Harto y jodido

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Pronto se hizó verano y por lo tanto, hubo vacaciones. Dante pensaba en ponerse a buscar algún caso hasta que Magna Mater llegará se dispusiera a dedicarle los dos últimos meses de esta estación para entrenarlos. Él empezó a beber de forma más moderada, solo se tomaba un vaso de licor con cada comida. Inglaterra era una zona con muchos cazadores buscando cualquier señal de malignos, por lo tanto no había nada con lo que entretenerse.

Dante no quería quedarse todo el tiempo con los brazos cruzados y mientras miraba los trenes a Toledo suena su salida del aburrimiento, su teléfono móvil indicaba el nombre de Sasha.

-¿ Sasha? ¿ Como conseguiste mi móvil?

- Tu hermano me lo dió y "sí, estoy bien "

- Jeje... Perdón, fue la impresión.

-En fin...¿ Dónde estás?

- ¿No pensarás matarme?

- Por supuesto que no, solo que necesito saber si estás con Crimea.

- Pues estoy en Londres, pero no he visto a Crimea desde lo de la cripta. Por cierto, ¿ por qué no estabas con ella cuando estuvimos en el bar? Normalmente ella suele estar contigo.

- Tuvimos una discusión en Ibiza acerca de que si tú seguías vivo o no y...

- Y como es obvio, dijiste que estaba muerto y era mejor así.

- Pues sí y se enojó conmigo y...

-" Por eso te he llamado, necesito saber si la has visto o has sabido algo sobre ella", ¿correcto?

- ¿Como lo supiste?

- Es predecible, actuaste igual a Aurum. Cuando os preocupáis por alguien solo usáis unas pocas neuronas, eso os hace muy predecibles.

- Mejor dejalo, no vale la...

- Mira, ahora pienso tomar el tren a París y de allí pienso ir a Toledo pasando por Madrid. Si descubro algo de ella te llamaré lo más rápidamente posible.

- ¿De verdad?

- Te lo prometo, madonna.

- Tú siempre con tus palabras en italiano.

- Solo no te amarges por ello, yo te prometo que no dejaré que le hagan daño alguno.

- Más te vale... Adiós.

- ¡Espera! Una cosa más.

- Dime.

- ¡Presto di cuesto!

-...¡ Jaajajajajajaja! Idiota.

-Adiós.

Después de colgar, compra el primer billete a París, prepara su equipaje y sus armas, coge el tren y realiza ese viaje de diez horas a Toledo.

Todo el camino se le hizo algo largo comparado con los que usualmente hacía, no se podía quitar de la mente el pensamiento de que Crimea se negará a aceptar su muerte, siendo que hasta él mismo pensó que había muerto.

Al llegar a la ciudad, eran las 3.30am y no podía ir a dormir a un hotel a esas horas, por la que se decidió en ir a esa casa que se encontraba a las afueras y era el sueño de todo el escuadrón.

Caminaba con las dos maletas, una con armas y la otra con la ropa y artículos de higiene, observaba todo a su alrededor esperando que no le atacará alguna bestia y utilizaba su sentido del olfato para estar completamente seguro de que no hubiera nada cerca. A poco que podía ver la casa, sentía más y más como si algo estuviera esperando para sorprenderle.

El sendero de la venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora