Capítulo 38

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- ¿Esa es tu forma de atormertarnos favorita? - pregunte

- ¿Cual? - preguntó de vuelta Aidan

- Recordarnos que no tenemos ni la más desgraciada idea de que hacer con nuestras condenadas vidas en este momento preguntando "¿y ahora?"

- Estoy tan desesperado como tú.

- Alice calmate ¿si? No se si lo recuerdas pero hay dos niños aquí que probablemente estén perdiendo más cosas que las que estamos perdiendo nosotros - dijo Dylan

- No me pidas que me calme cuando no estoy alterada.

Entonces pude escuchar el aumento de los sollozos de mi hermano, me levante y fui hasta a él.

- ¿Que pasa pequeño? - pregunté pasando una mano por su cabello mientras sus manos cubrían su cara

- ¡Mamá y papá ya no están! - grito

- Si están ... - dije tragando fuertemente tratando de desaparecer el nudo de mi garganta

- ¡No! ¡No lo están! Y tú lo sabes - grito de nuevo

- ¡Deja de decir eso ahora mismo!
- ¡No dejaré nada! Sus últimos días fueron de preocupación porque resulta ser que la señorita Alice quiso ir a quien sabe donde - dijo viéndome directamente a los ojos

Esa fue la gota que derramo el mar que ya se había estado formando en mis ojos. No se supone que el deba saber eso. No es así como debe ser. Siempre he querido mantenerlo viviendo en un cuento de hadas y resulta que todo mi esfuerzo solo fue un desperdicio de tiempo porque el siempre supo todo; aún peor, ahora sabe lo suficiente como para hacerme responsable de esto y lo que más me molesta conmigo misma es que el tiene razón.

- Yo... Lo siento Alice - dijo mi pequeño hermano

- ¡Cierra la boca ahora mismo yo misma te golpearía si me lo permitiera! ¡No sabes las ganas que tengo de darte una buena paliza por toda la basura que dices! - grite entre llanto y mi voz sonó como la de alguien completamente demente. Era como si hubiese desgarrado por completo nos cuerdas vocales.

- ¡Alice no le digas esas cosas! - espeto Dylan

- ¡Yo sé que toda esta maldita bazofia es mi culpa, no necesito que vivan recordandome eso!

- Alice eso no es así - dijo Aidan

-¿¡Entonces de quien es la culpa Aidan ?! - grite levantandome de mi asiento

- Nadie tiene la culpa de esto - dijo él de nuevo

- ¡Un niño de menos de 10 años lo sabe!

- No Alice. Esta pequeño. Aún no sabe bien lo que dice en este tipo de momentos.

- Deberíamos jugar a "golpeemos a Alice con el bate en la cabeza hasta que muera" así nos desariamos de la que causo todo esto. - dije

- Si vuelves a decir algo así no te dejo agarrar un bate nunca más en tu vida - dijo Dylan que se veía molesto

- Alice yo no quise decir eso - dijo Cameron abrazandome.

Respire profundamente y me tire en el suelo.

- Despiertame y dime que todo ha sido solo una pesadilla. Despiertame para ir a desayunar todos juntos como antes. Despiertame en el tiempo en el que la vida era buena - susurré a nadie en especifico

Cerré los ojos pero estaba cansada y termine quedando dormida ahí en el suelo.

- Alice... - susurraba alguien junto a mí.

- Dime

- Debes despertar. Hay que conseguir comida.

Al abrir los ojos note que estaba en uno de los muebles ahora y que era Dylan quien me despertaba. Me senté y note un gran dolor de cabeza. Mire alrededor y vi a los niños durmiendo en el otro mueble.

-¿Como lo haremos? - pregunte

- Aidan se quedara con los niños y tu y yo iremos por comida

- Bien. Que buen acto de suicidio- dije bromeando

Él solo sonrió y fue por el bate y el cuchillo. Me entrego el cuchillo.

- Prefiero el bate - dijo al ver mi confusión.

Dylan se paro frente a la puerta.

- Tu abrirás y yo saldre primero por sí hay peligro

- Yo quiero salir primero - dije

- ¿Segura?

- Si Si

Me pare en el lugar en el que él había estado, luego contó hasta 3 y abrió de golpe.

Salí y no había nada ya en ese callejón.

- No hay nada - dije a Dylan anonadada

Hable demasiado pronto porque de repente saltaron hacia nosotros algo peor que la muerte, vivir sin poder controlarte a ti mismo.

El bate de Dylan me quitó uno de encima y empezó de nuevo nuestra competencia por la vida.
Una cuadra después creímos haberlos perdido pero cuando desaceleramos el paso nos los encontramos frente a frente.

Los restos de mi madre saltaron sobre mi y mordió mi brazo. Trate de apartarla pero no funcionó. Se aburrió de mi brazo y lo soltó dejandolo cubierto de sangre. Fue por mi cuello. 1cm fue lo que separó sus dientes de mi cuello cuando mis reflejos ganaron y clave el cuchillo en su pecho.

No todo se hizo para estar bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora