Capítulo 4

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Todo paso demasiado rápido para Anastasia, en un momento estaba en su clase, impartiendo teoría, hasta que maldijo mil y una veces al profesor por haberla escogido para ir al despacho de Christian a no se que hacer... Con las manos temblando y los pies que no la sostenían, fue hasta el despacho de su Sargento. Gracias a la amabilidad del profesor que le hizo un pequeño mapa en una hoja, no se perdió... Y pum, entra y el Sargento la besa.

Por un momento Anastasia toco el cielo con los dedos. Estaba feliz de sentir los carnosos labios de Christian. Pero como buena chica que era se separó muy despacio. Apoyó la cabeza en el pecho de Christian y suspiró. Este la abrazo con fuerza.

- Sabes que esto, esta mal Christian...

- Lo sé y no me importa. - La abrazó más fuerte. Quería recordar este momento, Anastasia entre sus brazos.

- Debo irme. Firma esto, porfavor. - Muy a su pesar se separaron.

Le tendió el informe y Christian firmó. Ana se dió media vuelta y se fue por donde había venido.

Ella caminaba regreso al aula donde la esperaban. Y sonrió, él si que la quería. Se toco el labio inferior, que estaba rojo e hinchado. Quería estar con Christian, si los dos estuvieran en otra situación, estarían juntos. Pero la vida no lo quiso así, almenos ahora.

Entró en aula y le entregó el papel al Senyor Smith. Este le sonrió, le recordaba a su hija, que muy pocas veces la veía. Sin duda Anastasia mostraba interés en lo que el viejo enseñaba y acabaría siendo la favorita del Sargento Smith, como lo es del Señor Grey. La classe acabo, hoy solo era introducción de lo que harían. Había teoría de todo... Lo que más fascinaba a Anastasia eran los barcos. Sobre todo un modelo en especial, el bergantin español.

Salió del aula acompañada de sus amigas y seguidas de Mike y Phil.
A Ana comenzaba a irritarles, iban a todos los sitios con ellas.

- Ese viejo amargado, me hará suspender el año. - Decía Phil. - Odio a los profesores.

- A mi me cayó bien. - Dijo Anastasia, intentando defender al profesor. Él no tenía la culpa de que tuviese alumnos tan estúpidos como Phil. - Me parece que es una persona culta y lo poco que ha explicado hoy, lo he entendido.

- ¡Bien! Entonces ya se quien será mi profesora particular.

- ¿A sí Phil? - Dijo Anastasia con vez melosa. Se acercó un poco, pero solo un poco, a él. - Entonces espero que tengas 50$. Que es lo que cobro por media hora.

Rió y se fue andando más deprisa.

- ¡Serás mía, Anastasia Steele, mía! - Grito Phil bromeando.

Y justo en ese momento, Christian escuchó lo que dijo el pelele de Phil Collins. No bonito, Ana es mía, solo mía. Pensó. Aunque Collins dijo ese comentario en broma, el Sargento Grey se lo había tomado en serio.

Vio la frágil silueta de Anastasia desaparecer en su cabaña. Sus amigos fueron directamente al comedor a por su cena. Grey aprovechó de que Ana estaba sola, a si que entró en su cabaña. Estaba distraída repasando, los poco apuntes que había echo hoy. Así que no se dió cuenta de la presencia de Christian.

- Eres mía Anastasia. - Susurro Este muy cerca de la oreja de Ana.

Ella gritó del susto. Christian río y le agarro la mano, la arrastró por casi todo Pendleton, hasta llegar a lo que parecía una pequeña cabaña. Abrió la puerta con la llave y entraron. Era un almacén donde se guardaba la cuerda, para hacer los nudos.

Nadie se dió cuenta que el Sargento Grey y la soldado Steele estaban solos, bastante apartados del resto.

