Capítulo 22

3.4K 340 13
                                    


Christian y Anastasia, tras unos largos días en Atenas, tuvieron que dejarla. Se embarcaron en un tren donde recorrerían algunos países bálticos. Todos y cada uno de ellos preciosos.

Antes de marcharse se despidieron de Cora, ella estaba un tanto extraña, algo le había pasado, ya que cuando se despidieron por teléfono, tenía la voz rota.

En aquél tren rumbo a Roma, el Ex-sargento y la ex-soldado, estuvieron hablando de su futuro juntos, después de su gran viaje por Europa se quedarían en Liverpool, donde ambos buscarían trabajo y se quedarían a vivir ahí.

Unos cuantos días después, cuando llegaron a Roma, tuvieron la grata sorpresa de encontrarse con Elliot y Kate.

- Pero que coño... - Susurró Ana, cuando los vio.

- Si, si, hermana yo también estoy encantada de estar aquí. - Dijo Kate, mientras la abrazaba.

Estaban en mitad del andén de la estación de tren. Dando un espectáculo, ya que Kate no hablaba sinó gritaba.

- ¡Christian, hermano mío! - Elliot se lanzó hacía él mientras le daba un fuerte abrazo. - Te he echado tanto de menos.

- Oye, ¿estas bien? - Preguntó Christian, ya que no era normal tanto afecto por parte de Elliot Grey.

- Tengo un problema - Susurró su hermano, solo para que él lo oyera. - Kate esta embarazada... Y aún no estamos casados.

Ciertamente en esos tiempos estaba mal visto que una chica este embarazada antes de la boda, y más si la pareja venía de una familia adinerada. Los tiempos habían cambiado, pero no tanto.

- Felicidades, idiota. - Dijo Christian mientras le daba un puñetazo en el hombre, como símbolo de afecto.

Ya le hubiera gustado a él tener un hijo, pero Anastasia seguía un poco reacia a la idea.

- ¡¿Cómo que felicidades?! - Grito Elliot.

Y toda la estación de tren se lo quedó mirando.

- Es mejor que nos vayamos... - Intervino Anastasia.

Los cuatro llegaron al hotel, donde se instalaron y quedarón para la hora de cenar en el restaurante.

Kate, estaba contenta y asustada por su embarazo. Se habían "escapado" de Seattle, nada más saberlo. Buscaron a Ana y Christian, y acabaron en Roma. Kate necesitaba a su hermana, no quería decirle a su madre ya que ella pondría el grito en el cielo. Era un tanto extraño todo, Elliot, era el hombre se su vida. Los dos tenían un buen trabajo, ella como periodista y él como arquitecto. Pero, les asustaba las malas lenguas de la gente en Seattle, ya que media ciudad los conocía y los chismes a la pareja no les gustaba nada.

Ya en el hotel Christian se puso a pensar, sobre su nuevo sobrino o sobrina, él preferiría una pequeña niña para poderle dar todo. Ese mono que tenía Christian por tener un hijo no se le quitaba de la cabeza. Y pensar que su hermano obtendría lo que el tanto ansiaba le fustraba.

- Nene, en que tanto piensas. - Le pregunto Ana, cuando salió de darse una ducha.

Él, al verla, no pudo evitar pensar en una niña pequeña muy parecía a Anastasia y quizás con los ojos de el, seguramente sus hijos saldrían preciosos.

- En bebés. - Dijo Christian, ni corto ni perezoso.

Ella rodó los ojos. Ya habían hablado de ese tema. Aunque tenían dinero ambos, no era suficiente para mantener a un niño. No estaban instalados en ninguna casa y por ahora iban de hotel en hotel. La respuesta para ella era simple, no. Al menos por ahora.

- ¿Otra vez con el tema, Sargento?

- Sí, Ana. Lo primero que hagamos cuando tengamos un piso en Liverpool, será comenzar a fabricar un bebé. - Christian se levantó de la cama y la abrazó, le acariciaba la espalda.

Ana solo llevaba puesto un albornoz, sin nada debajo.

- Podemos comenzar a fabricarlo ahora si quieres, a mi no me importa, siempre y cuando en la fabrica se utilice protección. - Anastasia, lo deseaba. En el fondo ella también quería un hijo suyo.

Ya por la noche, los 4, estaban cenando en un restaurante cerca del hotel. Y como estaban en Roma, Italia, cenaba una gran pizza.

- ¿Elliot me pasas otro trozo, porfa...? - Dijo Kate, ya era el séptimo trozo que se comía.

Él, no quería discutir con su novia ya que las hormonas comenzaban a aparecer.

- Y que vais hacer ahora... - Christian, quería saber como se las apañarian, porque sabía que si su padre se enterase... Quizá el hijo de Kate nunca conocería a su padre.

- Hemos pensado casarnos, aquí. - Comenzó a narrar Kate todo el plan, que habían hablado con Elliot - Y volver a Seattle, decír que nos hemos casado, dos semanas después, decir que estoy embarazada. Y el niño será "prematuro" porque como nacerá un o dos meses antes de lo "previsto". Y nadie se enterará. ¿De acuerdo? - Miró fijamente a Anastasia y a Christian.

Ellos dos asistieron un poco atemorizados, era de esas miradas, que te dicen, hablas y no lo vuelves a contar. Sí, así era Kate Steele.

Después de la cena pasearon, por una Roma nocturna y muy bonita. Las dos parejas hablaban de todo y nada y se contaban anécdotas de cuando eran pequeños.

- ¿Y cuando os casareis? - Le pregunto, Ana a su hermana. Los chicos, se habían adelantado un poco y hablaban de pesca, o eso creían.

- De aquí cuatro días. Ya hemos hablado con un cura de una pequeña iglesia, a las afueras de Roma. Queremos que seáis los padrinos de boda.

- Nos encantaría, ¿Sabes que mama se enfadará mucho contigo, por no haber asistido a tu boda, no?

- Lo sé, pero prefiero que se enfadé, por una locura que he hecho y no por haberme quedado embarazada, antes de llevar un anillo en el dedo, me da miedo que rechaze a su nieto... - Dijo en voz baja.

- Mamá nunca haría eso Kate, nunca.

- Eso pensé yo... Pero el otro día oí que criticaba a una hija de una de sus amigas por estar embarazada... Y me aterroriza que ella... Bueno me rechaze a mi también. - A Kate se le humedecieron los ojos. Pero se recuperó pronto. - ¿Como te va con Christian?

- Muy bien, el es mi hombre, ¿Sabes? Es cariñoso, me cuida, me mima, me ama, y lo mejor es que cuando foll...digo hacemos el amor, es brutal. Pero el ahora quiere tener un hijo... Pero yo no estoy preparada, aún no.

- Parace ser que es el hombre, perfecto, pero debo discrepar contigo respecto al sexo. Elliot si que es una bestia en la cama. Es el mejor sin duda, y eso de que el tamaño no importa, bueno si que importa.

Más adelante, los hermanos Grey, se ponían al día.

-¿Sabes que papa esta muy enfadado contigo, no? - El padre de los hermanos Grey, no se lo había tomado muy bien la renuncia de su hijo Christian.

- Bueno, pues para mi ha sido lo mejor que he podido hacer, Ana es mi vida. - El Ex-sargento, no se arrepintia de haber dejado la marina, por su chica.

- Ya sé nota, se os ve muy bien juntos.

- Sí, pero, sabes te envidio. Vas a tener un hijo. Yo también quiero un hijo, especialmente una niña.

Elliot se rió, hace unos cuantos años, su hermano no quería saber nada de niños, pañales y vómitos, nada. El era un poco tiquismiquis con esos temas.

Después de un largo paseo por Roma los 4 se fueron al hotel a dormir, donde tuvieron una pequeña fiesta privada, en cada habitación...

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora