Always

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La tarde de ese día la pase pensando en los múltiples acontecimientos que pasaron ese día, primeramente el asunto tan importante por el cual el castillo debía estar desprovisto de alumnos para cierta fecha, eso era ciertamente raro, nunca en lo que he leído en la historia de Hogwarts paso algo siquiera similar. Perdido en las posibles teorías metí la mano en la bolsa de mi ropa mouggle y recordé lo que encontré en ese sitio, ese podría ser el punto de partida para saber muchas cosas las cuales rondaban mi cabeza.

Saque el pequeño y sucio guardapelos de mi pantalón y lo observaba minuciosamente el artefacto que parecía tener grabado algo en sus paredes que no lo se podía apreciar por los restos de sangre y tierra que este tenía, con un poco de agua que estaba sobre la cocina empecé a tallar las partes sucias de este hasta que quedo casi brillante como debiese estar cuando lo compraron y sobre esta resaltaban las iniciales RJL.

Miles de teorías se avecinaban en mi mente, pero por las fotografías dentro del guardapelo estas podrían significar miles de cosas, como el nombre quien lo fabrico o bien del mismo dueño, ese colgante no era la gran cosa, no era ostentoso ni se veía costoso o perteneciente a alguien importante, eso guiándose por las fotografías de las personas dentro de este.

Observando mas profundamente las fotografías del dije, podia ver como ese color ámbar en los ojos del hombre algo desaliñado y viejo ya los había visto reflejados en alguien mas.

Después de aquel día de la pelea entre Lily y petunia no había vuelto a saber nada respecto a ella, tenia ya cuatro semanas desde que las vacaciones habían iniciado y junio amenazaba con terminar para faltar solo un mes para entrar de regreso a Hogwarts.

Desde esos días no había hecho mas que recluirme en casa a leer o investigar respeto a ese extraño guardapelo que sin duda me dejaba intrigado, yo sabia que Potter y compañía tenían que ver directamente con ello y no pararía hasta demostrarlo.

Una tarde estaba sentado en la vieja estancia que ahora era mi biblioteca, podía ver cómo, pese a los cambios que di en casa como el deshacerme de las cosas de Tobías o hacer una biblioteca, no servían, ese lugar me seguía pareciendo insípido sin alma ni felicidad, por cada rincón del sitio, cada que entraba ni el recuerdo de mi madre hacia que este sitio se sintiera mi hogar, era simplemente como, el lugar al que asistía solo en vacaciones, porque, desde un momento hacia la fecha Hogwarts se había convertido en mi hogar el único lugar donde no sentía la dura opresión de la soledad que mi pasado me causaba.

Oprimido por los recuerdos del pasado Salí de ese lugar, hacia una de las cosas que me hacían feliz en Cokeworth, el rio; con paso sereno y clamado tome el pequeño sendero que conducía hacia este, la brisa que se sentía con cada paso que daba y por lo tanto mi mente lo sentía, llegue al punto en que siempre llegaba, hacia ese sauce hueco por el cual solía colarme a practicar hechizos, asome mi cabeza y de pronto fui consiente de cuanto había crecido y que mi cuerpo ya era incapaz de poder entrar en ese lugar, ya no era el niño delgado y pequeño que era hace cuatro años, había crecido al menos quince centímetros de altura, suspire al ver como todo lo que alguna vez era mi mayor anhelo ahora se reducía a recuerdos que solo yo podría poseer por siempre en mi memoria.

Sentado pedido entre el horizonte del rio veía dos ciervos al otro lado de este, un macho parado viendo fijamente a la dirección a donde yo estaba, y una hembra que sigilosamente se acercaba a el ciervo.

El día no tardaba en terminarse y estaba totalmente perdido en la imagen cuando unas pequeñas manos cubrieron mis ojos y una dulce voz susurraba: "¿quién soy?". En ese segundo una electricidad corrió por toda mi espalda y sentía como el color de mis mejillas empezaba a ascender brutalmente. Después de ello tome con delicadeza las dos manos que bien sabia de quien eran.

-mira Lily.- dije en tono de susurro al igual que ella. ¿No son fascinantes?

-son muy hermosos.- espeto ella embelesada al ver como ambos siervos frotaban sus cabezas en señal de afecto.- sabes sev, los siervos siempre han sido mis favoritos por sobre todo cualquier animal, son sigilosos, veloces, elegantes, muy bellos y pacíficos con quienes los tratan bien.

-sin duda los míos también, hace algunos años salve a una sierva de unos cazadores, callo en una trampa y yo, yo la libere, podía ver como en sus ojos de dibujaba nobleza, tal nobleza que jamás había visto en un humano, hasta hace tres años-. Dije viento tiernamente y como un tonto esos ojos verdes en los que tanto adoraba perderme.

-woow, eso es increíble sev, pero ¿Por qué nunca habías visto nobleza en nadie? ¿En ojos de quien conociste la nobleza sev?.- cuestiono algo confundida e incrédula respecto a lo que le decía, y con esa mirada de bondad que nunca en nadie podría reflejarse.

ya hacia solo unos segundo el sol se había ocultado y la noche estaba indicando, aun alcanzaba a ver sus ojos verdes profundos como el bosque, los cuales estaban llenos de incertidumbre respecto a las preguntas que ella había formulado hacia unos segundos, mi corazón palpitaba muy de prisa, como era normal cada vez que ella estaba cerca de mí, sentía una descarga eléctrica recorrer mis brazos, mi espalda y mi ser, sin pesarlo ya estaba demasiado cerca de ella para poder retroceder o dar un paso atrás, estaba sumergido ya en el verdel de sus ojos enganchado al brillo de su mirada, la cual era como la más adictiva poción de amortentia, y tan indescifrable como la más difícil de las pócimas, de pronto mi cuerpo reacciono sin pensar y contesto su pregunta:

-en tus ojos.- respondí con apenas audible voz y sin pensar nada rompi la corta distancia que existían entre sus ojos y los míos, la tome del cuello rosando tiernamente sus labios, abrí los ojos al ver lo que mis impulsos lograron, pero en vez de ver que ella repeliera o hullera de mi vi como sus ojos se cerraron a la par de los míos en ese momento.

Una descarga eléctrica se hizo presente haciéndome consiente de lo que había echo, había sido la primera vez que hacia algo semejante, pero debo admitirlo, el probar por primera vez sus labios fue como si me hubiese tomado una fuerte dosis de poción de amor, porque desde ese momento el recordar sus labios sobre los míos se hizo una adicción o como si de una fuerte dosis de amortentia se hubiese apoderado de mi.

A los pocos segundos ambos reaccionamos estando sentados sobre el pasto frente al lago y ambos con mirada incrédula y confundida nos sentamos frente al lago de nuevo sin hablar perdiendo la mirada en los ciervos que ahora jugando desaparecían por el bosque.


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Aqui les dejo este capitulo que en lo personal es de los que mas gusta espero les guste... el primer beso de Nuestro querido professor Snape


El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora