Un soldado con el mecenas equivocado

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Dante alistó algo de ropa, se dió una ducha rápida y se vistió con unos jeans, una camiseta gris oscura algo ajustada, unos mocasines marrones, una camisa de franela granate y una chaqueta americana negra; ya había comprado los boletos de avión cuando Crimea de asomó por el marco de la habitación mirándolo fijamente.

-¡¿Qué?! - Exclama Dante al verla por unos segundos.

- ¿No dices nada? Acabo de vivir una de las experiencias más terrible de mis jodidos y largos diecisiete años. - Dice mostrando claramente que está enojada. - Ni siquiera me intentaste tranquilizar o consolar.

- Si fuiste capaz de pensar eso, no creo que te tenga YO que darte consuelo.

- ¡ Pero seras...!

- ¡Oh, perdona! La princesa se siente triste, enfadada y desconsolada. ¿Acaso quiere la niñita bonita un poemita de Ruben Dario? ¿O un abrazo y palabritas de animo?- El sarcasmo no podía ser más evidente. - ¡VENGA, NO ME JODAS! YO no estoy aquí para defender niñatas.
Es más, deberías darme las gracias por haber venido, que, de haber sido por mi, no habría venido y me hubiera tomado mi tiempo para venir con apoyo táctico.

-¿Entonces por qué viniste?

-Porque le prometi a Sasha que si encontraba te intentaría defender y te llevaría con ella... Así que arreglate para ir a Ibiza. Tenemos hora y media antes de que llege la policía, yo me encargare de las camaras de seguridad y los videos.

Posteriormente se fue del cuarto y empezó a quebrar todos los ordenadores y a colocar unos simbolos en unos lugares especiales en la edificación.

Pronto, ya había terminado con lo que tenía que hacer y entonces se fue al garaje a buscar un coche desente y poco llamativo, lo que encontró no fue exactamente de su gusto, pero le servía, un Ford Fiesta, o por lo menos una imitación de cuando estuvo de moda.

Logró hacer puente y cargar el equipaje dentro. Tras asegurarse de que solo estaban él y ella, hizó un último simbolo fuera de la casa y fue a llamar a Crimea.

- Crimea, espero que estes lista para irnos porque nos quedan como cuarenta y cin...co minutos... - Al abrir la puerta, la encuentra vestida con unos jeans ceñidos, una camiseta azul celeste y una chaqueta de jean. - Estás muy guapa... Digo, muy retrasada. Tenemos que irnos de aquí antes de que llegue la policía y nos concideren sospechosos. Además tenemos que ir a al aeropuerto y coger avión a Ibiza.

- Vale, como quieras, ya me peinare en el carro.

Al salir a la casa, Dante pone la mano encima de la runa que dejo fuera y dejó que la alquimia y el efecto dominó hicieran el trabajo de destruir el lugar, la runa era como un detonador y los símbolos dentro de la casa el detonante.

Se fueron y dejaron el coche en una zona sin cámaras de París y de ahí cogieron un taxi al aeropuerto. La facturación de la maletas y los boletos estaban bien, pero a la recepción se le hacía raro que dos jóvenes se fueran a otro país a última hora, sin llegar a decir que Dante no hacía muy difícil traer sospechas puesto que era su primera vez en un avión.

- Señor Wolfman, le puedo hacer una pregunta.

- ¿Eh? Sí, sí, tranquila, con confianza.

- ¿Cuál es su relación con la señorita Kiev?

- ¿ Mi relación?

- Sí, su relación.

- Pues verá, es...

- ¿Es...?

-... Eh... Una relación socio-afectiva basada en estimulos cerebrales que nos lleva a una correlación más allá de la amistad sin insinuaciones más allá de las debidas.

El sendero de la venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora