Capítulo 15

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Entre besos, risas, caricias y más, Christian depósito a Ana en la cama. Se podía escuchar la música del salón y como la gente hablaba, pero para ellos eso ya no existía...

- No me dijiste que tu hermano esta saliendo con mi hermana. - Dijo Ana, con la excusa de coger aire. Porque aunque esto fuese bonito, ella necesitaba respirar.

- Yo no lo sabía... - El Sargento volvió atacar sus labios.

Ana comenzaba a desabrochar la camisa que tan bien planchada llevaba, Christian comenzó acariciar su piel por debajo del vestido. Y cuando menos se lo esperaban los dos estaban desnudos en la antigua habitación de él.

- ¿Quieres seguir, Ana? - El Sargento Grey deseaba hacerla suya, pero tampoco quería presionarla.

- Sí. - Una palabra, que lo decidió todo.

El Sargento ya estaba preparado para entrar dentro de ella, pero había un inconveniente. El preservativo.

- No tengo condones aquí... - Dijo Christian con cierta vergüenza...

Estaban a punto de hacerlo, pero pensando con la cabeza fría, Ana no se podía quedar embarazada, almenos ahora no. A el Sargento se le ocurrió que su hermano seguramente tendría en su habitación, que estaba enfrente de la suya. Christian sin decír nada se levantó y salió corriendo de su habitación, desnudo, dejándo a Anastasia con ganas y en mitad de la cama, sin que nada la cubriese.

El Sargento cruzó a una velocidad inimaginable, la pequeña parcela que separaba su habitación de la de Elliot. Entró y buscó en los cajones de su escritorio. Encontró dos. Abrió la puerta miro hacía la derecha, luego hacía la izquierda y corrió nuevamente a su habitación, con los anticonceptivos.

- Ya estoy aquí. - Levantaba los condones con orgullo.

Pero pareció no percatarse que había echo esa pequeña aventura desnudo.

Anastasia se quedó perpleja y se rió. Su novio había salido de la habitación desnudo, para conseguir condones... El Sargento Grey estaba sin ropa alguna que pudiese tapar su gran pene erecto. Ana se levantó de la cama, le quito el condón de las manos, tiró uno al escritorio que había ahí. Rasgo el preservativo y sacó el condón, tomo entre sus manos al "mini" Christian y deslizó el látex.

- No soy virgen, pero tampoco he follado muchas veces... - Ana le miraba desde abajo, se puso de pie y lo conducio a la cama...

- Bien, - Dijo Christian con voz ronca. - Pero a partir de hoy serás mía, nena.

Y en ese momento los dos fueron solo una persona, follaron duro pero con amor. Y para la segunda ronda, ya no follaron, hicieron el amor, Christian quiso amarla como se merecía y Ana recibió muy bien ese amor.

Hora y media después, los dos estaban tumbados en la cama, intentado recuperar sus cinco sentidos. Ana tenía todo el pelo despeinado y estaba colorada de tanta actividad física...

- ¿Quién es el desgraciado que ha estado antes, en mi ahora lugar favorito? - Anastasia rió ante esas palabras, pero Christian no.

- Está es mi tercera vez en mis 25 años... La primera fue muy rara... - Empezó a relatar Anastasia. - Era después del baile de graduación y mi actual novio solo entró la mitad de su pequeño pene y luego se corrió... Pasó algo parecido con un novio que tuve en la universidad, pero nos pilló su madre. Creo que esas dos veces no cuentan... ¿Y... Que hay de ti?

Christian se quedó más o menos satisfecho con su respuesta. En cierto modo él le había echo sentir el placer que ella tanto anhelaba y eso idiotas, no.

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora