- ¡Jace, cuidado! - grito Alec.
Jace dio media vuelta, y le clavó el cuchillo serafín al demonio justo a tiempo. Mientras el rubio limpiaba su cuchillo, observó como su parabatai mataba al demonio que tenía enfrente.
Alec soltó el aire que estaba conteniendo, y se dejó caer al asfalto mojado de New York, con ícor por toda la camiseta.
- Alec, no es por nada, pero ¿Hay alguna razón en especial para que lleves brillantina al ir a cazar demonios, o es una fantasía extraña de Magnus? - inquirió Jace sonriendo de medio lado.
Alec lo miró y puso los ojos en blanco.
- Ja. Ja. Ja. Eres taaan gracioso... solo para que conste, Jace, Magnus me la echó al salir de casa.
- Y... ¿se puede saber por qué?
- Porque... Agh, es Magnus, ¿Se puede saber que esperabas?
- Desde luego, no que acabaras soltando brillo azúl de vez en cuando.
El ojiazúl lo fulminó con la mirada mientras Jace reía. Alexander acabó también riendo.
Lo cierto era que hacía bastante que no salían a cazar así, los dos solos. Alec se alegraba de estar con él en aquel momento. Aunque ya no estuviera enamorado de su parabatai, había echado de menos aquellos momentos con Jace, ya que seguía siendo su mejor amigo... su hermano.
- Alec, sincermente, echaba de menos salir juntos de caza. Ir con Clary e Izzy es genial, pero la verdad es que tenía ganas de pasar un rato con mi colega.
- Sí, es cierto. Tenemos que hacer esto más a menudo. - dijo el pelinegro mirando a Jace. - Pero haz el favor de no llamarme colega... suena raro.
- ¡AH! ¡Como osas decírme tal cosa! Y yo que pensé que erámos amigos... Me has defraudado.
- ¡Oh, venga ya!- Dijo Alec exasperado. - No me creo que te parezca mál tal cosa. Clary te dice cosas peores y siempre la perdonas.
- Pero, amigo mío, - lo interrumpío Jace, poniendo una mano en el hombro de su parabatai. - Clary es el amor de mi vida. Si no la perdono, mal voy.- Alec suspiró.
- Anda, no suspires. Sabes que me adoras. - Jace desordenó el oscuro pelo de su amigo con la mano.
- Jace, por el Ángel, deja de acariciarme el pelo. No soy un perrito.
- Pero sí que eres el perrito de Magnus.- El rubio subió y bajó las cejas, haciendo que Alec, a su pesar, comenzara a reirse.
El sonido del telefomo de Jace llamó la atención de los nefilim.
Jace cogió la llamada.
- Eh... Hola, ¿quién es? Ah sí, hola cielo. Ajá. Sí, hemos acabado hace un rato... sí. Okay, voy hacia allá, no creo que a Alec le importe... ha quedado con Magnus para cenar... sí. Hasta ahora, un beso.
- ¿Clary, no?- preguntó el novio del brujo.
- Sí, le he dicho para quedar... lo de Simon la ha dejado destrozada, ya sabes. Más tarde irémos con Maia, que estara de comoras con Izzy. Venid si quereis. - Respondió el rubio.
- Bah, dudo mucho que vayamos en algún momento. Después de la ruptura lo he hechado mucho de menos, quiero estar con él. -
Confesó Alec. Después la charla que habían tenído en el reino demoniaco de Edom, la confianza había crecido entre ambos, haciéndoles más facil a los dós hablar de sus respectivas parejas y de sus sentimientos hacia ellas.
Sobre todo a Alec había aprendido a soltarse más, y esto era un gran avance desde el punto de vista de su amigo.
Lo más importante de todo aquello, en realidad, era que Alec había aprendido a aceptarse y a quererse a sí mismo. Era lo mejor que había pasado tras todas las pérdidas que habían sufrido en la Guerra Oscura. Max estaría orgulloso de él, pensó Jace.
- Me parece genial, me alegro mucho de que esteís juntos. Ya me había hartado de verte tumbado en la cama como un zombie. - Dijo esté. Como siempre, ocultaba sus pensamientos con bromas... a fin de cuentas, Jace era Jace, y por encima de todo, un Herondale.
- Mejor me voy ya, le toca a Clary aguantarte, le paso el relevo muy felíz y contento. - Dijo Alec dándole la espalda a su parabatai y cogiendo el cámino hacia el loft de Magnus.
- ¡Me echaras de menos, Alec! ¡Siempre me echas de menos! - Chilló el rubio, en un intento de que el ojiazúl lo escuchara.
Este último se volvió y le lanzó un beso al aire, que Jace atrapó con su mano. Alec sonrió, y sin esperar más tiempo, comenzó a correr hacia Brooklyn.
Jace lo miró, realmente felíz por su amigo. Realmente se merecía aquello, pensó.
Pero ahora, Jace tenía que ir a consolar a Clary... ella había perdido a su mejor amigo. No quería saber lo que sentiría si perdiera a Alec... no podía nisiquiera imaginarselo.
Suspirando, fué hacia el metro. Clary lo necesitaba, como Izzy.
El las consolaría, al fin y al cabo, Alec estaría con Magnus, y realmente se lo merecía.
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Alec abrió la puerya de SU casa con SU llave. Volver a llamar a aquel pequeño loft SU casa lo hacía increiblemente felíz.
- ¡Magnus! - gritó Alec. - ¡Ya he vuelto!
- ¡Estoy en la cocina amor! Ven, cuéntame, ¿Qué tal la cazá? -preguntó Magnus, abrazando a su novio.
- Realmente bien, Jace ha estado increíble, pero no se lo digas.
- Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo. - Sonrío el brujo.
Alec lo saludó con un prolongado beso, de esos que a Magnus le emcantaban.
- ¿Noche de pelis?- Preguntó el nefilim, sintiéndose completo. Cuando estaba con Magnus, rl mundo empezaba a brillar con una lúz especial, con una lúz que solo podía darle el brujo.
Sus ojos, que parecían leerle el alma a Alec, esa preciosa media sonrisa que le lanzaba, como lo miraba cuando creía que el nefilim no lo miraba... todas esas cosas hacían que el corazón de Alec latiese a mil por hora.
- Mm... yo había pensado ej algo más entretenido...- le susurró Magnus en el oído, mordisqueandole el lóbulo de la oreja.
Alec suspiró, y entre gemidos logró pronunciar:
-M...me...parece una idea ge...genial.
Sí, sí, perdonad. Eh estado muy ocupada, ya que he empezado a dar clases particúlares de mates. Se me dan realmente mal, ¡Malditos números!
Siento mucho no haber actualizado, pero para mañana prometo capítulo.
Perdonad de nuevo las faltas ortográficas, soy un desastre con las tíldes.
Me encanta que voteis y dejeís vuestros comentarios, ya que me gusta saber lo que pensaís de como escribo. Un beso para todos aquellos que votaís y comentaís ♥
Sin más, os deseo que disfruteís del cap. No hay mucho Malec, pero es que me encanta lo que son los parabatais, y aunque Jace no me guste mucho (prefiero a mi Will mil veces más), no deja de ser el parabatai de nuestro nefilim de ojos azúles.
Que tengaís buena noche!
