pendiente y cúspide

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Mi corazón se sobre exalto ante lo que ese hombre me decía, quede inmóvil ante ello solo las lágrimas que agolpaban mis ojos empezaron a fluir rodando por mis mejillas, sintiendo que cada una de ellas se llevaba consigo cada recuerdo, cada palabra que me recordase a mama, si antes sentía soledad ahora la tenía y sin yo poderlo impedir mi alama se volvía día con día más negra y se extinguía gota por gota la felicidad entre mis negros ojos.

Me sentía un bastardo, por haber deseado siempre salir de casa para estar lejos de ella y dejarla sola, sola con Tobías.

No habría otra navidad más, no habría otra sonrisa, no habría más compañía, no habría más cariño, todo se fue con ella.

Mi pecho dolía, no podía simplemente olvidarlo el prolongado sentimiento de tristeza en mí no me dejaba estar, había recabado fuerza de tantos años para no llorar frente a todo mundo, para no ser vulnerable ante nadie. Pero en ese instante todo ese muro de fuerza se derrumbó ante mis ojos. Me aleje de mi madre que siempre fue bondadosa conmigo y decidí vivir mi propia historia, mi propia obra, el más grande teatro, mi vida... mi propia mentira.

-Comprendo cómo te sientes, no es fácil dejar ir a quienes amas, tu madre fue una gran bruja, capitana de quidich, inteligente muy linda, experta en hechizos, tenía un espíritu inquebrantable... y ¿sabes en quien más veo ese espíritu? Dijo levantando mi cara por la barbilla. - en ti severus, se necesita ser un tonto para no notarlo, eres el mejor en pociones, encantamientos y hechizos, créeme tu madre, sea donde sea que se encuentre. Está orgullosa de ti severus.

-no, miente eso no pudo haber pasado. Mi madre no, no me dejaría solo nunca. Vocifere cegado por el dolor

- severus, tranquilízate, se cómo te sientes. Expreso cara de comprensión.

-no, no lo sabe. Mi madre es todo lo que tengo.

-severus por favor debes tranquilizarte.

-no puedo, no tengo nada ni a nadie. Se lo que le pasa a los niños que sus padres mueren. Los mandan a un orfanato. No quiero vivir con mouggles. Hogwarts es ahora mi hogar. El único lugar donde encontré paz, comprensión y personas como yo. Por favor director Dumbledore no quiero ir a un orfanato. -exprese sollozando.

-severus, no tendrás que pasar por ello, Hogwarts siempre será tu hogar hasta que tu decidas lo contrario. Pero también tus padres te han dejado su casa en Cokeworth.

-o ¿puedo quedarme en Hogwarts señor? No quiero regresar a ese lugar. Otra vez no señor.

-Severus no estas escuchándome. Intervino. - el colegio tiene que enviar a sus alumnos a sus casas al termino del curso y los que están en una condición similar a ti tienen el permiso del ministerio de quedarse solo unos meses aquí cuando se es menor de edad, pero tarde o temprano tendrás que regresar a tu casa además el reglamento lo estipula, debes regresar a tu casa solo un par de semanas.

- señor... ¿Cómo fue que eso paso? Cuestione apaciguando las lágrimas.

- ¿a qué te refieres severus?

-el accidente de mis padres...

-no debería decirte esto, pero, al parecer tu madre era obligada a viajar y un maleficio reboto en el piloto descontrolándolo.

-¿Tobías también?

Asintió con la cabeza. Notablemente evitando aunar más en el tema. -severus necesitas descansar, toma este día libre. Si necesitas algo no dudes en venir.

-señor. No podré ir a ver a mi madre.

-pienso que no sería apropiado, al verte en ese estado. Podrás hacerlo más adelante, yo mismo te llevare.

El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora