Capítulo 17

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Ana, nuevamente se despedía de su familia, para poder ir al campamento Pendlenton. Christian se había ido antes, por diferentes asuntos. Y esta vez Ana debía volver sola.

- Te echaré de menos. - Grito Kate desde la puerta.

Ana sonrió y se metió en el taxi que la llevaría al aeropuerto. Esta vez decidió volar, porque viajar en tren se lo reservaba para ir con Christian.

Todo el trayecto en avión fue bien, no hubo complicaciones ni nada por el estilo. Ana llevaba su petate en la espalda y todos alrededor la miraban mal, ella se sentía intimidada por esas miradas que no comprendían como una mujer tan guapa o simplemente una mujer, estaba metida en el trabajo de un hombre.

Salió del aeropuerto e intentó parar un taxi, pero había tanta gente que todos ya estaban cogidos. Miro la hora en que salía el próximo bus y le quedaban 10 minutos de espera...
Una mano se poso en su cadera y la giro bruscamente, no pudo decir nada porque unos labios que reconoció la atraparon en un beso.

- ¿!Christian!? - Dijo asombrada y avergonzada.

- Que, solo vengo a buscar a mi chica. - Él vestía con una chaqueta de cuero y unos vaqueros oscuros, tenía unas gafas de aviador que le quedaban estupendo.

- ¿No, no deberías estar en el Campamento? - Preguntó Ana mirando por todos lados por si veía a alguien conocido que le pudiese haber reconocido.

- Bueno, no hay mucha gente ahora a si que no habído problema, para escaparame. ¿Nos vamos o nos quedamos?

Ana estaba asombrada, no sabía cómo había podido enterarse de a que hora llegaba su avión ya que ella no le dijo, almenos eso recuerda.

Caminaron hasta llegar al coche que había alquilado para el momento. Él estaba feliz, habían pasado dos días sin Ana, nunca había experimentado esa sensación de estar lejos de alguien que verdaderamente te importa tanto.

Christian recorrió la carretera, pero se desvío de camino, no iba hacia el Campamento, tenía una pequeña sorpresa para Ana. Ella se había quedado dormida en el coche, eran la ocho de la noche y solo quería llegar y rendirse en esa cama; estrecha, dura y pequeña del Campamento Pendlenton.

Cuando despertó no estaba en esa fea cama de su cabaña, al contrario estaba en una donde la sábanas eran de seda y las almohadas las más suaves... Miro a su alrededor, estaba en una habitación muy bonita y grande, su mirada se desvío a una figura que estaba sentada en una butaca y en la mano derecha tenía un vaso...

- ¿Sabias que roncas, nena? - Dijo Christian, claramente divertido.

- Yo no ronco, nene. - Contestó Ana, no creyéndose lo que le decía su novio.

- La próxima vez grabaré... - El Sargento se levantó y se aproximo a ella.

Sin más demora beso suavemente sus apetitosos labios. La soldado pudo reconocer que lo que estaba bebiendo él, era bourbon.

- ¿Dónde estamos, Grey? - Preguntó Ana un poco exitada.

- En la casa de un amigo, él ahora está de vacaciones y me la ha prestado hasta mañana. Quiero pasar un buen momento con mi novia, antes de volver a fingir que tu no eres mía.

Ana sonrió y atrajo a Christian, ella estaba debajo mientras él recorría con sus grandes manos su delicado y hermoso cuerpo.

Ana se dió cuenta que sólo llevaba las bragas y una camiseta que supo por el oler que era de su chico.





Habían pasado toda la noche haciendo el amor, disfrutando de cada rincón del cuerpo de su amante. Eran las cinco de la madrugada, cansados los dos se dispusieron a dormir.

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora