Capítulo 44

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 44

Estaba emocionada de salir con Peeta al cine. Prim me había hablado en la mañana, a veces mi patito me sorprendía. Ella no solo había notado lo animada que estaba esta mañana, ya que aunque intente sonar normal ella se había percatado de mi tristeza en el último mes.

-- ¿Qué tenías Katniss?- me pregunto dulcemente.

-- Solo que a veces las extraño mucho y tengo tantas ganas de que estén aquí para que yo vuelva a estar completa.

-- También te extraño...quisiera estar con Peeta y contigo.

-- Pronto lo estarás.

-- Sí-aseguro con un tono de voz muy tranquilo- Pronto estaré con ustedes para siempre.

Sueño con que ese día llegue. Al escuchar tocar la puerta con un poco de pesar me despido de mi Patito para abrir a Peeta. Antes de la llamada de Prim, Peeta me había hablado para decirme que fuéramos a comer antes de ir al cine cosa que me pareció buena idea. Durante el camino no nos pareció mala idea ir tomados de la mano. Sí, sabemos que los amigos no se toman de la mano, pero decidimos hacernos de la vista gorda y fingir que todos lo hacen.

Comimos un delicioso spaguetty y un tiramisú de postre, sin embargo lo mejor es la plática que tenemos no es que estemos hablando sobre algún suceso importante o sobre algo profundo, solo hablamos de nosotros de lo que nos hemos perdido todo este tiempo desde la escuela hasta nuestras actividades fuera de ella. Me llama la atención que Peeta no me mencione nada sobre su trabajo en el restaurante, decido esperar a que el comente algo y no presionarlo.

En el cine decidimos entrar a una película de suspenso que me llama la atención. La verdad no soy una chica que gusta de las películas románticas y aunque voy con mi novio...digo amigo, prefiero ver otro tipo de películas.

Adentro del cine nos sentamos hasta atrás. Compramos unas palomitas grandes para compartirlas igual que el refresco lo hacemos como "buenos amigos" que somos. Estamos platicando hasta que por alguna razón Effie aparece en nuestra plática.

--El otro día vi a Effie y su nuevo look no sabía si era una broma o era en serio- me dice Peeta.

Hace unos días Effie llego a la puerta de mi casa con el peinado más extravagante que le hubiera visto. Llevaba el partido a la mitad y en cada lado tenía cuatro trenzas levantadas como si fueran ramas, pero eso no era lo más raro si no los adornos que le colgaban; unas pequeñas esferas de cristal, para colmo se lo había pintado el pelo de verde. Según ella era lo último en el Capitolio usar peinados basados en días festivos.

--Lo sé- le comento a Peeta- En cuanto la vi le dije Jo, jo, jo feliz navidad.

Fue sorprendente escuchar la carcajada que Peeta soltó. Mi corazón se emocionó al saber que yo había provocado esa risa en Peeta. Estaba tan absorta viendo a Peeta reír hasta que poco a poco se fue calmando, sin dejar esa enorme sonrisa en su rostro, esa sonrisa que pensé que ya no volvería a ver.

--¿Y qué te dijo?- me pregunto.

Aunque desde el viernes estábamos juntos. Peeta no me había sonreído como lo estaba haciendo en estos momentos. Emocionada ante este hecho no conteste a su pregunta solo tome su rostro entre mis manos para poder apreciar mejor su rostro.

-- ¿Qué pasa?- me pregunto sin dejar de sonreír.

-- Pensé que ya no volvería a ver esta sonrisa en tu rostro- le digo- Desde que te molestaste conmigo solo sonreías para los demás, eso me ponía muy triste sobre todo porque sabía que tú me regalabas una sonrisa que no le dabas a nadie más. Era mi sonrisa, la sonrisa más hermosa que tú tienes. Sentí que ya nunca volviera a verla, gracias por regalármela este día.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora