Capítulo 19

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Estaban echos polvo, la vida era cruel. Porqué, ahora que ellos podían estar juntos, de una manera que aceptaban, los que tenían que separar.

Se consolaron mutuamente, ninguno de los dos se querían separar.

- Ana, prometeme que si encuentras a una persona mejor yo, que te haga reír y hacerte especial, solo olvidame y sé feliz.

Anastasia tragó saliva, ¿Cómo era possible que él le estuviese diciendo eso? La soldado sin comprender nada le abofeteo.

- Escúchame Christian Grey, ¿Acaso lo que hemos vivido no ha sido suficiente para tí? - Respiró hondo y al ver que él estaba aún aturdido por el guantazo que le dio siguió hablando. - ¿Crees que me iré con el primero que pase y que te olvidaré a si de fácil? 

- Ana, no quise decir eso, interpretases mal mis palabras. Se que yo no soy perfecto, ahora yo me iré. Te amo, Ana Steele, eso ten lo por seguro. Eres una mujer muy hermosa, en todas y cada una de las cualidades, hay hombres mejores que yo, ahí fuera, se que me olvidarás Ana. - Dijo Christian, apuntó de llorar. - Yo solo quiero que seas feliz, y si no lo eres conmigo, quiero que... - Trago saliva, el simple echo de imaginarse a Anastasia, a su Ana con otro hombre, se le giraba el estómago. - Sólo se feliz, ¿si?

Ana dejo salir sus lágrimas, no le podían estar separando de su amor.

- ¿Y que pasa contigo, Christian? ¿Tu también me olvidarás?

Él le quito un mechón del pelo y acuno su cara entre sus grandes manos.

- Eres la única, Anastasia Steele, a la que podré amar algun día. Porque tu me has enseñado a querer. Quizás algún día vuelva, pero creo que ya será demasiado tarde como para retomar nuestra relación.

- Pero esperemos, Christian. Yo te puedo esperar...

Dijo Ana mientras se echaba a sus brazos en busca de consuelo.

- Pero cuando acabe mi trabajo en New York, me mandarán algún sitio en conflicto, Ana.

Ella se quedó en silencio, ya no quería hablar de nada. Si el se rendía así de fácil, ella no lucharía por algo que él no veía futuro.

- ¿Entonces se acabado, Sargento?

Él quería decír que no. Quería decirle que se fueran juntos a un país donde ni el inglés fuera conocido. Ellos dos solos, para siempre. Pero la cruda realidad le impedía decirle eso.

- Sí, soldado. - Christian le dio un último beso en la boca y se retiró de la cabaña.

Una lámpara volo en la habitación de Anastasia, rompiéndose en añicos. Ana estaba frustrada, rabiosa, indecisa, malhumorada, triste... No sabía como manejar sus sentimientos. Ayer eran novios y hoy, ya no son nada.

Al salir unas cuantas lágrimas rodaron de las mejillas del Sargento Grey. Se sentía estúpido.

Fue hacía su despacho, metió todo sus trastos en una caja y se la llevó a su habitación. Se quitó los zapatos, el pantalón y la camisa, se metió en la cama y deseo tener la mente en blanco, para dejar de pensar en su morenita.

Era un cobarde, quería luchar por Ana, pero una relación a distancia era duro. Dos golpes en la puerta resonaron en su habitación. Solo podía ser una persona a esa hora. Christian lleno de júbilo se levantó y abrió la puerta sin preguntar quién era.

- Sargento Grey, me han dicho que se va. - Dijo Martha la enfermera. - Y yo puedo hacer que esta última noche, para usted sea inolvidable.

Él abrió los ojos al ver esa tipaja, ella estaba contenta porque por fin podría tirarse a Christian y la vista que tenía le hacía estar más cachonda, no todos los días veías a un guapísimo Sargento en calzoncillos.

- Sí, y si no te importa, vete. - Él intentó cerrar, sin éxito, la puerta.

Pero de un momento a otro tenía a esa chica entre sus brazos intentandole meter la lengua hasta el fondo.

- ¿Que... Coño pasa aquí? - Preguntó la única voz que Christian reconocería en toda su vida.

- ¿A-ana? - Dijo él mientras intentaba separarse de esa bruja.

- ¡Vete mocosa! ¿no ves que estamos ocupados?

- Mocosa tu madre, ¡zorra de mierda! - Grito Ana mientras se acercaba a Martha y le estiraba de los pelos.

- ¡Cariño, haz algo! - Grito la enfermera.

Christian como pudo se deshizo de esa lagarta y Ana comenzó a practicar con Martha lo que le habían enseñanzado hasta ese entonces en ese campamento. Christian estaba orgulloso de su pequeña, pero tuvo que intervenir antes de que la soldado la deje sin costillas.

La enfermera como pudo se levantó y maldiciendo a todo quisqui se fue.

- Eso ha sido... Woow - Dijo Christian mientras se acercaba a ella.

Ana se ruborizo por el comentario, era todo un halago para ella que él le dijese eso.

- Yo...  Creo que tengo que decirte algo... - Anastasia se acerco un poco a él, mientras Christian también hacía lo mismo.

- Dime, pequeña.

- Vayamonos juntos Christian, lejos de aquí. Tu y yo.

La soldado había intentado imaginar un futuro sin él. Sin sus caricias ni sus besos y aunque esto sonase un poco egoísta, sin su pene. Cuando hacian el amor juntos, todo era perfecto. Y ella no podía imaginar estar con alguien si no era Christian Grey.

A sí que después de darle vueltas al asunto, Ana decidió, que si él no lucharía por su amor. Ella si.

El Sargento, dio dos pasos más acortando la distancia que los separaba. Le abrazó como si su vida dependiera de ella y así era.

- Sabes que no podemos, Ana. Tu no solamente eres importante para mi, si no también para tu familia, ellos también te necesitan, además estas aquí por tu padre, querías que él este orgulloso de ti. ¿Tan rápido has cambiado de opinión?

- Mi padre, esta bien Sargento. Él está muy bien, yo hacía esto también por mi, él entenderá mis motivos. Dejemos esta vida y vivamos juntos.

- Pero... Yo, Ana yo solo se hacer esto. No podría encontrar un buen trabajo para mantenernos.

La soldado hizo una mueca, ¿Eso era lo que le preocupaba? No poder encontrar un trabajo de oficina, no era el problema.

- Yo trabajaré, me ofende que pienses que sería yo la que se quede en casa limpiando y planchando, soy una mujer de armas tomar, Sargento, recuerdelo. - Dijo Anastasia muy orgullosa de si misma.

Christian también estaba orgulloso de ella, era una gran mujer. Y en ese instante se dio cuenta que había sido un completo gilipollas, por intentar dejarla ir.

- ¿Entonces, soldado, donde viviremos?

Ana busco sus labios, al oírlo. Lo beso y le recontrabeso.

- Donde tu quieras. Me da igual, solo quiero estar junto a ti.

- Gracias Anastasia Steele, por no dejarme y por hacerme ver que la mayor estupidez es casi haberte dejado ir.

* * * * *

Hola, espero que les haya gustado el Capítulo. A mi me ha gustado escribirlo. Se que es un poco corto, pero quería actualizar. Los siguientes capítulos serán un pelin más largos. ;-)

¿Que creen que pasará?

¿Y donde les gustaría que Ana y Christian, se fueran? 

Comenten y Voten.

Gracias, les quiero

Besos, muakss :-) ;-)

Paula

La amo, SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora