No toda la realeza es igual

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Heloize había despertado. La voces y risas de la fiesta de anoche habían cesado. Ahora todo se encontraba en un extraño silencio.
Se arregló y se dispuso a ir a desayunar y a explorar el palacio.
No conocía donde estaba la cocina, pero tampoco se atrevería a preguntarle a un orgulloso elfo. Así que recorrió el palacio hasta topares con la cocina.
Heloize se acercó con timidez a una elfa cocinera y le pregunto si podía tomar un pan y unas cuantas frutas. La elfa le sonrió y dijo unas palabras elficas que Heloize no entendió. Al ver la nula reacción de Heloize, la elfa río.
"-claro que te puedes llevar lo gustes, eres invitada del Rey Thranduil ¿no es cierto?"- comento alegremente la elfa. Era una elfa bastante agradable al parecer.
Heloize suspiro "ojalá y lo fuera" pensó para si misma.
-"Gracias"- dijo Heloize y en una cesta metió un pan con canela recién horneado, un pequeño envase de cristal con leche y unas frutas exóticas. Cuando se disponía a salir de la cocina, la elfa la detuvo y le añadió a la cesta una fruta multicolor la cual Heloize no pudo reconocer.
"- Seguramente te va a gustar, los humanos no la conocen-" añadió la sonriente elfa.
"-Nuevamente muchas gracias ...-"
"-Meredid, me puedes decir Meredid-"
"-encantada de conocerte Meredid, yo soy Heloize-
-Si llegas a necesitar algo, ya sabes donde estoy ;) -
Heloize sonrió, al parecer no todos los elfos era iguales, con esto salió de la cocina y se dirigió al jardín.
El jardín parecía el bosque más hermoso que alguna vez haya podido ver.
Maravillada corrió hasta un hermoso árbol frondoso con pequeñas flores rosas y violetas. Se sentó junto a él y apoyo su cabeza en el tronco. Respiro profundo el dulce aroma que había en aquel mágico bosque y se convenció de que aquel era el lugar perfecto para desayunar. Deseo que Loremi la acompañara pero sabía que su amiga no se despertaba hasta mediodía y Heloize ya tenía hambre.
Se comió la exótica fruta que Meredid le regalo y descubrió un mundo de sabores inigualables. Estaba comiendo un pedazo del pan cuando escucho algo. No estaba segura de que era pero prefirió no arriesgarse y estiro un poco el cuello para ver si distinguía algo. Sin embargo no vio nada. Trato de ignorarlo cuando escucho una delicada y musical voz de tras de ella.
-Deberías compartir un poco de eso-
Se dio la vuelta con un brinco y descubrió a un hermoso elfo al otro lado del árbol. Heloize se pregunto si es que todos los elfos eran así de hermosos. Este, tenía unos divinos ojos azules y unos lacios y largos cabellos güeros.
-Yo, yo... lo siento- se disculpo Heloize.
-No hay de que disculparse- añadió inmediatamente el elfo.
-Pero te agradecería si me regalas una mordida de ese pan- dijo el elfo señalando al pan que Heloize sostenía en sus manos. Ella inmediatamente le entrego el pan, y sintió que una ola de pánico invadía su cuerpo.
-¿quien eres?- le pregunto el elfo recargado en el árbol mientras daba un delicada mordida al pan.
-Heloize, dama del Sir. Suwerth-
-mmmmm, bien- el elfo le tendió el resto del pan y Heloize vio que no le había dado más que 2 pequeñas mordidas.
Miro al elfo a los ojos y vio en ellos algo que ya había visto antes. Ese azul tan intenso y vivido juro verlo en otros ojos.
-¿y tu quien eres?- se atrevió a preguntar.
El elfo sonrió divertido y respondió:
-Legolas-
"¿Legolas?no me suena conocido" pensó Heloize que desafortunadamente desconocía quien era.
-¿invitado del Rey?- le pregunto Heloize.
La sonrisa de Legolas se amplió aún más.
-algo así- respondió él.
-Bien Legolas, si me disculpas me retiro- Heloize, no comprendía aquella sonrisa burlona del elfo y le dio miedo seguir aquella conversación. Pero a Legolas le agradaba que aquella ingenua humana desconociera quien era él y no lo tratarse como el príncipe que era. Quería divertirse un poco más con ella.
-Espera, aún no has terminado de desayunar, me gustaría acompañarte-insistió Legolas.
Heloize no sabía que decir, si se retiraba, probablemente se vería muy grosera pero si se quedaba podría ponerse nerviosa y decir cosas que no debería. Respiro hondo y se sentó. Legolas sonrió y se sentó en frente de aquella extraña humana.
-Y dime- empezó Legolas -¿cuantos años tienes humana?-
Heloize se veía incómoda, pues no estaba acostumbrada a hablar de la edad con elfos, pues obviamente había una diferencia tremenda.
-24 años-respondió secamente Heloize.
Legolas la examino cuidadosamente.
- yo tengo 2000 años y me faltan muchísimos más-
Heloize suspiro, sabía de la extrema longevidad de los elfos pero jamás imagino que fueran tan longevos. Aquel elfo parecía tener 30 años humanos máximo y sin embargo era muchísimo más viejo.
-¿y que opinas sobre los elfos?- siguió interrogando Legolas.
Heloize se sintió como en un interrogatorio.
-No lo se, son una raza muy diferente-
Legolas dejo escapar una pequeña risita.
-Eso es obvio. Pero que opinas sobre un elfo como, por ejemplo Thanduil-
Aquel nombre hizo darle a Heloize un vuelco a su corazón. ¿Debería decirle realmente lo que pensaba sobre Thranduil?
-Yo...yo... Yo creo que es un elfo arrogante y prepotente. Es frío y grosero- soltó sin más y devoro una manzana tratando de guardar detalles desagradables.
Legolas la mira con curiosidad.
- Interesante- mascullo Legolas.
-¿y que te ha hecho pensar eso de él?- quiso saber el elfo.
Heloize se sentía tremendamente incómoda.
-Es complicado- quiso cortar
Pero el elfo le seguía observando fijamente sin mover un músculo, obligando a Heloize a hablar.
-Veras, mi amiga y yo fuimos cordialmente no invitadas a la cena de anoche y eso se me hace una falta de respeto muy grande-explico con rapidez. No sabía si esa era una buena razón para decir lo que dijo, pero ya no había vuelta atrás.
-Comprendo, de todos modos, no fue una gran fiesta- Concluyo Legolas mientras se acababa el durazno.
Legolas espero a que Heloize acabara su manzana y después se levantó.
-Fue un placer conocerte Heloize, espero vernos pronto.-Se despidió Legolas con una sonrisa.
-El gusto fue mío Legolas-
Legolas volvió a reír un voz baja y se retiró con paso apresurado.
Heloize se quedo sola por un momento y se pregunto nuevamente que le resultaba tan gracioso a aquel elfo tan simpático.
Recogió todo y regreso a su habitación del palacio esperando ser llamada por Loremi o Sir. Suwerth en algún momento.

Sobre un Nuevo DominioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora