Capitulo 17

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-Alec...-susurró el brujo, arrodillándose.

-Alec. - continuó- La primera vez que te vi, en aquella fiesta, me pareciste una obra de arte... una obra de arte escondida, a la espera de que alguien se diese cuenta de lo bella que era. Pensé que eras una melodía suave, a la espera se que alguien la escuchase... Pero cuando te fuiste, traté de olvidarte. Un nefilim jamás se fijaría en un brujo como yo, y era más que obvio que te gustaba Jace. Pero tuve la oportunidad de volver a verte, te salvé la vida. Traté también de olvidar aquello... Pero apareciste en mi puerta, y con esa extraña y maravillosa honestidad que tienes, me dijiste que te gustaba. Y ahí, perdí la cabeza. He vivido millones de vidas, conocido millones de personas... Pero solo tú me has tocado el alma. Tú, tus brillantes ojos azules, tu sonrisa... Te amo. Te amo más de lo que me creía capaz de amar. Eres mi presente Alexander. Y mi pasado... y deseo que seas también mi futuro. Alexander Lightwood... Aku cinta kamu. Te amo. ¿Quieres casarte conmigo?

Magnus sacó una pequeña cajita de sus pantalones, y la abrió con suavidad. Entre las lágrimas que corrían por sus mejillas, Alec pudo verlo. Era un anillo negro, con los nombres de ambos entrelazados y escritos en un azul brillante. Simple, pero maravilloso.

Magnus lo miraba, nervioso, esperando su respuesta. El problema era que Alec no se la podía dar, ya que era incapaz de hablar en ese momento. Pero el brujo sabía ser paciente cuando debía, así que se limitó a observar al nefilim con el corazón en un puño.

Alec lo miró, y vio pasar ante sus ojos todos los momentos que habían pasado juntos. Las risas, las lágrimas, los sueños compartidos... Se imaginó a si mismo viviendo con Magnus, casándose. La cara de Izzy y Jace cuando se enterasen, lo orgulloso que estaría Max. Y también se imaginó la cara de su padre, su reacción. Y no dudó.

-Sí.

Magnus gritó de alegría, y ambos se besaron bajo el cielo peruano, con las estrellas de testigo. Nunca se habían sentido tan felices. Compartirían la vida, y demostrarían su amor al mundo. En aquel momento, solo eran ellos dos.

Se quedaron allí, susurrando palabras de amor, abrazados a la luz de la luna. La vida era hermosa, pensó Alec, y sintió ganas de que todos fuesen tan felices en algún momento de su vida como lo era él en aquel preciso instante.

Magnus no cabía en sí de gozo. Él había aceptado. Después de todo,lo había aceptado. Estaba deseando que lo supiese el mundo, y la clave. No había ninguna norma estúpida que prohibiese el matrimonio homosexual , o que no dejase casarse a los nefilim con subterráneos. Y si la había, ardería Troya, pensó el brujo con fiereza. Alec era lo más importante que había en su vida, y lucharía por ello con uñas y dientes. Abrazó al Cazador de sombras con más fuerza, y aspiró su olor. Alec olía a ropa limpia, a sándalo y a libro antiguo . Deseó que existiese una colonia que oliera así, para echarla por todos lados y llevar algo de Alec siempre.

Sintió algo frío deslizándose por su dedo, y vio que era el anillo Lightwood. Alec lo miró.

-Estooo.. s..se que eres un brujo.. pero, hum... es tradición de los Cazadores de Sombras... - Magnus sonrió al ver como a Alec le seguía costando expresar lo que sentía . Era jodidamente adorable.

-Lo sé, bobo. - dijo riendo, y Alec se relajó. - Alexander, nunca cambiarás... - dijo el brujo suspirando, con una sonrisa que a Alec le pareció las más hermosa del universo. Nada se comparaba a Magnus Bane.

Cojidos de la mano, se dirigieron de nuevo al hotel. Era una noche cálida, y soplaba el viento sur, revolviéndole el cabello a Alec. La luz de la luna se reflejaba en sus rasgos, haciéndolo ver como una estatua de ébano y zafiro, con reflejos de plata. Magnus era incapaz de comprender por qué la gente seguía prefiriendo a Jace, cuando Alec era mucho más bello a su criterio. Bien por fuera como por dentro. Era una persona honesta, valiente. No llamaba la atención de la manera en la que la podían llamar Isabelle o Jace. Era el ángel protector que cuidaba a los otros dos, el que los protegía y en gran medida, los guiaba. Magnus nunca se había topado con un Cazador de Sombras tan humilde y tan "real" como Alec.

Era cierto que costaba entrar en su corazón, pero si eras una de las personas en las que él confiaba, era maravilloso. Y gracias al cielo, el brujo era una de esas personas. Podía hacerlo reír, y aquello era genial. Cuando Alec sonreía, cuando sonreía de verdad, su rostro cambiaba completamente. Y Magnus se sentía agradecido de ser una de las pocas personas que conseguían que Alec sonriese de aquella manera.

Al llegar a la habitación, Magnus no pudo controlarse. Besó a Alec con fuerza, y este continuó el beso. Se abrazaban con fuerza, y cayeron a la cama. La noche era larga, y aún quedaba mucho para celebrar...

Holaaaaa! La verdad es que ayer, cuando acabé el anterior capitulo, no pensaba actualizar tan pronto, pero debido a la insistencia de ciertos lectores, he decidido publicar, ya que no soy tan CRUEL como pensabas OwO (CRUEL es bueno, lo tenía que hacer)

Sin más, agradeceros vuestro apoyo, os quiero!

Malec fanfic (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora