Capítulo 46

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 46

Fue una suerte que lloviera después de haber regresado del parque de diversiones, si hubiera llovido antes se hubiera arruinado la salida. Faltaban unas dos cuadras más antes de llegar a la casa. Peeta y yo nos encontrábamos bajo un pequeño tejado totalmente mojados. Al ver a mi acompañante mi mirada viajo por su cuerpo una sensación de emoción surgió al ver como su camisa se pegaba a su músculos y desee estar rodeada por sus brazos y besarlo.

Tenía tantas ganas de hacerlo que tuve que correr lejos de él. Este había sido un buen día para dos personas que querían ser amigos y yo no quería arruinarlo. No llegue muy lejos porque Peeta me alcanzo sosteniéndome de mi mano. En eso vi, como me protegía de un auto que hacia olas con los charcos que se le cruzaban, toda el agua sucia cayó sobre mi chico del pan que me protegió para que ni una gota cayera sobre mí.

Nos encontramos tan cerca uno del otro, que la lluvia o cualquier otra cosa alrededor, se volvió insignificante. No podía quitar mi mirada de Peeta se veía tan hermoso bajo la lluvia, sus rizos cada vez más largos estaban pegados a su rostro y sus ojos se veían más azules que nunca.

-- Eres tan hermoso- solté en un intento por respirar.

-- Eres tan hermosa- me dice.

El beso fue inevitable era algo que ambos deseábamos. Sabía que quería más que un beso y podía sentir que Peeta también quería más que eso, intente separarme de él para encaminarnos a mi casa, pero Peeta quería seguir con el beso que yo tampoco quería terminar. Era solo que deseaba acompañarlo con caricias. Caricias que no podía darle en público.

--Vamos a mi casa- le digo entre besos.

Sin decirle más se separó de mí tomándome de la mano para que corriéramos bajo la lluvia. Sabía que no corríamos para evitar escarpar de la lluvia corríamos por el deseo que sentíamos de sentir nuestros cuerpos y besos.

Fue sorprendente lo rápido que llegamos a mi casa. Solté la mano de Peeta para buscar mis llaves y abrir la puerta. Peeta deseoso sujeto mi cintura por detrás levanta mi blusa logrando sentir el calor de su mano, inmediatamente las saco para intenta desabrochar mi blusa, solo que los botones eran de adorno. Reí cuando me dice en mi oído mordiendo mi lóbulo

--No puedo desabrochar tu blusa.

-- Se saca por arriba- le digo.

-- Mmm- respondió mientras besaba mi cuello.

Con las acciones de Peeta no me podía concentrar en abrir la puerta. Al final cuando logre abrirla voltee rápidamente para tomar del cuello a mi chico que me quitaba la blusa con desesperación para besarme en cuanto termino de sacarla de mi cuerpo. Estaba por decirle que cerrara la puerta cuando escuche el portazo seguro la había aventado con el pie.

Igual que el otro día, volví a terminar entre la pared y Peeta. Sus manos recorrían cada parte de mi espalda y abdomen desnudos, yo hacía lo mismo. Nos besábamos con desesperación y anhelo por tenernos uno al otro.

--Eres hermosa- me dice soltando mi boca. Observándome- Demasiado hermosa.

Sus labios recorrían mi torso desnudo, plantando besos y uno que otro lametón que me estremeció. Besaba la tela de mi brasier que aun tenia prisionero mi pecho, quería con locura que Peeta lo liberara para sentir sus labios directamente en ellos.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora