Christian dejó su moto donde siempre y busco con la mirada a Anastasia, pensando que le había esperado, pero no. Se acercó a su cabaña, vio que aún estaba despierta y pensó en entrar, pero ella apago la luz, se aproximo a la ventana y escucho unos débiles sollozos. Su corazón se rompió al escucha llorar a la mujer que quería.
- ¡Firmes! - Grito el Sargento.
Todos estaban a la hora y el lugar acordado. Se figo en la soldado Steele y pudo notar que sus ojos estaban un poco rojos y el azul de sus ojos eran más claros de lo que normalmente eran. Estuvieron toda la mañana dando vueltas en un recorrido, donde consistía en: arrastrarse por el barro, saltar vallas, correr, trepar y todo esto hacerlo en el menos tiempo posible.
- ¡Sois todos unos inútiles! Niños de 10 años lo hacen más rápido que vosotros. - Gritaba cada dos por tres. El pelotón que le había que tocado no era malo y para ser la primera vez que hacian ese recorrido lo hacían bastante bien.
Se fijo en Ana y ocultaba la pequeña sonrisa que se le escapaba, cada vez que ella pasaba corriendo. Lo hacía bastante bien, se esforzaba al máximo. Se sentís orgulloso de ella. Pero se recordaba una y otra vez los pequeños sollozos que escucho la noche anterior. La hora se acabo y los mando a las duchas. Todos habían quedado echos una mierda con todo el barro que se les había quedado.
Anastasia, se sentía mejor, respecto a la noche anterior. Habían pasado dos días, desde que llego a Pendleton, pero con tantas emociones, sentía que estaba desde hacía mucho tiempo.
Entraron en las duchas y agradeció de que estas estén separadas por sexos. Se limpio toda y aunque el agua no salia muy caliente como a ella le gustaba, disfruto mucho de la ducha.
Se pusieron un uniforme limpio y las tres compañeras se dirigieron al comedor, donde si mal no recordaba Anastasia, hoy tocaba macarrones con queso.
- ¡Muero de hambre! - Se quejaba Hannah, mientras cogía una bandeja.
- Y yo - Dijo Ana.
Las tres se sirvieron una gran cantidad de comida y se sentaron al lado de una de las ventanas del comedor.
- ¡Hoy casi nos matan! - Dijo Olivia, mientras daba un trago a su vaso de agua.
- Yo estoy que me muero de sueño, nunca más vuelvo a salir. - Decía Hannah con la boca llena de comida.
Ana se alegraba de haberse ido a dormir más pronto que ellas, aunque las circunstancias no fueran las que le hubieran gustado.
- ¿Hey, chicas nos podemos sentar? - Mike y los dos chicos de ayer estaban esperando una respuesta.
- ¡Sí, claro! - Respondió Hannah, muy alegre al ver al pelirrojo de Mike
Mientras los cinco hablaban animadamente, Anastasia decidió disfrutar de su comida y mientras tanto veía a otros soldados entrenando, corriendo, saltando... No le interesaba lo que estaban diciendo sus compañeros, estaba más a gusto sola, con sus pensamientos. Hasta que escucho, que hablaban del hombre que deseaba.
- Es muy guapo - Decía Hannah.
Ana presto toda su atención a sus compañeros.
- Ese malnacido es guapo, pero no tanto como yo. - Dijo Phil, adulándose a si mismo.
- Quiero comenzar las clases de resistencia en el agua... Con el sargento- Olivia se puso roja al decir esas palabras.
- Yo si quiero verte a ti con un bañador. - Dijo el otro amigo de los chicos.
- Aghh, cállate David.
- Y tu Anastasia que opinas de nuestro queridissimo Sargento - Hizo su típico gesto de levantar las cejas y eso a Anastasia le causaba mucha gracia.
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La amo, Soldado
RandomAño 1976, acaban de aceptar a las mujeres en la marina. Anastasia Steele una joven que acaba de graduarse en la universidad, quiere cumplir el sueño de su padre, que esta a punto de morir. Ella se alistara en la marina, como una de las primeras muje...