Era día de descanso. Alec dormía como un tronco, y Magnus lo miraba. Tenía una obsesión malsana con aquel muchacho.
Magnus sonrió para sí. Alec no sabía lo que él le tenía preparado para el día siguiente...
Habían decidido descansar, ya que el día anterior había estado llenisimo de emociones para ambos, y Magnus tenía muchas más emociones reservadas para mañana... Nervioso, se levantó, y comenzó a andar por la abitación. Y si a Alec no le gustaba? Y si...?
- ¡Deja de pensar en eso! -susrró para sí. Preocupado, se toco la cabeza. Había empezado a hablar solo... eran los nervios.
Se metió a la ducha para despejar su mente. No sabía si estaba haciendo bien las cosas, pero era lo que le pedía el corazón. Alec moriría tarde o temprano, lo tenía asumido... pero sabía que no podría superarlo. Aquel chico de ojos azules le había tocado muy hondo, la verdad. Le daba miedo sentirse así por alguien. Alec tenía el poder de destruirlo. Con una sola palabra, podía convertir a Magnus en la persona más desgraciada del mundo. Eso era el amor... darle a alguien el poder de destruirte, y esperar a que no lo haga.
Pero lo que más miedo le daba era que él fuera quíen destruyese a Alexander. No quería herir al nefilim, no quería que Alec lo pasara mal, ni por él ni por nadie.
Salió de la ducha, y vió a su novio desperezarse. Su corazón se derritió.
-Mmm...Buenos días Magnus. - lo saludó Alec.
-Buenos días mi amor. -sonrió el brujo. -¿Que tal has dormido?
-Bien, pero tengo sueño. -dijo el nefilim. -Anda, echate un ratito aquí, conmigo.
Magnus se tumbó junto al ojoazul, y lo abrazó por la espalda. Alec se apoyó en el, y el brujo le acarició el pelo.
- Hace mucho que no estabamos así- murmuró Alec. Magnus sonrió, y dijo:
-Lo sé... Me encanta abrazarte así. - Alec se sonrojó, y el brujo rió.
-¿Nunca dejarás de sonrojarte? -
Alec se quejó:
-¡Yo nunca me sonrojo! - y Magnus no pudó más. Comenzó a reirse a carcajadas.
-¡Oye!- exclamó Alec.
-¡JAJAJAJAJAJAJAJA! Lo siento, pero esque... JAJAJAJAJAJAJ
Alexander, si lo único que no dejas de hacer es sonrojarte.- Y... Alec se sonrojó. A su pesar, comenzó a reirse.Pasaron la mañana entre risas y bromas, hasta que llegó la hpra de comer.
-Alec... -dijo Magnus. Estaban comiendo tranquilamente en la terraza. Hacía un día precioso, y miraban la ciudad.
-Dime Magnus.
-Alec...Alexander.-volvió a comenzar el brujo.
-Dime, anda.
-Ehh... A ver. Mañana, tengo preparada una cosa... pero... eh...
Alec lo miraba extrañado.
-Magnus, ¿de que me hablas?
-Haayy.... A ver, tengo que hacer una cosa a la tarde. No te preocupes, ¿Okay?
-Vale...-dijo Alec divertido.
Magnus lo besó con suavidad, y se marchó.
El nefilim aprobechó para llamar a su hermana.
-¡Hey Izzy!
-¡Alec! ¿Que tal por esos lares?
-Bien- rió su hermano.
Izzy se dió cuenta de que Alec era felíz, y se sintió contenta. Su hermano se merecía eso y mucho más.
-Me alegro un montón. Cuéntame, ¿Como es Perú?
-Es muy bonito, la verdad. Me encanta el lugar, y Magnus sabe muchísimo. No deja de contarme cosas sobre la historía... realmente interesante.
-¿Donde está ahora Magnus?
-Ha ido a prepararmeuna sorpresa... o algo así. No se lo que trama...
Izzy rió.
-Tranquilo, ya veras. Igual es una piscina entera llena se brillantina...
-¡Calla, calla! No me metas miedo. -dijo el ojiazul. -Cuéntame, Izz. ¿Que... Que tal está papá?
Isbelle notó la tensión de Alec.
-Está bien... Alec, creo que lo ha aceptado. De verdad.
-Ah... bueno. Cambiémos de tema. ¿Como está el rubio? ¿Ya ha intentado salvar el mundo de nuevo, o destruirlo, o cualquiera de sus brillantes ideas?
-Jiji... No, tranquilo, lo tenemos bien controladp entre yo y Clary.
Alec rió.
-Me alegro mucho, hermanita. Bueno, te cuelgo que me voy a dar una ducha.
-Un beso, cuídate.
Alec colgó con uja sonrisa en sus lavios. Por fín iban bien las cosas.
Se duchó, y se sentó a leer un rato, esperando a Magnus. ¿Que se traería aquel hombre entre manos?
Entre una cosa y otra, pasó la tarde tranquilo. Magnus llegó para cenar. Se lo veía nervioso, pero por mucho que Alec insistiera, su repuesta era siempre la misma: Mañan verás.
Llegó la hora de acostarse, y Magnus no dejaba de dar vueltas.
El brujo estaba realmente nervioso. Esperaba no cagarla... Suspiró, y se levantó de la cama. Abrió un pequeño cajón que había en la mesilla de noche, y abrió la cajita que había en ella. El anillo brilló. Mañana se declararía. Ojalá todo saliese bien.
Hey! Bien, pronto cap. No se exactamente cuando, pero pronto. Ando con trabajos, exámenes y eso, pero hago lp que puedo. Os quiero, gracias por votar y comentar!