El la empotró contra la pared y como dos salvajes se besaron con desesperación. Los dos se necesitaban, como cualquier pareja enamorada, pero enamorada de verdad. Ana enrollo sus pierna alredodor de la cintura Christian. Este se volvió loco ante el gesto de ella. Ana podría parecer dulce y delicada, pero cuando le ponían cachonda, podía ser la más traviesa de todas.

Entre jadeos se separaron, se miraron a los ojos y sonrieron. Estaban echos el uno para el otro.

- Ahora si Anastasia, resolveremos lo que pasa entre nosotros.

- ¿Que es lo que exactamente, debemos resolver?

- Que desde que te conozco no he parado de pensar en ti, la primera vez que te ví, prácticamente me robaste el corazón. No se como en tan poco tiempo he llegado amarte tanto.

Anastasia se ruborizo, nadie le había dicho algo tan hermoso. Bueno un novio que tubo, lo más romántico que le dijo fue: - Te amo, Anastasia, amo el pastel de chocolate que haces - Y el primer te amo iba hacia el pastel, no a ella.

- Christian mis sentimientos hacia a ti son los mismos que tu sientes por mí.
Pero, creo que lo nuestro no se puede. Te quiero y me aterra los sentimientos que aún surgido tan rápido entre nosotros.

Se abrazaron, él creía tener la solución perfecta para su romance, pero no era muy decente, que digamos. ¿A quién le gusta esconder al amor de su vida? Pero parece que de momento esa era la única solución, tener una relación a escondidas.

- Leeré las normas Anastasia, aún no sabemos exactamente si podemos estar juntos, sin que nadie de arriba se oponga.

Se volvieron a besar, pero ahora con delicadeza. Habían llegado a una especie de tregua, todos los días a las 9 de la noche, quedarían en este mismo lugar. El tiempo que estarían juntos, sería poco, por eso lo aprovecharían al máximo.

- No dejes que nadie te toque, Ana. Lo que ha dicho hoy Collins... Ha echo que me hierva la sangre. Tampoco dejaré que nadie te haga daño.

- Irónico Sargento, usted es el que me hace arrastrarme por el suelo...

Christian ladeo la cabeza y se le vino a la mente una pregunta, que le mataba de curiosidad.

- ¿Porqué te apuntaste a la Marina? - Dijo Christian con mucho interés, quería saber el motivo por el cuál, la mujer más bella que había visto, estaba en el Campamento Pendleton.

- Mi padre... Era Marine... Él siempre quiso tener un hijo, ya sabes para que pueda ir a la Marina y siga los pasos de mi padre. Pero no, tuvo dos niñas. Kate, mi hermana mayor y yo. Ella tiene 28 años, y yo... ¿Adivina cuántos años tengo?

Christian sonrió, ya sabía la mitad de las cosas que ella le había dicho, el primer día cuando la vio, la investigó.

- Tienes... 25 años.

- Sí... - Dijo Ana sorprendida. - ¿Y tu?

- 27 años, y también tengo un hermano, que tien la misma edad tuya, y mi padre también fue... Bueno sigue siendo Marine. Tiene 56 años y aún sigue en esto.

- A mi padre me hubiese gustado seguir trabajando, pero le detectaron una enfermedad bastante grave. - Bajo la cabeza pensando en su amado padre, se sentía triste al no poder estar a su lado, pero estaba cumpliendo uno de sus sueños. - Él quería que una de sus hijas fuera enfermera en la Marina... Pero ni Kate ni yo... Estábamos preparadas para eso. Prefiero mil veces esto, que ser enfermera. Bueno en resumen, estoy aquí para cumplir el sueño de mi padre, que una Steele se gradué en la Marina.

A Christian le gustó el motivo. Era bonito que una hija hiciese orgulloso a un padre.

Sin que nadie los viernes se despidieron con un beso. Y cada uno volvió a sus respectivas habitaciones.

Anastasia entró a la suya y vio la hora solo habían tardado media hora, en hablar. Sacó una pequeña bolsa de patatas fritas que escondía al fondo de su petate y se la comió.

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora