Dejamos el Pasado Atrás.

Es una promesa

Capítulo corregido.

30. Final: Es una promesa.

P.V. Draco.

Habían pasado dos años desde el juicio contra Viktor Krum. Y, por tanto, dos años desde aquella propuesta de matrimonio tan desastrosa e improvisada. Dos años, en los que mi vida había dado, no un giro de ciento ochenta grados, pero casi.

Rose y Scorpius, casi tenían tres años, lo que me hacía el hombre más feliz del mundo. Y lo que era el culmen de mi felicidad, era la noticia que me había dado mi prometida, y dentro de pocos minutos, señora Malfoy.

Finalmente, después de muchos intentos, entre mi madre, los niños y yo, conseguimos que mi padre aceptara a Hermione, aunque seguía reticente a la idea de manchar el historial de sangre pura de la familia, pero podía opinar misa. Era lo que quería, y no podrían evitarlo.

-Oye, tío -habló Blaise, colocando su corbata, mientras yo no dejaba de dar vueltas por mi cuarto, revisando cada poco rato los detalles de mi traje, mirando a ver si faltaba algo. Yo alcé mis ojos hacia mi amigo, que me miraba con una gran sonrisa- ¿Te quieres tranquilizar? Todo va a salir bien...

-¿Y si se fuga a última hora? -murmuré, sentándome en la cama, mientras el moreno colocaba unos gemelos en las muñecas de mi camisa blanca- ¿Y si se arrepiente? ¿Y si se pone de parto en medio de la ceremonia?

-¿Te estás escuchando? -rio Theo, entrando en ese momento por la puerta, al igual que Blaise con un traje azul marino- Si se fuera a poner de parto, cosa que dudo porque apenas está de tres meses, habríais aplazado la boda. Porque los medimagos, avisan con antelación del nacimiento.

Yo me limité a mirarle con cara de obviedad, cayendo en la cuenta de que me estaba preocupando por cosas sin sentido.

-Tienes razón -confesé, cubriendo mi rostro con mis manos- ¿Es normal ponerse así el día de tu boda?

-Ni idea -comentó Blaise, consiguiendo que alzara las comisuras de mis labios.

-Eres el primero que se casa -afirmó Theo, sentándose a mi lado, mientras golpeaba suavemente mi espalda con su mano- Eres tú el que tendrá que darnos clases a nosotros más adelante.

-Pues a ver si os dais prisa -murmuré, levantándome del borde de la cama para colocarme la chaqueta negra.

-¿Hay que bajar ya? -preguntó Blaise, mirando su reloj de muñeca- ¡JODER! Vamos tardísimo.

-Seguro que todo sale bien -me animó Theo, mientras salíamos de mi cuarto en dirección al jardín de Malfoy Manor.

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P.V. Hermione.

-Estás preciosa, Herms -murmuró Ginny, terminando de trenzar mi pelo hacia un lado, para después pasar a maquillar mi rostro, mientras Narcissa colocaba pequeñas flores entre los espacios de mi pelo trenzado.

-Gracias -susurré, sintiendo como las comisuras de mis labios se alzaban involuntariamente, mientras mi corazón palpitaba con fuerza.

Podía recordar perfectamente el día en que Draco me propuso convertirme en su mujer. También recordaba las expresiones, tanto de mis padres, como las de mis suegros, siendo todas ellas muy variadas, cuando se enteraron de la noticia. Por supuesto que recordaba el día en que compramos nuestra nueva casa. Solo para nosotros. Y por supuesto que me acordaba de la semana anterior, cuando le dije a Draco que estaba nuevamente embarazada.