Recuerdos por revelar

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A la par el tenue bosque verde vio con cariño los abismos negros que observaban con algo más que ello en su mirada.

En lo que resto del día la alegría que sentía por dominar la ocluamancia se vio totalmente opacada por la felicidad de verme reflejado por primera vez en los pozos verdes que tanto me gustaba ver, esto provocó el descontento de mis amigos puesto que no sabía con exactitud de que hablaban.

-severus ¿qué rayos te pasa?

-¿tendría que pasarme algo?

- llevamos media hora tratando de que nos digas lo que leíste en el ese estúpido libro.

De pronto comprendí que estaba siendo demasiado tonto.
-no hay mucho que contar, supongo que lucius los debió informar de lo que me paso con ese libro.
Pero una sombra de duda salió a resplandecer respecto a lo que les decía formando una siniestra mueca en cada uno de ellos, las cuales no lograba intimidarme en lo mas mismo.
-ese libro estaba maldito y me mando a la enfermería no se por cuanto tiempo.
-no puedo creerlo ese bulto de hojas y tinta seria nuestro pase a ser los mas grandes magos de magia oscura, al fin seriamos dignos de servirle al señor tenebroso.- Dijo para todos mulciber.
-¿solo para eso querías el libro, mulciber?
- ¿cómo que solo para eso? es un honor servirle al señor tenebroso, severus. Mi padre dice que solo los mejores magos tenebrosos del mundo Son capaces de servirle pero muy pocos obtienen su confianza.

Me parecían casi inauditas las adulaciones que le hacían a una persona que jamás habían visto con sus propios ojos. El hecho de que solo los mejores magos estaban de su lado me orillo a querer ser yo uno de ellos, o mejor aún, el mejor de ellos.
-tu. ¿Tu padre tiene alguna conexión con el señor tenebroso? Exclame con incredulidad.
-desde luego que sí, él ha sido de sus más fieles sirvientes, desde que tenía dieciocho años de edad para ser mas exactos.- espetó socarronamente mulciber.
Este comentario causo vehemencia entre mis amigos subiendo con ello el poco ego de mulciber que ataba afanadamente su cabello en una coleta de cabello negro.
A lo pronto el señor tenebroso se convirtió en el tema principal de todas las conversaciones de ese día en adelante.
La semana paso tan rápido que no me percaté de que mañana seria la excursión a hosmade, es por ello que adelante mis labores para estar libre para ese día. Estando solo en la biblioteca a altas horas de la noche terminé el ultimo pergamino de historia de la magia y me quede leyendo el libro de artimancia, no se de qué manera esa materia me pareció increíble, al igual que magia antigua. Siempre me gusto estudiar en Hogwarts era como reencontrarse por los rincones con todos las personas que alguna vez ahí estudiaron.
Aún era tempano y no tenía nada que hacer, todo mundo estaba adelantando labores para ir mañana a hosmade, después recordé que no conocía en su totalidad el castillo y me encamine planta arriba para ver los sitios que me faltaba por recorrer, las esclareas cambiaban constantemente y en un intento de ir a el último piso termine en una puerta vieja y llena de arañas, el sitio causaba repulsión más que cualquier otra cosa, y abrí la puerta, esta llevaba a un largo pasillo que tenía grandes ventanales de vidrio y cortinas rasgadas, además tenía una sala enorme al final de este, estaba desprovista de muebles y cubierta por una enorme capa de polvo y telarañas. Mi curiosidad no pudo mas que yo y cerré la puerta, aun con la curiosidad colmando mi ser.
Baje en cuanto pude por ya que todos los alumnos grifindor y revenclaw venían subiendo rápidamente las escaleras. En el trayecto me encontré a Lily que subía afanadamente las escaleras con una enorme tumulto de libros.
-¡Lily!
-¡sev! Expreso Lily desganada.
-te vez mal ¿necesitas ayuda con eso?.- dije refiriéndome a los libros.
-podrías. dijo dándomelos.
pocas veces había subido hasta la torre de grifindor, me parecía tedioso, pero esta vez me fue más agradable por la compañía de Lily. Después corrobore por mi mismo por que era preferible no hacerlo, cuando escuche la fastidiosa voz de James alardear con prepotencia entre todos.
-¡apártense de mi camino! Expresaba socarronamente este, con su séquito de seguidores tras el.
-¡mira quien está aquí! dijo con sorpresa fingida sirius black.
- ¡pero si es quejucus! Con la señorita Evans.- expreso con burla.
-¿Qué quieres Potter? Expresé con repulsión.
-nada, quejicus. La pregunta sería que haces tú, tan lejos de las mazmorras.
-no es asunto tuyo, ¿no crees?
-¡tranquilo! No tienes idea de con quien estas hablando.
-claro que lo se.- dije con sarcasmo.- con un tonto niño mimado por sus padres sin talento para la magia.
Esto causo que el ego de Potter se viese pisoteado.
-al menos tengo unos que me quieren y no me piden que me quede la mitad del verano en Hogwarts.
Eso sin duda fue un golpe bajo, no sé qué sería en esos momentos de mi si la profesora McGonagall no hubiese llegado a ese sitio. Quizás estaría otro mes castigado o en Askaban por hacer la maldición crusiatus a Potter.
-¡todos los alumnos de tercer año pongan todos atención por favor!. Como la gran mayoría sabrá, mañana será la excursión a hosmade, les pido a todos tengan su permiso firmado a la mano, partiremos a las 10:30.- potter
-¡quejicus!. Dijo en voz baja Potter.
-señor Potter es de muy mal gusto llamar por sobrenombres a sus compañeros.- señor Snape debería regresar a su sala común estas no son horas para andar por los pasillos.
-ya oíste quejicus. Dijo socarronamente.
-¡señor Potter!.- bufo la profesora McGonagall.  Cinco puntos menos grifindor hasta que aprenda a tratar a sus compañeros con respeto.
En mi rostro solo se dibujaba el mas profundo desagrado y desprecio hacia james Potter y Lily siempre a mi lado conteniendo las ganas de golpearlo.
-entonces nos vemos mañana para ir a hosmade, Lily.
-adiós sev.- solo sonrió y subió apresuradamente las escaleras.

Camine tan rápido como me fue posible y llegue hacia la sala común que estaba llena, todos los más grandes se notaban emocionados por la próxima excursión hacia hosmade, Lucius comentaba que era un respiro para poder liberarse un poco de los exámenes. Otros tantos lo veían como una excusa mas para seguir con su ocio y comprar cuanta tontería se encontraban.
Poco a poco la sala común empezó a estar desprovista de personas y me dispuse a dormir.
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Muy bien aqui les dejo un nuevo capitulo de nuevo una diculpa por la demora. A petición de algun@s lectores estoy mejorando un poquitín la ortografía pero como comprenderan es difícil cuando escribes en celular. muchas gracias por sus comentarios y recomendaciones muchas gracias❤

El diario del Príncipe mestizo   Tomo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora