3

4.3K 197 4
                                    

-¿Te han preguntado?-Me aparto un poco de él.

-¿Borde?-Ladea la cabeza.

-¿Te importa?-Entrecierro los ojos.

-Una pregunta no responde a otra.

-¿Me ves con cara de borde?

-Te veo con cara de guapa.-Sonríe triunfante.

-Y yo con cara de creído.-Le guiño un ojo.

-Jesús, vamos.

-Ostia puta.-Miro a Jesús, miro a su clon, miro a Jesús, miro a su clon.-Ala.

-Suele pasar.-Se encoje de hombros el que está en la puerta.

-¿Gemelos?

-¿Tanto se nota?-Dice su clon, el de la puerta, borde, como yo, empezamos bien.

-Tenéis bastante en común.-Me guiña un ojo Jesús.-De seguro os llevaréis bien.-Me da una palmadita en la pierna, y le miro incrédula, ¿Y estas confianzas?-Nos vamos, hemos quedado, ¿Te quieres venir?

-No gracias.-Le sonrío falsamente, no tengo otra cosa mejor, que juntarme con sus amigos, que no los conozco ni a ellos ni a sus amigos, pero de seguro que son más pijos que mi propia prima.

-Como tu quieras, adiós.-Me guiña un ojo y se va con su clon.

Me tiro en la cama, y pienso y pienso, aquí no encajo, no hay nadie como yo. Obvio que no hay nadie como yo, pienso haciendome la creída, por lo que río. Pero a lo me refiero, no hay nadie que tenga más de una neurona en este barrio.

Se hace de noche, y me da tanta pereza sacar las cosas de la maleta, que ya lo haré otro día.
E estado hablando con mi mejor amiga por teléfono, y bueno, me a animado un poco.

Me vuelvo a tirar en la cama, miro a la puerta, me levantaría a cerrarla, pero, Puf, que pereza.
Los ojos se me cierran y ya no recuerdo nada más, caí en un profundo sueño.

Narra jesus.

Llegamos a casa, y nos viene un estupendo olor a pollo asado.

-Mmm... como huele dios.-Aspiro.

-Pollo asado.-Sonríe Maca, la cocinera, se llama Macarena, pero le ponemos ese apodo.-Ve a llamar a la señorita, de que está la cena.

Subo las escaleras, y voy hasta la que ahora es su habitación, la puerta está abierta, me asomo.

-La cena está lista, baj...-La miro bien y veo que esta profundamente dormida, sonrío, que tierna, Pero que dices Jesús, ¿Eres gilipollas?-Ei, la cena esta.-La susurro, poniendole un mechón de pelo detrás de la oreja.-Despierta, marmota.-Río.

Veo como poco a poco abre los ojos y pone una mueca de molestia a la luz, ya que la e encendido.

-Apaga eso dios.-Se tapa la cara, y río. Apago la luz grande y enciendo la de la mesilla.

-La cena está lista, ¿Bajas?

-Tengo sueño.-Dice como una niña pequeña y tapa su cara con la almohada.

-¿Te traigo la cena?-Me sonríe. Se quita la almohada de golpe, y se le ilumina la cara, río flojo ante ello.

-Dios, sí, sí, por favor, no tengo ningunas ganas de bajar eso.-Señala las escaleras y pone cara de horror.

-Ahora vengo.

-¡espera!-Me agarra.-Traete la tuya también.-Me sonríe y levanto una ceja, ella suelta una carcajada.-No, eh, esque si no me aburro.

-Claro, claro, ahora vuelvo.-Le guiño un ojo y salgo de la habitación.

Un día de estos se le queda el ojo tonto de tanto guiñarlo.

Narro yo.

¿Que me pasa? ¿Que cojones me pasa?
¿Desde cuando soy tan simpática con la gente?
Este niño hace algo para que le hable bien y no sea borde.
Dios.
Esto no puede ser.
Pero que se le va a hacer, se le ve majo y no se, hay gente que no se merece que la hables borde o mal.
Y él me hace sacar mi lado bueno.
Y eso...¿Me gusta?

¿Amarte, yo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora