Capítulo 24

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 24

En cuanto escucho a los pájaros cantar me levanto Peeta aun esta dormido a mi lado. Lo observo durante un momento pensando que él era el chico del que siempre estaría enamorada, ya que me había costado tanto hacerlo no soltaría a alguien tan maravilloso como él. Me levanto con cuidado para ir a la cocina y sorprenderlo, ya que usualmente él siempre me hace de comer y me conciente en esta ocasión quiero ser yo la que lo haga.

Aunque no tengo el gran talento que tiene Peeta para cocinar decido hacer unos hot cakes con un delicioso licuado de plátano. Estoy tan concentrada para que todo salga bien que me sorprendo cuando siento a alguien abrasarme por la cintura. Sé que es Peeta. Planta un beso en mi cuello y muy cerca de mi oído me pregunta.

-- ¿Qué estás haciendo para desayunar?

-- Hot Cakes- le respondo.

-- Que rico- me dice depositando otro beso en mi cuello.

-- Mi Papá solía hacernos los domingos. Nunca he vuelto a probar unos tan deliciosos.

Me vuelve a dar un suave beso solo que esta vez es en mi cabeza, me suelta para ayudarme a preparar el desayuno y la verdad es divertido hacerlo juntos.

Al terminar de desayunar me dirijo a mi casa para cambiarme y poder ir al cementerio a visitar a mi Papá. Estoy terminando de hacer mi trenza cuando suena el teléfono, me sorprendo y me ilusiono pensando que puede ser mi Mamá para decirme que si pudieron venir.

-- Bueno.

-- Katniss, que bueno escucharte- dice Snow del otro lado del teléfono.

Como no puedo decir lo mismo le pregunto- ¿Que quiere?

-- Saludarte sobrina y felicitarte me han dicho que vas muy bien con el chico Mellark.

No tengo ánimos de contestarle nada lo mejor que hago es quedarme callada, hasta que él dice.

-- También te hablaba para informarte que el día de hoy quiero que vengas a comer a mi casa.

-- ¿Qué?...No- le grito sorprendida en realidad no tengo ganas de ir a comer con el viejo y menos este día.

-- Y quiero que traigas al joven Mellark- me dice ignorando lo que acabo de decirle

-- Ya le dije que no quiero ir- decido ser, más directa.

-- No me importa lo que quieras. Me importa lo que quiera yo. Los espero a las 2:30 y no pueden faltar.

Me cuelga el teléfono. Salgo de la casa desanimada para encontrarme con Peeta, sujeto su mano y le digo.

-- Mi tío quiere que vayamos a comer hoy con él.

-- Está bien vamos- me dice.

-- ¿No te molesta?

-- No. Este día lo quiero pasar completamente contigo, iré a donde tú quieras ir.

Le sonrió y agarrados de la mano nos dirigimos al cementerio. Veo que él trae dos bolsas de cartón, le pregunto que traen, a lo que el contesta que algo para mi Padre. Al entrar al cementerio empiezo a caminar más lento, ya que no quiero llegar. Odio pensar que la persona más importante de mi vida se encuentra ahí. Peeta en cambio se apresura hasta llegar a la tumba de una de las bolsas que trae saca una pequeña escoba con ella comienza a barrer la tumba de mi Padre, corta las hiervas que han crecido a su alrededor, tira las flores secas que habían dejado seguro Prim y mi Mamá antes de irse al Capitolio, saca una botella de agua vertiendo en donde estaban las anteriores flores. Se acerca a mí para tomar las flores que acabamos de comprar y las coloca.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora