Si no estoy contigo

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Cuando ya se disponía a sacar su espada una leve luz dorada fue iluminando la casa paulatinamente hasta poder tener una buena visión del lugar.
En frente de Thranduil.

Heloize estaba sentada en una silla con semblante sereno...

Thranduil sintió su cuerpo pesado y que sus rodillas no eran capaz de sostenerlo. Dio un paso mas aún sintiéndose desvanecer. Heloize le regalo una sonrisa y se puso de pie. ¿Que le diría después de tanto tiempo sin verlo...después de todo lo que paso?
Simplemente no aguantó el impulso y ella fue quien se abalanzó contra él en un fuerte abrazo.
-Lo lamento tanto..- sollozo con su cabeza sumida en pecho. Thranduil trago saliva con dificultad. Estaba molesto con ella por haberlo dejado de ese modo y aparecer cuando ella quiso. Estaba furioso por haberlo hecho pensar mas de una vez que no la volvería a ver y que todo era culpa suya. También se encontraba alegre de verla sana y salva pero durante su ausencia su corazón se había enfriado nuevamente. ¿A caso creía que con un simple abrazo podría arreglar algo que llevaba roto por 10 años?
Thranduil se limito a golpear con suavidad su espalda en señal de consuelo. Ella balbuceaba y eso al elfo le resulto difícil de procesar. Si bien se encontraba enfadado por lo que hizo, si lo veía desde su punto de vista seguramente no fue sencillo para ella lidiar con sus ganas de verlo, pero...
¿Se lamentaba por haberlo abandonado de ese modo? ¿ Sería que encontró a otro hombre en su vida y lo llamó únicamente para matar cualquier esperanza que viviera en él? Se dijo a si mismo que tenia que dejar de pensar.
-Sshh... Ya...- trato de consolar él con la mayor paciencia que le quedaba.  Le levanto la cara por la barbilla y le obligo a verlo a los ojos. Heloize se veía diminuta a comparación de él. Con la otra mano Thranduil le limpio las lágrimas de los ojos y de las mejillas. Sus ambar ojos brillaban con tristeza ante este acto tan dulce de Thranduil.
Ella quito su cara avergonzada de verlo a los ojos y se dirigió a su comedor. El interior de la choza era lindo y simple. Parecía moldeado por la naturaleza al ser rebosante de plantas y arboles.  El comedor era muy sencillo con gran mesa de madera y tres sillas fabricadas del mismo material.
Heloize hizo un ademán con la mano invitándolo a sentarse. Sin embargo Thranduil únicamente negó con la cabeza. Sentía en su garganta un nudo enorme y no sabría bien que decir.
Ella solamente respiro hondo y se limito a decir
-Me alegra mucho verte...de verdad- eso en realidad sonó tan  patético que se sintió muy avergonzada pero su mente se encontraba completamente bloqueada.
Thranduil noto su nerviosismo y añadió
-Cuentame, ¿qué has hecho en estos años? ¿En dónde has estado?¿con quién?-
La ultima pregunta sonó un poco más ronca y fría de lo común.
- Todo este tiempo he vivido aquí. Es un lindo lugar. Hay un pequeño arroyo cerca y ... Aquí solía vivir una anciana bruja. Tenia fama para hacer hechizos de amor y conjurar la naturaleza pero en realidad no era magia oscura. Viví con ella los primeros cinco años, me enseño su magia y a hacerme aliada de la naturaleza. Después de eso, la anciana murió, y me dejo su choza.- dijo Heloize mientras con un ligero movimiento de la mano broto chispas de su palma que bailaron grácilmente hasta una planta que al contacto con las chispas bailarinas hizo florear una bellísima flor.
Thranduil miro aquel acto entre asombro e inquietud. Los ojos de Heloize se veían cansados. Se notaba que había trabajado muy duro y la magia la consumía. Pero aun así trataba de mantener en su rostro una ligera sonrisa que suavizaba cualquier corazón.
En cambio lo que Heloize miraba no la alivianaba del todo. Thranduil se seguía viendo exquisito. No había cambiando en nada en cuanto apariencia física. Pero lo que la inquietaba era el modo en que la miraba. Sus ojos parecían querer atravesar su mirada y llegar a lo mas profundo de su alma desenvolviendo sus mas oscuros secretos durante esos años. Su mandíbula se notaba tensa. El semblante mas que sereno, se veía frío, desconfiado.  Ver esto solo la hacia culparse a si misma por haber hecho lo que hizo. Pero era necesario, seguramente él lo entendería.
-Porque ahora?- pregunto Thranduil sin formular mas preguntas en torno  su respuesta anterior.
Y esa era la pregunta del millón.
Heloize se sentó en la silla de madera y apoyo sus brazos en las mesas.
-Ya era tiempo.-
-¿Tiempo de que?-
-Tiempo para volver a verte. Te extrañaba demasiado- sus ojos empezaban a brillar nuevamente por las lágrimas en sus ojos. -Además, comprendes porque huí, era lo correcto. Lo sabés Thranduil-
Thranduil dio un paso mas  fuerte hacia adelante, levanto su barbilla un poco mas ocasionando que su pecho se impulsará mas al frente también.
Su impotente figura ocasiono que las manos de Heloize empezaran a temblar. Su corazón iba al mil.
-¡Claro que comprendo! Pero hubiera sido bueno si te hubieras molestado en decirme en donde estabas, para asegurarme que estuvieras bien tu y nuestra criatura,¡¡ que quien sabe que le hiciste!!. - sus ojos azules parecían desprender chispas.
Heloize se paro de golpe.
-¡¡Esa criatura tiene nombre, se llama Billie y esta detrás de esa puerta todas la noches con la ilusión de conocer a su padre!!-  casi grito señalando a una pequeña puerta detrás de él.
Thranduil se sintió desconcertado. La miro con confusión.
-Pensé que habías ...-
-¿Abortado? Jamas lo hubiera hecho.-
Thranduil permaneció en silencio mientras procesaba la información. Heloize se tranquilizó nuevamente y agrego
-Quiere conocerte. Creí que ya era tiempo para que la conocieras también. Ya sabes, empieza a hacer preguntas y eso-
Thranduil ladeó la cabeza tratando se descifrar alguna mentira en sus palabras. Luego pensó bien en lo que ello implicaba.
-¿Que le diré?-
-No es necesario que le expliques nada, ya le dije la verdad. Lo entendió muy bien. Supongo que es tan prudente como su padre, simplemente esta impaciente por conocerte -
Entonces Thranduil camino en dirección de la puerta. Se detuvo un momento para apreciar el lindo nombre de "Billie" tallado sobre la puerta. Tenia tantas preguntas y tanto en que pensar que no estaba seguro de querer hacerlo. Pero una parte de él que aun no lograba comprender y que le revolvía el pecho, estaba impaciente por abrir esa puerta y mirar a la criatura a los ojos.
Pero sus manos no le respondían. Heloize se acercó a Thranduil y lo aparto ligeramente. Entonces ella misma abrió la puerta y la entre cerro sin antes mirar suplicante al rey. Desde fuera Thranduil escuchó los pasos de ella y como una suave y melodiosa voz  de chiquilla preguntaba tímidamente
-¿Ya llego mami? ¿Ya lo puedo conocer?-
Heloize río suavemente. A Thranduil su corazón lo traiciono latiendo de manera irregular.
-Si mi amor, aguarda un segundo más aquí.-
Al escuchar esto Thranduil no espero a que Heloize regresara. Abrió mas la puerta y con paso suave entro a la habitación.
La habitación era preciosa. Toda hecha de madera, pintada de color rosa, con enredaderas presumiendo sus bellísimas flores por doquier. Habían muchas pinturas y dibujos colgados y la luz que entraba por la ventana, a pesar de ser tenue, era espléndida para ambientar el cuarto. Pero lo mas precioso del interior era Billie.
Los fríos ojos azules de Thranduil se toparon con unos tiernos ojos azules coló un cielo despejado. La niña era completamente adorable. Tenia la tez blanca, casi como de porcelana, unos cabellos chinos, como los de su madre, pero dorados como los de su padre. Era diminuta pero tenia unos enormes ojos aun mas claros que los de Thranduil, que lo miraban con admiración y miedo. Su boquita era chiquita y del color de los mas caros rubíes. 
-Pa.. Pa..¿papa?- preguntó la pequeña niña. Su voz tan angelical y dulce le puso los pelos de punto a Thranduil. Nunca se imagino que su hija iba a hacer tan hermosa.
Puso una rodilla en el suelo para estar a la altura de la niña. No pudo evitar sonreirle y suavizar un poco su expresión.
-Hola pequeña. Que gusto me da conocerte - 
La niña sonrió emocionada y se alejo de los brazos de su madre para tener mas de cerca al nuevo invitado.
-¿Eres una niña traviesa?- preguntó Thranduil con una cálida sonrisa.
Billie sin dejar de sonreír ni un segundo agito la cabeza negándolo. Luego se detuvo un segundo y miro a su madre quien miraba la escena conmovida.
-Bueno...a veces- añadió risueña. Entonces Thranduil la atrajo hacia si mismo con un abrazo para después cargarla. La niña río divertida.
-Eres muy alto!- Dijo mientras agitaba su rizada melena dorada en el aire.
Pero entonces puso una cara sería de preocupación y preguntó
-¿Te vas a quedar ya conmigo y mamá? -
Fue una pregunta que le llego a Thranduil como una flecha al corazón.
-No... - susurro
La expresión de la niña cambio a una mirada triste y decepcionada mientras al mismo tiempo Heloize se paraba ofendida.
-Ustedes tendrán que venir conmigo - añadió el elfo antes que pasara otra cosa.
Bajo a la pequeña y su madre le pidió que fuera a jugar a fuera, porque quería platicar a solas con su padre.
-¿Es cierto eso Thranduil? ¿Como piensas llevarnos?-
Thranduil la miro con severidad.
-Tu sigues siendo mi prometida, mi pareja. Y Billie mi hija. Tienen derecho a quedarse en el reino.-
-¿Que hay de...-
-Eso yo ya la arregle hace tiempo. Si te das cuenta, lo único que quieren es que tengan a un buen rey asegurado en la corona. Si me pasa algo, o se requiere, Legolas sera el rey. Billie por siempre sera princesa. Ya no corren ningún peligro. -
Heloize sonrió aliviada.
-Yo, en serio lamento no haberte dicho antes. Tenia miedo. Espero que me perdones. -
Thranduil se aproximó mas a la pequeña humana. Sus miradas se entrelazaron una vez más, como en los viejos tiempos.
-Nunca te deje de amar ni un segundo.- aseguro Thranduil. Antes que Heloize pudiera decir algo, Thranduil ya sabría lo que contestaría así que se adelanto a callarla con un beso. 
Heloize probó con hambre sus labios una vez mas. Thranduil era su punto más débil, su mas grande droga y hace tanto tiempo que le hacia falta.
Thranduil también la extrañaba con fuerza. Pero también la beso con ira y rencor.
Se separó del beso lo suficiente como para agarrar con sus grades manos el rostro de la humana y mirarla con todo el dolor que tenia dentro cuando al mismo tiempo con una voz ronca y gutural le advirtió
-Jamás vuelvas a alejarte así, por tanto tiempo, sin si quiera decirme 
Ella asintió y el sonido de la risas de Billie se escucharon dentro de la casa mientras la niña corría al interior.
Thranduil tomo de la manita a la pequeña que no pudo evitar enrojecer .
-Ven papi. Hay mariposas afuera y muchas plantas muy lindas que mama ha plantado- dijo la pequeña Billie al arrastrar a su padre al jardín. Thranduil se recostó en un árbol y respiro hondo el suave aroma de las flores que resultaba mágico.
Thranduil le sonrió a Billie y le comentó con una sonrisa picarona.
-Billie, ¿sabes que tienes un hermano? Estará muy feliz de conocerte-
La niña abrió los ojos grandes y volteo a ver a su madre que los veía desde unos metros de distancia.
-MAMAAAAA!! Porque no dijiste que tengo un hermano??! - grito al mismo tiempo que corría hacia ella como toda una chiquilla berrinchuda.
Heloize la beso haciéndola reir hasta que sintió que brazo de Thranduil rodear su cintura. Un escalofrío subió por todo su cuerpo.
Ella lo miro a los ojos. Su semblante ahora era mas relajado que al principio y parecía estar satisfecho o aliviado.
Entonces miro al horizonte, donde el sol empezaba a caer. Un paraíso majestuoso se pinto esa tarde, donde un rey reencontró a su pareja, hija y mas importante aun...
La paz que su corazón había perdido hace tanto.

Sobre un Nuevo DominioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora