Capítulo 15

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 15

Salgo de la casa sin ver rastros de Peeta. Volteo cuando siento que alguien toca mi hombro, es el Padre de Peeta que me sonríe de manera triste, aunque no me sorprendo, también debe estar preocupado.

-- Él no se fue- dice con seguridad-sé, donde está.

Entro de nuevo a la casa de la familia Mellark. Me sorprende lo enorme que es y no puedo dejar de imaginarme a un pequeño Peeta corriendo por aquí, pero por más que busco alguna foto no encuentro nada.

-- Peeta nunca ha sido feliz viviendo en esta casa-me dice su padre.

-- ¿Por qué?- pregunte ya que no entendía como alguien que lo había tenido todo no hubiera sido feliz.

-- Es vergonzoso para un Padre decir que nunca pudo hacer algo más por su hijo, de no haberlo podido defender. Inclusive si tenia que defenderlo de su propia madre.

-- Ella...-quiero decir pero él me gana la palabra.

-- Ella jamás lo hizo sentir parte de esta familia...lo único que le pude dar fue ese cuarto - me señala un cuarto muy al fondo del pasillo-allí el encontró su lugar, se permitió pensar, ser él y pintar, ese lugar se convirtió en su refugio.

Camino por ese pasillo triste y solo, me pregunte ¿cómo ese camino podría llevarme a Peeta? Él, que siempre lo ilumina todo. Entro el cuarto el cual esta oscuro, lo único que lo ilumina es la luz de la noche, no tiene muebles, solo material para pintar y unos cuantos cuadros tapados, miro a la ventana que permite entrar la luz. Ahí esta sentado mirando a la luna. Me acerco lentamente a él que tiene la cabeza levantada, observo que la luna está más hermosa que nunca.

-- Peeta- digo.

Cuando coloco mi mano sobre su hombro siento como una de sus fuertes manos atrapa mi cintura acercándome a él, con la otra mano me atrapa en un abrazo, siento como su cabeza se recarga en mi estómago. La situación me parece extraña e incómoda. Intento soltarme, pero él me sujeta más fuerte.

-- Solo un momento por favor- me susurra.

Y lo hago. Con mis manos comienzo acariciar sus rubios rizos, para hacerlo sentir mejor.

Cuando salimos de la casa de la familia de Peeta, no nos encontramos con nadie, ni siquiera con el señor Mellark. Peeta y yo caminamos agarrados de las manos con nuestros dedos entrelazados, nos dirigimos en silencio rumbo a nuestra casa.

-- Antes de nacer mi Papá quería divorciarse de mi Mamá- dice de repente- Aunque él cree en el hecho de mantener a la familia unida, por primera vez decidió rendirse no podía mas con su matrimonio-suspiro- Por esa razón mi Mamá se embarazo, para retenerlo a su lado. Como mi Papá siempre había soñado con tener una hija, mi Madre le decía que ella estaba completamente segura que yo iba a ser mujer.

Me sorprendió escuchar que alguien fuera capaz de utilizar a un hijo solo para retener a un hombre, era algo que nunca me hubiera imaginado.

-- Ya te imaginaras la desilusión que tubo mi madre cuando yo nací, ella tenia la esperanza de que al tener una hija mi padre olvidaría la idea de separarse de ella, aunque mi Padre se quedo durante el embarazo lo hizo solo para apoyarla. Él jamás se había echado para atrás en cuanto a lo del divorcio, no importaba si yo hubiera sido niña o niño, pero mi madre no lo creyó así y por segunda vez sintió que mi padre la había humillado.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora