo creo. Yo sé que pude correr por todo un día. - dije mientras sonreía

- Baja el arma

- Sería lindo ver como me obligas a hacerlo - me burle

Sentí la fría y dura pared pegando en mi espalda cuando ella seguía caminando hacia mi.

- Eres muy escurridiza pero tan tonta - dijo ya a sólo 10 metros de mi.

- Y usted es tan vieja y a la vez tan fea - dije con una voz muy casual

- Pagarás por eso niñita estúpida - espetó acelerando su paso

8 metros. Visualice mi camino, mi objetivo y mi huida. Ya no hay tiempo.

Salte al cubo de basura más cercano a mi derecha. Estaba más cerca de ella. Volví a saltar a otro cubo así quedando casi en su mismo lugar esquivando por poco las agujas de su arma.

Baje rápidamente y me pare detrás de ella. Poniendo mi brazo en su cuello y apuntando a su estómago con mi taser.

- Tira el arma al piso - dije en susurro

- Tu no me das orde... - la interrumpi

- Yo le daré órdenes a quien me plazca así que o sueltas el arma o yo te disparó y hago esto más fácil para mi y doloroso para ti - le espete

Ella tiró el taser y yo lo patee lejos. Quite mi brazo de su cuello y lo baje a su cinturón para descolgar las llaves sin dejar de apuntar a su estómago.

Ya con la llaves en mi mano corrí hacia el taser en el piso y lo tome. Pero ya los otros guardias a los que había perdido hace bastante tiempo, más unos cuantos otros que supongo llamaron para que los ayudarán, nos habían encontrado y estaban parados en la estrada del callejón.

- No tienes salidas. Rindete - Dijo uno joven rubio y alto. Muy guapo a decir verdad. Que desperdició que trabaje con ellos.
El tuvo razón, hasta cinco segundos después cuando vi las ventanas de apartamentos a los lados del callejón.

- ¿Tan seguro estas?

Y con una última sonrisa di un salto a un cubo de basura y partí el vidrio de la ventana para entrar al departamento.

Al caer en el piso pude ver a una mujer abrazando a un niño agachados bajo el marco de la ventana.

- Vayan a sus habitaciones ya - les dije antes de correr hacia la puerta.

Me encontré en el vestíbulo del edificio donde de un lado estaban las escaleras mecánicas y del otro los ascensores.

Entre en el único ascensor vacío y marque azotea. Ahora tendré que ver como salgo de este condenado edificio.

No todo se hizo para estar bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora