Rechazo

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El carruaje se paró y sonaron unas trompetas elficas divinas.
-Sir. Suwerth- anuncio una voz y Sir Suwerth bajo de su carruaje saludando, se escucharon aplausos y damas saludando. Heloize volteo a ver a Loremi aterrada.
-es hora de bajar- les informo el señor del carruaje.
Heloize tomo una gran bocanada de aire antes de salir del carruaje acompañada de Loremi. Sonrió débilmente y se acercó al Sir. Suwerth.
Inmediatamente se escucharon murmullos y Heloize pudo ver como los elfos los miraban con desaprobación.
Heloize trago saliva y siguió caminando cerca de su Señor. Estaba observando el hermoso castillo, era tan majestuoso! Era aún más bello de lo que imaginaba.
De repente sintió un brazo frenando su cuerpo y cuando se dio cuenta el Sir. Suwerth había parado de caminar y ahora impedía que ella se le adelantará. La miro de reojo con desaprobación y luego volteo la cabeza para inclinarse.
Inmediatamente y sin perder un segundo Loremi y Heloize también se inclinaban y cuando se puso en pie nuevamente, Heloize vio al majestuoso Rey Thranduil parado en su trono a unos pocos metros de ellos.
Era sumamente hermoso, y atractivo. Su cuerpo no era exactamente delgado, era esbelto pero fuerte, fino pero varonil, hermoso pero intimidante.
-Bienvenido seas primo- dijo con frialdad y elegancia.
Los azulados ojos de Thranduil analizaron delicadamente cada error y parte de las acompañantes de Sir.Suwerth.
-Tus maletas y las de tus damas serán llevadas inmediatamente a vuestras respectivas habitaciones.- aviso Thranduil. Hizo un ademan con la mano y los guardias los acompañaron a sus habitaciones. Suwerth miro a Heloize con cierto odio y dijo con pura frialdad. -Me has hecho quedar en completo ridículo, Thranduil seguro vio tu distracción. No vuelvas a cometer un error semejante a ese o te regresare a tu casa sin trabajo ni nada.-
-Si mi Señor, lo siento mucho- se disculpó Heloize. Las palabras de Suwerth eran amenazantes y más lo era él si estaba molesto.
El guardia elfo dejo a Heloize hospedada en una pequeña habitación con un baño, una cama, una mesa de noche y un ropero. Realmente no necesitaba más pero considerando el resto de las habitaciones, ese cuarto era mediocre.
A lado de su habitación se encontraba la habitación de Loremi y a unas cuantas habitaciones más estaban los aposentos del Sir.Suwerth.
Los cuartos de Loremi y Heloize contaban con unas campanas que eran controladas por el Sir, si el Sir quería algo sólo tenía que jalar una cuerda que se ubicaba a lado de su cama y recibiría atención de sus damas inmediatamente.
Después de desempacar, las chicas se pusieron sus mejores galas para una cena formal en donde acompañaría a su Señor.
Loremi presumía a Heloize su hermoso vestido púrpura con flores violetas que decoraban su cabeza de manera angelical cuando sonó la campana de ambos cuartos y acudieron inmediatamente al cuarto del Sir y tocaron la puerta. El Sir salió a recibirlas y les informo que ellas estaban específicamente no invitadas por órdenes del Rey Thranduil. No había ninguna razón para no invitarlas a esa cena, todas las damas de los demás invitados asistirían, y exclusivamente ellas habían sido rechazadas por el mismo Rey Thranduil sin razón aparente. Heloize sintió una rabia que no podía controlar. Una cosa era despreciar a una raza pero respetarla y otro cosa era tratarlas como una plaga asquerosa. Se sintió tremendamente ofendida y despreciada.
Se fue a la cama sin decir una palabra y tiro su vestido al suelo.
No había peor falta de respeto para una humana como Heloize ser apartada por ser de otra raza. Se aseguraría de tratar a cada elfo de ese palacio como la habían tratado a ella. De eso, ella se encargaría...

Sobre un Nuevo DominioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora