Decimonoveno Cumpleaños

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Capítulo corregido.

10. Decimonoveno cumpleaños.


P.V. Hermione.

Los ojos de Lucius Malfoy atravesaban mi cuerpo como si no estuviera allí. Narcissa Malfoy miraba la mano de su hijo, apuntando con su varita mi cuello.

"Ahora Draco" susurró ella, miré los ojos de Draco, llenos de un odio que nunca había visto. "Adiós, Granger... Un placer haberte conocido" Al fondo, oí la voz de Ronald, "Te lo dije sangre sucia... Te acabarían haciendo daño" Por mis ojos comenzaron a correr las lágrimas descontroladamente. De la varita de Draco comenzaron a salir chispas verdes, pero antes de que lanzara su hechizo, una espiral me absorbió.

Aparecí en mi casa, estaba tumbada en mi cama, con la varita de la mano. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina, todo estaba tirado por el suelo, la mesa dónde comíamos los tres estaba partida a la mitad. Asustada coloqué una mano en mi garganta reseca y me dirigí al salón. Allí la situación estaba similar. Todo estaba roto, todo estaba descolocado, todas nuestras fotos en el suelo, quemadas, hechas cenizas. Comencé a llorar silenciosamente mientras subía las escaleras, hasta el cuarto de mis padres, a medida que me acercaba a la puerta oía más súplicas, gemidos y gritos ahogados. Abrí la puerta, y lo que vi me dejó petrificada. Mi padre, en el suelo, rodeado de sangre, inmóvil. Mi madre, en un rincón, cubriéndose la cabeza con los brazos, y un hombre, vestido de mortífago, pero sin cubrirse la cara con una máscara, dejando al descubierto su rostro, Ronald, alzó su varita, y apuntó a mi madre. "Crucio" susurró, haciendo que mi madre, volviera a gemir y se retorciera en el suelo, mientras se clavaba las uñas por todo su cuerpo. "Expeliarmus" grité, contra el pelirrojo, lanzándole por los aires, se levantó, y sin más palabras, le lanzó un Avada a mi madre, sus ojos, marrones, me miraban fijamente, sus pupilas dilatadas se iban apagando lentamente, hasta quedar completamente vacías. "Te toca a ti, querida, es tu turno" rió dando vueltas a su varita. Sin más, levantó su mano, y me lanzó un Crucio, haciéndome caer al suelo como un saco, el dolor invadió todas mis terminaciones nerviosas, pero no grité, no le iba a dar ese gusto. Cuando me dejó respirar, relajé mis músculos en el suelo, oí como se acercaba hasta mí, se puso a la altura de mi cabeza apuntó mi pecho "Me has hecho sufrir mucho, Granger, y yo, me las he cobrado todas juntas" susurró un Avada.

Justo antes de que impactara en mí, todo se volvió negro.

Respiré irregularmente y de golpe, me senté en la cama, bañada en sudor. La luz del amanecer me dio en los ojos al mirar por la ventana. Miré a mi izquierda, y vi como Ginny se revolvía inquieta, me levanté despacio, intentando no despertarla, cogí una muda de ropa interior del baúl, una camiseta de media manga color hueso y unos vaqueros rotos junto con unas botas negras y me dirigí al baño. Me miré al espejo, daba pena, mis ojos estaban apagados, enmarcados por unas bonitas y oscuras ojeras, mis labios, completamente agrietados y secos. Sin darle más vueltas me di una relajante ducha, relajando todos mis músculos, agarrotados por la noche que había pasado. Me lavé con mi gel favorito, de miel, que inundó mis fosas nasales. Cuando salí, me sentía mucho mejor, pero seguía cansada, me vestí lentamente, cuando estuve lista, sequé mi pelo con un hechizo y me lo alisé ligeramente con la poción alisadora. Salí del baño, y vi que Ginny estaba despierta, sentada en la cama.

-¡FELICIDADES, HERMS! -gritó saltando de la cama y acercándose a mí, para darme un abrazo y dos sonoros besos en las mejillas- ¿Qué tal? No tienes buena cara.

-Muchas gracias, Ginny -murmuré, sentándome en la cama, intentando sonreírla- He dormido fatal...

-¿Por mi culpa? -se sentó a mi lado y me pasó una mano por la espalda- Lo siento.

Dejamos el Pasado Atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora