Capítulo 48

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Este capítulo se lo dedico a FangirlT hAry. Gracias por todo tu apoyo

Capítulo 48

PoV Peeta

Me sentía muy ilusionado al despertarme, era como si estuviera a punto de recibir algo que siempre he querido y ese algo era el amor de la mujer que siempre había estado en mis pensamientos. El día de hoy le pediría que volviera a ser mi novia, hoy le pediría que me volviera a regalar sus besos y caricias.

Habíamos quedado en comer juntos en la casa de Katniss. Ella me dijo que prepararía algo especial para mí, para nosotros. Estaba pintando cuando escuche la puerta tocar, decidí ignorarlo, ya que escuche como Finnick o Annie habían abierto la puerta. Estaba concentrado en mi nueva pintura sobre Katniss cuando la puerta se abrió.

-- ¿Aun sigues pintándola?- me sorprendo al escuchar la voz de mi padre.

-- Siempre la pintare- le contesto. Dejo la pintura para saludar a mi Padre- ¿Cómo has estado?- le pregunto.

-- Estuve de viaje de negocios en esta semana-dice- Al regresar me encontré que Katniss estuvo tratando de comunicarse conmigo.

-- ¿Katniss?-me extraño- ¿Para qué quería hablar contigo?

-- Me conto sobre tu accidente y lo descuidado que fuiste con tu salud.

-- Papá, no es para tanto Katniss solo se asustó demasiado por algo sin importancia.

-- Peeta tu eres mi hijo y hasta que te cortes con una hoja de papel me parece importante- se pone serio- Hijo te pedí que no te excedieras y mira lo que ocurrió.

-- Ya estoy descansando bien. Ya no tienes, porque preocuparte- le digo.

-- ¿Es tan necesario ese dinero?- me pregunta.

-- Sí, es muy necesario- le digo.

-- Entiendo-dice y sé que es lo último que dirá de este tema- Ven quiero felicitar a Finnick y a su esposa. Por venir a buscarte no lo hice correctamente.

Mi Papá permaneció casi toda la mañana con nosotros hasta que tuvo que retirarse por unos asuntos pendientes. En cuanto se marchó me metí a bañar y vestirme para dirigirme a la casa de Katniss con el regalo prometido.

Con una gran sonrisa, una sonrisa que no le conocía me recibió. Llevaba una falda de mezclilla un poco arriba de sus rodillas y esa blusa de cuadros que una vez le dije que me gustaba y su trenza con solo eso, para mí lucia hermosa.

--Huele delicioso- le digo.

-- Dame tu reloj- me dice inmediatamente.

-- ¿Qué?- pregunto extrañado.

Sin decir más toma mi mano izquierda para quitarme mi reloj guardándolo en un cajón del mueble que esta junto a la puerta.

-- No quiero escuchar la alarma. El día de hoy no- dice autoritaria- No entiendo ¿por qué tienes que poner una alarma? A menos que sea una alarma para despertar de verdad no entiendo porque ponerla para otras cosas.

-- Porque sé que las cosas salen bien cuando uno utiliza las alarmas- le digo con mi pensamiento de panadero.

Ella me mira sin entender bien mi respuesta. Mientras nos acercamos a la sala decido que es momento de entregarle mi regalo.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora