Misterios Descubiertos

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Camine con rumbo al gran comedor, esperando que la comida no hubiese terminado. Con el obsequio en la mano camine hacia la torre para guardarlo, pero en esto me encontré con Avery.


-severus, el profesor... espera, ¿Qué es eso?. Dijo señalando la caja de color marrón que llevaba en manos.


- es un obsequio.


-un obsequio... ¿Para quién?


-yo no paso la tarde interrogándote lo que haces ¿o si?


-ya, tranquilo. Solo preguntaba.


-es para mi madre. Mentí. Avery y mulciber, no sabían que mis padres habían muerto el año pasado, no era algo que deseara compartir y menos con ellos dos. Siempre fueron muy presuntuosos a lo que a la sangre y al linaje de familia a la que pertenecías.


-¿cumple años o algo así?


-si.. si. Mentí de nuevo.


-ah si, el director Dumbledore te buscaba, no se con que motivo.


-gracias, ¿bajas a comer?


-no, no tengo hambre.


-esta bien, ¿mulciber esta abajo?


-si eso supongo.


Camine hacia la mesa de slyterin, me senté a lado de mulciber que se atiborraba de comida.


-severus te busca el director.


-si, ya me informaron mulciber.


Comí tranquilamente, hasta que el profesor slughorn, me llama.


-Severus, el director Dumbledore quiere verte en su oficina, espero que no te hayas metido en problemas hijo.


-no lo creo señor.


Primeramente me parecía extraño que el director Dumbledore me buscase y algo más aun sorprendente el que el profesor slughorn recordara sin titubear mi nombre.


Camine hacia su oficina, ya sabía la contraseña, y si era esa, la contraseña sería un postre o un dulce. Entre sin problemas a la oficina del director.


-señor, ¿me buscaba?, pregunte desde el umbral de la puerta.


-oh severus, así es, pasa y siéntate. me he enterado que ya terminaste de cumplir tu castigo, ¿no es así?. La señora pince no ha tenido queja alguna de ti.


-así es señor. A decir verdad la estancia en la biblioteca es bastante llevadera y satisfactoria.


-eres como tu madre, no tuve la oportunidad de darle clases, pero sus profesores hablaban de ella con mucha satisfacción.


-¿Qué clase impartía profesor?


-adivinación, claro que tu madre, supongo, no era una rama que le apasionase puesto que no la tomo como optativa.


-¿podemos tener clases optativas?


-si, se eligen al terminar el segundo curso. Pero no te he llamado para hablar de eso.


-lo escucho señor. Conteste con ardua curiosidad.


-muchacho, ha pasado ya más de un año después de la muerte de tus padres, como sabrás de principio no quise que vieras sus lapidas por muchos motivos que espero algún día comprendas. Pido por favor no me juzgues, severus.


De pronto ese sentimiento de culpabilidad, tristeza y soledad se hizo presente.


-eran mis padres señor, tenía derecho a saberlo, saber dónde estaban como murieron y donde podía perdurar su recuerdo.

El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora