Libertad por lechuza

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Ese mismo día llegue a casa, feliz, tan feliz que por un momento olvide que Tobías estaba en casa con mama.

-Severus, ¿hiciste lo que te dije?

-sí, mama

-ven acá, no te he visto en todo el día y ya te extrañe- dijo abriendo paso entre sus brazos para poder rodearla.

-¡Eileen!, basta de esas tonterías-bufo Tobías- es un hombre y por lo tanto debe comportarse como tal, por eso es un frágil niño mimado y llorón, siempre lo consientes.

-¡basta Tobías! es un niño tiene solo diez años, necesita el cariño y amor que tu no le das.

-¿cariño? ¿Amor? Eso es para los enamorados no para un mocoso mimado y llorón como él. Necesita fórjesele un carácter, que sea rudo valiente no un cobarde tonto sentimentalista.

-Tobías, él es especial tú y yo lo sabemos, no puedes ocultarle por siempre su verdadera naturaleza él es...

-¡un niño!, como cualquier otro- interrumpió Tobías.

-Severus, ve a tu habitación por favor.- Dijo tiernamente mama.

-Severus, mañana temprano iremos al bosque a cazar te quiero aquí a las 4:00 A.M.

Asentí con la cabeza y me fui a mi habitación esperando mañana a vivir esa pesadilla, estaría con Tobías todo el día. Muchas teorías se venían a mi cabeza cada una más terrible que la otra.

Y si... me quiere llevar al bosque para dejarme ahí

O quizás me use como carnada para cazar algún animal

O... quizás solo quiere pasar tiempo con migo... ¡va! Menuda mentira, el me odia y eso no lo cambia ni mama.



Así los fríos vientos de febrero cesaron y dieron paso a las torrentosas lluvias de verano que tanto me gustaban porque por la ventana de mi habitación podía ver el rio a lo lejos que luchaba por atravezar las enomes piedras de granito a su paso.

Durante todos esos meces desarrolle una bella amistad con Lily Evans, era una persona sencillamente increíble adoraba estar con ella era como por primera vez tener un amigo de verdad, ademas de esos chispeantes ojos verdes que por alguna extraña razón me hacían perderme en ellos.

Una tarde de octubre fuimos como de costumbre al lago, a veces acompañaba petunia. A decir verdad me molestaba un poco su presencia porque siempre que estaba cerca sentía unas ansias de repelerla con lo que fuera o por quitarle la cara de asco que se le dibujaba al ver mi sucia ropa desgastada y vieja.

Octubre estaba por despedirse y me encontraba en el viejo sauce, cuando las voces de petunia y Lily me hicieron salir de mi mundo.

-Lily no creo que papa y mama les agrade que tengamos amistad con ese niño arapiento y sucio. ¿Acaso no has visto su ropa? Se desde lejos que la tiene desde hace siglos.

Esas palabras fueron hirientes y Salí para enfrentarla.

-petunia, eso no es lo que importa él es mi amigo.... Respondía Lily siendo interrumpida por mi voz

-si quizás seré un niño mugriento que no tengo ropa nueva, pero eso se quita con un baño. Pero en cabio tu cara de caballo no se te quitara ni con magia.

-vez lo que te digo Lily además es un grosero, ¡vámonos!

-petunia el no fuese grosero si tu no lo fueses con él.

-¡Lily vámonos o me voy sin ti! Bufo indignada la niña.

Pero la el halo de grandeza de petunia se derrumbó cuando callo una palo sobre su hombro y la hizo llorar.

El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora