La luz en mi oscuridad

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-oh no, claro que no, no lo haría jamás. Espete, poniéndome cada vez más rojo. -¿sabes porque tome esas clases?

-no lo sé, pero yo tome exactamente las mismas. Me gusta la magia antigua, me parece muy útil, ya que todos están tan emocionados aprendiendo magia más nueva y se olvidan de que hay hechizos muy poderosos en la antigüedad.

-sí, son muy útiles, y es fascinante desempolvar los antiguas maneras de hacer magia.

Cada que regresaba a casa experimentaba dos estados de ánimo muy diferentes, cuando estaba con Lily, estaba tranquilo, emocionado e increíblemente feliz. Pero, cuando regresaba a casa la soledad y el abrumador silencio se hacía cada vez más intolerable.

Estar encerrado tras esas cuatro paredes me hacía sentir como los animales en cautiverio, yo ya no perecía aquí, mi hogar estaba en Hogwarts, aquí me sentía vacío, abrumado e infeliz. Lo único que me mantenía en Cokeworth era Lily, y ese algo que tantos buenos momentos atesoraba.

La noche se hiso presente, y mi aburrimiento de igual manera, empecé a hurgar entre las pertenencias de mi madre y, para sorpresa mía encontré una enorme cantidad de libros sobre pociones, hechizos, manuales sobre cuidados de escobas, entre otras cosas, me di el tiempo para hojearlos, mañana los llevaría al lago para que Lily también los leyera, estaba seguro que a ella le encantarían.

Inesperadamente recordé el obsequio de Lily, esa esfera donde estaba Hogwarts según la estación de año, la tome entre mis manos esperando ver nieve, estaba solo el colegio en penumbras, iluminado solamente por la luna llena que se reflejaba en el lago.

Por la mañana siguiente, después del comer algo fui a esperar a Lily en lago con el tumulto de libros que encontré en casa y para mi sorpresa ella ya estaba ahí, con la odiosa de petunia que criticaba su ropa.

-¡Sev! Dijo Lily.

-ah, es el. Lily me voy a casa. Dijo petunia con desprecio al verme acercar.

-¡pero tunny! Apenas ha llegado sev.

-por eso regreso a casa. Espeto con desprecio mientas pasaba por un lado mío como su fuera un perro de la calle.

-¡tunny! Grito Lily mientras la decepción se dibujaba en su rostro.

-deja que se valla Lily, creo que no le gustara mucho lo que traje hoy

Se acercó con rapidez tomando el primer libro de la pila que coloque sobre al hierba.

-¿de dónde los conseguiste?.- no me digas que los tomaste de la biblioteca, sev.

-no, no es así, eran de mi madre, ayer yo los encontré, y pensé que quizás te gustaría leer algunos.

-inicios de la hechicería, este se oye bien. Dijo gustosa de leer algo mas sobre magia.

Ese día fue un gran día, en el ambiente solo se escuchaba el resonar del río que corría a nuestros pies y el viento azotar los árboles, la lectura solo era interrumpida solo por comentarios de fascinación e incredibilidad de ambos. Es increíble los misterios que encierra un montón de páginas y tinta.

Realmente estar con ella, me hacía sentir tan bien, olvidaba que existía la tristeza, el dolor y la soledad, pero a pesar de todo, yo ya no pertenecía a cokeworth, Hogwarts se había convertido en mi hogar, uno de verdad.

En las diarias visitas al rio, que ya era nuestro lugar favorito mientras le contaba a Lily, de nuevo sobre los dementores, lo cual era incomprensible que le gustase que le contara de algo que le atemorizaba tanto. Una estrepitosa lluvia arremetió contra nosotros, ninguno de los dos percibió la llegada de las nubes cargadas de agua. Ahora el viento soplaba violentamente arrancando las hojas de los árboles y haciendo rugir el agua con más fiereza. A paso rápido ambos salimos del lugar, mi casa era la última de la calle y estaba muy cerca del rio. Con pena la invite a pasar a casa mientras la tormenta sosegaba.

Nunca había invitado a nadie a casa, encendí la luz de una lámpara y el lugar oscurecido se hizo visible, aunque debo admitir que al momento en que ella entro, la habitación dejo de ser fría y sombría a convertirse a una luz en la habitacion, mi luz en la oscuridad. 

Encendí con dificultad la chimenea que hace tiempo no se usaba. Y observe a una curiosa Lily que miraba a su alrededor.

-es muy parecida a mi casa. Exclamo poniéndose al pie de la chimenea.- solo que en casa no tenemos la vista al río desde la cocina.

-tienes algo por aquí. dije señalando una mancha de barro en su mejilla y sonrojándome en el acto.

-¡oh!. Dijo riéndose. Espero que la tormenta pase pronto, mi mama debe estar preocupada por mí. Expreso acongojada.

-que mal anfitrión soy, ¿quieres algo? Ya sabes, agua tibia o té... supongo.

-si, agua por favor.

Podía notar el frio que se hacía presente en ambos, pero para fortuna la tormenta ya había cesado y acompañe a Lily a su casa. La calle era larga y hacia frio, así que amablemente le ofrecí el abrigo que llevaba puesto. El frio era inmenso pero podía soportarlo.

Después de minutos de caminar por la calle salpicando barro la puerta número catorce de Cokeworth se abrió. Y la fastidiosa voz de petunia se resonó.

-¡debe estar con ese niño terrible! Ese tal severus, de los snape.

-tunny, ¿cuántas veces te he dicho que no te refieras a las personas de esa manera?

-¡mama! Espeto ella con alivio.

-Lily. Espeto con alivio la señora Evans.- Lily ¿donde estabas?, estaba muy preocupada por ti.

-estaba en el rio, y a sev y a mí nos atrapo la tormenta, y llegamos a la casa de sev porque era la más cercana.

-espeto que solo la tormenta los haya atrapado y no un resfriado. Espeto cómicamente.- así que tu eres el famoso sev, del que tanto habla Lily.

-s-s si, señora Evans.

-pasa muchacho, te congelaras haya afuera.

-a decir verdad, yo ya me iba.

-pero como, ¿no te quedas a merendar? Cuestiono la señora Evans.

-si sev, quédate, mama hiso emparedados.

-no, yo no quiero dar mas molestias.

-no seas modesto muchacho y quédate, no es bueno pasar tanto tiempo en soledad.

A decir verdad la idea de comer acampado de más personas me hacía ilusión, tenía ya dos años que no disfrutaba de la compañía de una familia, y aunque no fuese las mía era tentador asistir.

Ante mi silencio la señora Evans hablo:

-no se discute mas, ve a cambiarte, a las seis merendamos. Dijo dulcemente mientras esbozaba una sonrisa y se retiraba a la cocina.

-anda sev, no vemos más tarde, promete que si vendrás. Dijo con esa mirada de bondad que hacía que me sonrojara de pies a cabeza.

-lo prometo. Dije dibujando inevitablemente una sonrisa en mi cara.


buenas tardes chicos y chicas aquí les traigo un pequeño capitulo de la novela, espero les guste, ya estoy trabajando para hacer mas largos los capítulos, pero solo les pido un poco de paciencia por que estoy por terminar el semestre en la escuela y es algo pesado por los exámenes y presentaciones, como siempre les pido que si les gusto el capitulo voten y comenten :3 pasen linda tarde. 

El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora