Llegada la media noche Heloize no espero ni un instante para salir de su habitación y encaminarse a los jardines.
Fue muy despacio, descalza para evitar hacer ruido. La piedra fría rozaba sus pies lo que la hacia estremecerse.
Una vez frente al lugar indicado llamo con suavidad:
-Thranduil?-Sin embargo no hubo respuesta alguna. Suspiro y se sentó esperando que Thranduil llegara pero sin embargo los minutos pasaron y el Rey no se hacía presente.
Heloize se empezaba a aburrir. Aparte la temperatura bajaba cada vez más. Las horas pasaban y Thranduil no aparecía. Sin darse cuenta Heloize se quedo dormida sobre el pasto.Horas antes....
Thranduil checo el reloj e inmediatamente supo que ya era tarde. Se sobó la frente con cansancio. El Sir. Suwerth no paraba de hablar de sus problemas y los de su pueblo. Thranduil quería acabar de una vez esa larga y aburrida conversación con él.
-¿Y bien? Yo no tengo nada que ver con esos problemas- corto bruscamente Thranduil.
Suwerth lo miro algo confundió y sobresaltado por su reacción.
-Bien... pero puedes ayudarme-dijo Suwerth
-¿Y de que modo?- quiso saber Thranduil mientras lo aniquilaba con su intensa mirada azul.
-Yo...yo... te ofrezco unas joyas que mi padre me ha heredado- ofreció Suwerth mientras le acercaba un baúl con gemas incrustadas.
Thranduil se acercó a mirar el interior del baúl donde descubrió una alta variedad de joyas. Si bien a Thranduil siempre le habían gustado las riquezas, aquellas no le generaban ningún interés especial.
-No gracias- dijo Thranduil mientras se paraba. Simplemente ya no quería seguir hablando con Suwerth.
-pero... pero-
-¡He dicho que no!-corto Thranduil ahora ya más enojado.
-¡No Thranduil! Espera! Debes de querer algo que yo te pueda dar- dijo Suwerth. Al pobre Sir le temblaban las piernas por el miedo. Nunca le agrado a Thranduil. Desde pequeños cuando jugaban, Thranduil siempre le terminaba ganando en todo.
-¿Así si?- le pregunto Thranduil mientras esbozaba una malvada sonrisa. -¿cómo que?-
Suwerth trago saliva
-Eehh no lo se... ganado? Especies?-dijo Suwerth.
Thranduil río por lo bajó.
-Mañana te diré mi decisión..descansa primo- con estas palabras Thranduil se retiró dejando solo a Suwerth.
Acelero el paso para llegar a los jardines. Cuando llego al punto de reunión frunció el ceño. Heloize no se vía por ningún lado.
Hasta qué bajo la vista fue cuando descubrió a la humana dormida a sus pies. Sonrió con cariño. La cargo como un bebe en sus brazos.
Heloize se encontraba peligrosamente fría. La llevo hasta su cuarto donde la puso en la cama y la admiro por unos segundos. Le paso los dedos por la cara con ternura hasta llegar a sus labios. Había algo en ella que lo hacia perder el control. Tal vez después de todo, no estaba tan borracho esa noche.
Si inclinó con suavidad y le beso la frente. Con eso basto para que Heloize abriera los ojos lentamente. Al verlo de ese modo frente a ella le conmovió el corazón. Quiso decir algo pero Thranduil le tapo la poca con dedo.
-Sshhh..-susurro Thranduil.
-lamento haber llegado tarde... apuesto que estas exhausta, descansa- dijo con suavidad mientras le acariciaba el pelo.
Realmente el sueño le gano a Heloize y en unos segundos ya se encontraba totalmente dormida.
Después Thranduil salió del cuarto. Camino hasta su habitación. Antes de llegar vio como una sombra se movía en una esquina del pasillo.
Se volvió inmediatamente y apresuro el paso hacia la sombra, entonces Ankris salió de entré las sombras.
-Tranquilo Thranduil...-
-¿Me estabas siguiendo?- le pregunto molesto. Ankris negó con la cabeza
-Jamás mi Rey, sólo cuidaba el palacio-respondió Ankris con sserenidad.
Entonces un aullido quebró el silencio. Ambos voltearon a ver a la ventana más cercana.
-¿Lobos?- pregunto Thranduil.
-Me parece que si- respondió Ankris con un nudo en la garganta
-¿les temes?- pregunto el rey al ver su reacción.
- No, no es nada-dijo Ankris -si me permite su Majestad yo seguiré mi recorrido-
Los ojos de Ankris ahora bajo la luz de la luna eran amarillos y parecían los de un animal salvaje. Thranduil asintió y volvió a su habitación. Aquella noche no fue como otras. Ahora los lobos aullaban más cerca del palacio como ninguna otra noche.A la mañana siguiente Thranduil se arregló y se dirigió a la cocina. Esa mañana servirían un banquete especial y todos sus huéspedes estarían invitados. Mientras decidía como sentar a sus invitados una tarjeta le fue entregada por un sirviente. En la tarjeta venía escrito:
"Espero que hayas tomado una decisión beneficiosa para ambos
Atentamente, Sir.Suwerth"
Thranduil tiro la tarjeta a la basura. No estaba muy dispuesto a contestar aquella petición.Horas más tarde ...
Todos los invitados estaban en sus lugares y habían disfrutado de un delicioso desayuno. Heloize había extrañado comer en el jardín y todo el desayuno había estado platicando y jugando con la comida con Legolas. Loremi la miraba desde el otro extremo de la mesa algo celosa, pues había tenido que soportar a un pequeño elfo malcriado que gritaba y lloraba.
Heloize no la estaba pasando mal, pero de vez en cuando se sentía presa de la mirada de Thranduil quien la observaba de vez en cuando durante el desayuno.
A Thranduil le llego una idea a la mente. Sonrió y miro una vez a la joven humana que jugaba con los chícharos con Legolas.
Heloize término su desayuno y llevo su plato a la cocina. En ese momento también entraba de la puerta que daba al bosque el joven Ankris. Heloize observo que Ankris se veía inquieto y estaba sucio de pies a cabeza.
-¿pero que te ha pasado?- le pregunto Heloize al ver su apariencia que era nada habitual entre los elfos.
-Nada, sólo me he caído en el camino- dijo algo serio. Su voz se escuchaba más grave de lo que recordaba. Se fue de la cocina con rapidez sin decir nada más. Heloize sólo se encogió de hombros.
Regreso a su asiento en el desayuno y en eso Thranduil interrumpió la conversación de Suwerth.
-Primo mío, Sir. Suwerth, he tomado la decisión que tanto anhelabas escuchar. No acepto ninguna de tus joyas ofrecidas-
Al oír esto, Heloize se sintió mal por el Sir, ya que el lo hacía con las mejores intenciones. Lo miro y vio en su cara desilusión y tristeza.
-Sin embargo, aún posees algo de mi interés. ¿Estarías dispuesto a dármelo?- dijo Thranduil con suma elegancia.
-Lo que sea mi Rey!-contesto Suwerth presuroso.
-Bien, quiero a una de tus damas, pero cualquiera. Quiero a una de tus acompañantes del día de hoy, específicamente a Heloize- sentencio Thranduil.
Heloize no podía creer lo que estaba escuchando. Se sintió ofendida y menospreciada al haber sido tratada como un objeto negociable.
-Trato hecho- dijo Suwerth sin dudarlo por un segundo. -a cambio me enviaras el dinero necesario para solucionar los problemas de mi reino-
El rey Thranduil sonrió -Así será- con esto el trato quedo cerrado.
Parecía que nadie más había escuchado eso más que Heloize, ya que todos seguían hablando y riendo sin haber prestado atención a la conversación.
Volteo a ver a Legolas y descubrió que el también había escuchado aquello.
Se podía ver que Legolas estaba furioso y apretaba la mandíbula y el puño con toda su ira.
Entonces Legolas miro a Heloize y vio que la chica estaba aterrada.
-Yo arreglare esto- dijo Legolas mientras se paraba de su lugar y se fue por la puerta de la cocina.
Heloize se dejo caer sobre la silla.
No estaba preparada para esto.
Pero... ¿acaso eso no era lo que ella quería?
No, sí bien se estaba enamorando de Thranduil, ahora el había perdido todo su encanto al haber negociado con ella así.
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Sobre un Nuevo Dominio
Fiksi PenggemarHeloize es una humana de pueblo que ha dedicado su vida a su familia. Para alimentar a sus hermanos sirve a la corona real de los elfos, donde es tratada bien, y cuando todo parezca estar estupendo, su vida dará un giro completo cuando entre a los...