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Me meto en el coche a regañadientes, joder, no quiero llegar, no quiero.
Despido con la mano a mi padre y a mi madre con la cabeza, típico movimiento de la cabeza de despedida o saludo.
El coche arranca y yo cojo el movil, me meto en Spotify, me pongo los auriculares, y le doy a mi música.
Poco a poco el sueño me vence y ya no se ni donde estoy ni nada, porque me duermo.

Una brisa de aire caliente me azota en la cara, y un brazo me mueve lentamente, abro los ojos perezosamente.
Y mi tío a abierto la puerta de mi asiento y me mueve con su brazo en señal de que hemos llegado.

-Ya hemos llegado, Idalia.

-Vale, ahora bajo.-Me quito los auriculares y guardo todo en la mochila que traía de mano.

Me bajo del coche y lo primero que veo son dos chicas andando por la calle, pijas, pijas, pijas, obviamente, ya me están entrando ganas de irme. Pongo una mueca de asco, y giro sobre mis talones para encontrarme con la mansión de mi prima, dios, que poticular.

-¡Hola Idalia, cariño!-Ya está la falsa, haciendose la simpática.

-Hola.-Musito mirando para otro lado, y poniendo cara de pocos amigos.

-Christian, puedes coger las maletas de la señorita y llevarlas a la habitación, por favor.-Le dice al mayordomo, que se encontraba en la puerta de entrada.

-Claro.-Responde este, y agarra mis maletas con facilidad, joder, y yo que pensaba que pesaban.

-Mi habitación, por favor.-Le digo falsamente, con una sonrisa, que no me la creo ni yo.

-Acompañame.-Me dice el joven mayordomo, que no tiene un pelo de feo, me guía por la casa/mansión, pasamos tres habitación, y se para en una, que supongo que dormiré en ella.-Aquí.-Entra en ella, y deja las maletas enfrente de la cama.-¿Le gusta?-Me mira.

-Es... enorme.-Digo con la boca abierta.

-Me alegro que este a su gusto, la señorita la decoró.-Y pum, mi sonrisa a la mierda, sustituida por una cara de asco.-La dejo sola.

-Vale.-Susurro, me siento en la cama y dejo los pies colgando, ya que no me llegan al suelo.

-Asi que, tu vas a vivir con nosotros en verano, eh.-Me dice un chico desde el marco de la puerta.

-Sí.-Digo borde.

-Tranquila, preciosa, no muerdo.-Dice acercandose a mi, y se sienta a mi lado.-Soy Jesús.

¿Amarte, yo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora