- Sí, has oído bien papa. - Dijo Christian a punto de perder la paciencia.- No me lo puedo creer Christian, ¿¡Vas a renunciar a tus principios solo por una cara bonita!? - Preguntó su padre enfurecido.
- Sí y tu me inculcaste "estos principios", padre. La única manera de poder estar con ella era que los dos estemos aquí, en el Campamento Pendleton, pero como me iban a trasladar, lo dejo.
- No sabes de lo que hablas hijo, vete a New York acaba tu trabajo, hasta ese entonces Anastasia también habrá acabado su formación.
- Papá, ¿Es que no lo entiendes? Quiero dejar este mundo, irme a vivir lejos de aquí con Ana, con la persona que más amo en esta vida. No te estoy pidiendo permiso, te estoy informando.
- Esta bien hijo, pero quiero que tengas bien claro que no te apoyaré económicamente.
Christian estuvo de acuerdo con eso, tenía dinero ahorrado, venía de una familia adinerada y en la Marina pagaban bastante bien. Pero por otro lado, se entristeció porque su padre no veía bien su decisión.
Tanto Ana como Christian renunciaron a sus respectivos "trabajos".
Anastasia ya había comunicado a sus padres que dejaría la Marina y que se iría lejos, bien lejos. Su padre puso el grito en el cielo, pero lo entendió. Y Kate también se emocionó cuando la soldado, le contó toda la historia de amor con su Sargento.
Dos días después los dos estaban en un avión rumbo a Atenas. Harían un super viaje a Europa. Comenzando por Grecia y acabando en Rusia.
Esto lo había planeado Christian y Anastasia no tenía ni idea.
- ¿Estas cómoda, nena? - Dijo Christian mientras pasaba un brazo por sus hombros.
Anastasia tenía los ojos cerrados disfrutando de el momento. Estaban ellos dos juntos sin nadie que les pudiese separar.
- Sí, mi amor.
Una parte del Sargento se derritio al escuchar esas simples palabras pero llenas de sentimientos sinceros.
Una azafata se acercó a ellos, Ana poco a poco se quedó dormida.
- ¿Necesitan algo, señores? - Está no dejaba de mirar a la bonita chica que que abrazaba Christian.
- Emm... Sí, señorita. - Dijo el Sargento, un poco incómodo con la mirada de deseo que tenía la joven azafata hacía Su novia. - Quisiera una botella de agua, porfavor.
Y por primera vez desde que se acercó a ellos, la chica miro al señor Grey, fabricó una sonrisa y asintió con la cabeza.
Cuando estuvo de vuelta, se encontró con que Anastasia charlaba animadamente con su novio y a la azafata se le paso una descabellada idea por la cabeza.
- Aquí tiene señor. - Christian le agradeció y hizo un gesto para que se retirase, peero la azafata no se movió y se limitó a preguntar. - ¿Necesitan alguna cosa más?
- No... - Iba decir el Sargento Grey...
- Yo sí, señorita. Un agua con gas, porfavor.
Esta vez, no fabricó una sonrisa. Se la regalo y se fue a traerle lo que había pedido. Cuando Ana tuvo su botella, le agradeció, pero esta no se iba y volvió a preguntar.
- ¿Se quedarán en Atenas mucho tiempo? - Preguntó mientras se sentaba en el asiento de al lado.
El avión iba medio vacío, era de noche y los pasajeros dormían.
- Em... No sólo una semana. - Christian no estaba muy seguro de haber revelado esa información, ya que debía ser una sorpresa lo del Tour de Europa.
- Yo les puedo enseñar la ciudad si lo desean... - Dijo la azafata. Siempre mirando a la dulce señorita Steele, aunque de vez en cuando miraba a su acompañante, par no levantar sospechas.
- ¡Ohh, eso sería fantástico! - Exclamó Anastasia. - Dime, ¿Cómo te llamas?
- Mi nombre es Cora y soy de Atenas, me conozco muy bien la ciudad y los próximos días estaré sola... Hasta que llegue mi... Hermano de sus vacaciones, he visto que sois una gran pareja... Y no se que hacer los próximos días...
- ¡Me parece estupendo! - Medio chilló Anastasia.
- Perfecto - Dijo Cora.
Seguidamente ella se retiró con la excusa de atender a los demás pasajeros, pero que dentro de un rato volvería a venir para acordar los detalles.
- Ana, ¿estas loca? - Christian estaba enfadado, no le gustaba esa mujer, por más simpática y guapa que pudiera ser.
- ¿Qué, qué pasa?
- No conocemos de nada a esa mujer.¿Y si nos quiere hacer daño? ¿Y si nos lleva algún barrio... Chungo? ¿Y si cuando durmamos nos quita los órganos? ¿Y si..
- Podemos dejar los ¿Y si.. Para otro momento. Mira Christian, mi sexto sentido me dice que no pasará nada. Podemos confiar en esa mujer, trabaja en una aerolínea, no puede ser mala. Alemenos a mi no me lo parece.
Pues tendrías que ver como te mira, eso da miedo. Ni los hombres del Campamento te miraban con ese deseo... Anastasia.
Quiso decir Christian, pero se lo guardo para él. Porque no le quería llevar la contraria y porque confiaba en ella y si Ana decía que era buena, es que posiblemente tendría razón... O no...
Minutos después Cora se volvió a reunir con la pareja, para ultimar detalles. Ella les había ofrecido quedarse en su casa, pero prefirieron quedarse en un hotel y a sí no perder la reserva.
Cora tenía su coche en el parking del aeropuerto, eso era raro. Porque en esos tiempos era un poco extraño ver a una mujer tan joven conducir. Ella también se ofreció a llevarlos a su hotel está vez si que aceptaron, la azafata les dio su número de su casa, por si tenían algún problema en el Hotel.
- ¿Este es tu coche? - Preguntó Christian asombrado.
- Sí. - Dijo Cora con mucho orgullo.
Su coche era un Ford Mustang de color gris. Precioso.
- Es increíble.
Dejaron las maletas y se subieron al coche, Ana se puso atrás, mientras que Cora conducía y Christian le indicaba.
- ¿Y desde cuando os conocéis, chicos?
- Desde... Más o menos 5-6 meses ¿no? - Dijo Anastasia.
- Sí, 5 meses. Pero me ha parecido que ha sido mucho más tiempo. - Acabo de decir el Sargento.
- Debe ser bonito tener un relación como la vuesta.
Llegaron al Hotel. Cora los había dejado ahí y se marchó habían quedado para dar una vuelta por la ciudad por la tarde. Ya que los tres estaban agitados del viaje. Eran las nueve de la mañana y su nueva amiga no vendría hasta las 4 de la tarde.
Se registraron en el hotel y nada más entrar en la habitación, la pequeña Steele se tiró en la cómoda cama de su hotel de cinco estrellas.
- ¡Me encanta!
Christian se tiró encima de Ana aplastandola.
- Y tu me encatas a mi... - Susurró este, cerca de su oreja, provocando un cosquilleo a Anastasia en esa parte.
Se tumbaron en la cama y no se despertaron hasta la hora de comer.
Por la tarde Cora se presentó puntual y lista para enseñarles la ciudad y otras cosas...
* * * * *
Hola, ¿Cómo están?
Espero que le haya gustado el Capítulo, pronto subiré otro, pero no me crean mucho...
¿Que creen que pasa con Cora?
Voten y Comenten.
¡Un besazo, muakss!
Su amiga y vecina Paula
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La amo, Soldado
RandomAño 1976, acaban de aceptar a las mujeres en la marina. Anastasia Steele una joven que acaba de graduarse en la universidad, quiere cumplir el sueño de su padre, que esta a punto de morir. Ella se alistara en la marina, como una de las primeras muje...