A empacar

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Heloize y Loremi empacaron hermosos y lujosos vestidos, enviaron cartas a sus amigos y familiares y se prepararon para partir hacia Tierras desconocidas.
-Como crees que sea el reino de Thranduil?- pregunto Loremi a Heloize mientras observaba por la venta
-pues seguramente más grande, más fino y bueno... Todo debe ser mejor que aquí- respondió Heloize
-¿Alguna lo has visto?-
-¿yo? Nunca, pero...-
-No me refiero al reino si no al Rey Thranduil- corto Loremi
-Jamás lo he visto y no me emociona en lo absoluto conocerlo. Dicen que es muy frío.-
Loremi se volteó a verla con severidad.
-a mi también me da miedo. La raza humana no es favorita que digamos-
Heloize suspiro y cerro su maleta. Ya estaba lista.
-No se porque Sir.Suwerth se le ha metido a la cabeza llevarnos sabiendo que no seremos bienvenidas ahí- reprocho Loremi
-tu sabes que Sir.Suwerth le gusta llamar la atención. ¿Y que mejor forma que atreverse a llevar a un par de humanas al palacio del Rey Thranduil?- respondió Heloize mientras se aseguraba que ya no olvidaba nada.
En ese mismo instante, tocaron la puerta y Loremi la abrió. Se presentó un elfo guardián que les informo que su carruaje las esperaba. Las chicas salieron y entraron a un carruaje bastante hermoso. Se pusieron cómodas y Loremi recargo su cabeza en el hombro de Heloize.
Heloize la volteo a ver, Loremi era una humana muy guapa, tenía unos hermosos ojos cafés almendrados y un pelo muy lacio negro como la ala de un Cuervo. Tenía facciones finas que eran raras entre los humanos y una tez un poco morena que volvía loco a los hombres. Y no sólo a los hombres... Heloize había observado como los guardias la observaban al pasar y sabía de un puñado de elfos que morían por hablarle.
Sin embargo, Heloize no se consideraba a ella misma como una humana atractiva. Tenía un pelo rizado color castaño alocado. Unos ojos color miel y una nariz pequeña y respungada. A diferencia de Loremi, Heloize tenía labios un poco más gruesos y sus facciones eran como las de cualquier humana. Pero ser normal no le importaba. Era una chica decidía y divertida. Le encantaba reírse y era muy simple.
Heloize sonrió y se quedo dormida en el viaje junto con su amiga.
Durante el camino el carruaje se atoró con una roca e hizo saltar al carruaje despertando a Heloize.
Se asomó por la ventana y vio algo único: Un paisaje hermoso con árboles viejos pero majestuosos, jardines con flores de toda clase de colores y formas, vio a uno que otro animal salvaje, y a lo lejos logro visualizar un hermoso castillo. Trago saliva con dificultad y pensó en sus hermanos. Tenía que hacer esto por ellos.
No le molestaba quedarse en un lugar tan majestuoso, lo que le preocupaba era la clase de elfos con los que se toparía.
En el reino de Suwerth ya conocía a los guardias, a los cocineros y todos los demás elfos, y todos ellos se llevaban bien con Heloize. Pero sabía que los elfos de estas zonas no estaban acostumbrados a ver humanos y podrían ser rechazadas. La idea se lidera con elfos orgullosos por 3 meses no le agradaba.
-Wow! Mira que bonito todo luce!-dijo Loremi con entusiasmo.
-Si... Hasta ahora todo es bello-

Sobre un Nuevo DominioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora