El secreto de petunia

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-Acaso ¿es Hogwarts?.- espete para mi cuando sentí un golpe que me introdujo con fuerza de nuevo al túnel de la casucha.

-si, lo sabía, alguien de Hogwarts es un licántropo.

Regrese casi corriendo al cuarto con la cama y empece a indagar en cada cosa, cada objeto, marca o señal que me diese un indicio de quien era el hombre lobo en Hogwarts.

Entre la desgarrada cama aun mareado por el nauseabundo olor seguí buscando, cuando me di por vencido ya listo por salir un ligero resplandor había bajo la pequeña mesa.

Tome con cuidado, era un viejo colgante sucio, nada especial, con dos fotos dentro de él, eran un hombre y una mujer, ambos rubios de ojos color ámbar el cual guarde un mi ropa mouggle y seguí indagando en la habitación cuando una voz me hizo estremecer.

-Severus, que haces aquí?

-¡profesor Dumbledore!

-¿que haces tu aquí?, creí que fui lo suficientemente claro cuando dije que este sitio esta prohibido para todos los estudiantes.- expreso con una voz severa la cual nunca había oído de propia voz.

-yo... señor...- nunca me había sentido intimidado por ninguna persona por mas imponente que esta fuese, siempre me mantenía firme aun con si las miradas de la otra persona fusen dagas amenazando a cortar mi yugular.- yo, solo oi sobre este lugar y una gran duda me asalto y yo...

-Severus.- interrumpió.- un poco de curiosidad no es mala, pero en los lugares incorrectos puede ser fatal.

-señor, como es que se prohíbe la entrada a este sitio a los estudiantes de Hogwarts si, al fondo hay un pasadizo que colinda con Hogwarts.

-por un motivo se plantó el sauce boxeador en esa zona.

-pero señor...

-tu tren no tarda en salir, Severus andando.

Después de esas palabras Salí de manera rápida pero sigilosa verificando que mis ojos no se perdiesen de algo importante que escondiere esa misteriosa casa.

Con una gran duda y una curiosidad inmutable, tome el tren de regreso a King Cross, contemplando minuciosamente ese guardapelo con dos fotografías, eso ciertamente no revelaba nada, por que bien podría ser de una de las victimas de la bestia que ahí habitaba.

-¡Lily!.- exprese con esa babilónica sonrisa que desde hace tiempo se dibujaba en mi rostro al verla a ella.

El día era triste y grises nubes acompañaban el cielo, pese que el día pintaba a la absoluta tristeza ella era como ese rayo de sol que el día pedía para que este iniciara a mejorar.

-¡Sev, haz regresado!.- Dijo desde el umbral de la puerta de su casa, para bajar los escaloncillos para regalarme un abrazo.- pero pasa, pasa no tarda en llover.

-eh... yo preferiría...

-pasa, creo que mama estará feliz de verte al igual que lo estoy yo, además quiero ver esos libros que me has dicho en aquella nota.

Sin decirme nada salvo eso tomo mi muñeca y me adentro a su casa. Minutos después saque de esa vieja mochila algunos de los viejos ejemplares que me obsequio la señora pince, la cual extraordinariamente tenia cierto carisma hacia mi desde hace algunos meces, la señora pince era una mujer anticuada que siempre usaba una túnica azul intenso la cual hacia verla más vieja y desaliñada bajo esas redondas gafas con considerable aumento visual.

Con cierta emoción Lily tomo uno de los viejos libros sobre magia antigua, la cual sabía que era una de las cosas que más le apasionaba saber.

-Sev, tienes que prestarme este ejemplar, viene como hacer hechizos antiguos realmente fascinantes.

-claro, puedes tomarlo para ti si quieres.

-¿es enserio Sev?

- si, claro Lily.

-oh, muchas gracias Sev.- dijo mientras me abrazaba en señal de gratitud.

Debo admitir que realmente que agradaba estar con esa cercanía y familiaridad con Lily, después de todo la sentía parte importante de mi vida.

-Lily, has visto mi vestido celeste.- dijo la odiosa voz que reconocí como la de petunia Evans.- ah, eres tu.- expreso con desprecio que se dibujaba en su rostro y en la arbitrariedad de sus palabras.

-Oh tTunney ¿que es lo que buscas?.- pregunto con su peculiar alegría

-nada olvídalo, me voy.- expreso más seca de lo habitual y se podía ver un inmenso vacío y soledad ante sus ojos, algo más que su habitual envidia, algo más que hacía que esa socarrona mirada diera pena inclusive lastima.

Cuando esta partió con rumbo a las habitaciones del segundo piso nos miramos ambos desconcertados por la actitud de ella.

-Creo que debo hablar con ella-. Dijo preocupada.

-sí, claro yo comprendo, esto puede esperar.

-si me disculpas...

-si, claro yo guardo esto.

A los pocos minutos Lily subió a los dormitorios de arriba en busca de su hermana, mientras levantaba los libros podía oír como la plática se tornaba en una contada de gritos los cuales resonaban en la planta baja.

-¿crees que es lindo siempre estar a la sombra de tu hermana menor?

Esa frase se escuchó a la perfección, y de inmediato me alerto.

-porque lo dices Tunney, eso no debe ser así papa y mama nos aprecian a las dos por igual, ninguna está bajo la sombra de otra.

-tenemos una bruja en la familia, ¡maravilloso!.- dijo imitando lo que sería la voz de su madre.- y luego tu y ese amigo tuyo andrajoso cada fin de cursos me recuerdan lo ordinaria y el poco valor que tengo ante mis padres por tu culpa.

-Tunney...

-ya Lily por favor vete de aquí ¿quieres?

Antes de poder oír más, Salí de la casa para que no se me juzgase de imprudente. De alguna manera, pese a la poca antipatía que tenía hacia petunia no podía evitar sentir lastima por ella, el tener que soportar que su hermana fuese todo lo que ella quiso ser algún día, y claro que ella quería ser una bruja, lo supe por las múltiples cartas enviadas a profesor Dumbledore, las cuales me tomé el atrevimiento de leer durante mis días de servicio en el castillo y me intrigó en exceso ver a miles de esas estampillas Mouggles y el vocabulario demasiado estructurado con el que pedía su re consideración para entrar a Hogwarts.

Eso sin duda fue la semilla de maldad y envidia que se sembró en el ser de petunia, la impotencia de ver como su hermana menor lograba todo lo que ella anhelo, no la odia, lo sé, pero la envidia muchas veces mata mas lenta y agonizante mente que el odio, pero al fin del día termina matando.

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hasta aqui les dejo un nuevo capitulo, he querido actualizar mas frecuentemente por que he dejado ya varios meses sin escribir y me siento mal por eso. Mil gracias por leerme <3 

El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora