Capítulo 21

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La tarde con Cora había sido amena. Christian la noto tranquila respecto la primera vez que la vio en el avión. Y Anastasia y ella habían forjado una amistat.

Los tres estaban sentados en la terraza de un restaurante, hablaban de todo y nada a la vez. Ella les contaba todos los sitios de donde había estado, ser azafata de vuelos te llevaba a la otra punta del mundo. Ana estaba fascinada con todos los lugares que ella había pisado. Con suerte Ana a su edad ya había salido del país, pero su lista de países se quedaba muy corto comparada con la de Cora.

- ¿Pero exactamente en cuantos países has estado? - Preguntó la ex-soldado.

- 26 países, querida. Digamos que he de estar continuamente en movimento. Pero me alegro de estar aquí con vosotros tomando una copa en mi ciudad.

- Son muchos países... - Susurró Christian.

- Sí. - Se limitó ha decir Cora, ella estaba más pendiente en Anastasia.

Cuando la velada se acabo, la azafata se despidió y se marchó para su casa, ahí le esperaba alguien especial...

- Es simpática. - Comenzó hablar Anastasia, mientras se dirigían a su hotel caminando.

- Sí, lo es. - Dijo Christian, mirando al frente.

- Y guapa. - Ana estaba un poco celosa de Cora.

Aunque esta nunca mostró interés por su novio, sentía que él si lo hubiera hecho. Christian durante todo el tiempo que compartieron con Cora estuvo ausente, decía pocas palabras y no prestaba atención a lo que decían. Se mostró observador y pensativo. Y esas causas la llevaron a pensar que Christian se sentía atraído por ella, cosa que no era.

- ¿Ella te gusta? - Preguntó de golpe, Ana. No era de esas personas que se matan el coco pensando, sobre si su novio pensaba en otra.

- ¿Qué? - Christian, no podía creer que lo que ella estaba preguntando, ¿Acaso lo que hemos vivido juntos, no le ha demostrado que yo solo tengo ojos para ella? - Mi amor, yo solo te quiero a ti. Nadie se puede comprar contigo, ni en el color de pelo. Tu eres única para mi y eso no puede cambiar.

- Entonces si no es eso, ¿que pasa? - Su vena de novia un poco celosa se desinfló, pero sabía que algo en Le pasaba a Christian.

- Mejor cuando lleguemos al hotel, pequeña. - Le beso en el pelo y la abrazo.

Cuando la cerradura de la puerta del hotel se abrió, Ana cómo siempre se tiró en la immensa cama de matrimonio que había allí. Christian em cambio se fue directo al baño, para llenar la bañera de agua y ponerle algún aromatinzante que había ahí.

Anastasia escuchó el agua correr y una bonita sonrisa aprecio en su rostro. Ya se imaginaba lo que estaba haciendo su novio. Ella para no retrasar más el momento cogió un albornoz que estaba colgado en el armario, se quitó toda la ropa y se lo colocó.

Abrió la puerta del baño sigilosamente. Christian tenía la mano dentro de la bañera para que el agua no estuviese ni demasiado fría, ni demasiado caliente. Cuando Anastasia tocó la espalda de su novio, este no pudo reprimir el susto que le dio. Ana ese momento se comenzó a reír, como si su vida dependiera de ello.

- ¡Deberías haber visto tu cara! - Dijo Anastasia entre risas.

- Dios, Ana me pudiste haber matado del susto.

- Bueno Sargento, - La ex-soldado acortó los pocos centímetros que les separaban seductoramente. Le planto un beso en la boca y mientras los dos disfrutaban de ese gran beso ella se quitó el albornoz quedando completamente desnuda. - ¿Ya está lista el agua?

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora