Capítulo 58

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 58

Siento lagrimas correr por mi mejilla. Había despertado de un sueño, un sueño que me había llenado de tristeza. En las últimas semanas ya no tenía pesadillas, solo sueños dolorosos, sueños que estrujaba mi corazón. Limpie las lágrimas he intente calmarme. Vi a Peeta que aún seguía dormido. No lo había despertado, ya que con estos sueños simplemente abría los ojos llenos de lágrimas, con las pesadillas siempre brincaba o pataleaba por eso él se despertaba intentando calmarme. Durante un rato disfrute verlo dormir se veía muy hermoso aparte su presencia me llenaba de paz y amor y buscando contagiarme de eso me apreté a su cuerpo.

Disfrutando de la sensación de estar en sus brazos pensé que pronto seria su cumpleaños. Agradecí que haya nacido en un mundo donde Peeta estaba esperando por mí. Habida decidido que aunque aún me sintiera triste por la muerte de Prim quería festejar el día en que había llegado a este mundo mi chico del Pan, mi chico de invierno. Peeta había nacido a finales de enero, seguramente en un hermoso día donde la nieve había cubierto todo de blanco. Pensé que por esa razón su piel era tan blanca como la hermosa nieve.

...

Mi Mamá me había ayudado en preparar una cena sorpresa para Peeta, habíamos arreglado el comedor para que fuera una cena muy romántica y yo usaría el vestido que Cinna me había regalado. Cinna me había dicho que solo lo utilizara en un día especial y para mí este día lo era. Baje a la cocina para mostrarle como me veía con el vestido.

--Katniss se te ve hermoso. Se nota que fue hecho exclusivamente para ti-dice con una gran sonrisa- ¿Te gustaría que te peinara?-me pregunta.

Me había sentado en una silla como cuando era pequeña y mi madre me hacia mis dos trenzas para ir a la escuela. No podía evitar sentir nostalgia por aquella época en que mi Padre y Prim eran parte de nuestras vidas, en que la felicidad aun no se ausentaba.

--Lista- me dice. Acercando un espejo detrás de mí para ver ligeras trenzas que forman un hermoso chongo en mi cabeza.

-- Pensé que me ibas a hacer dos trenzas.

Veo en su rostro aparecer un sentimiento de nostalgia, que me afirma cuando dice.

-Extraño a esa niña pequeña- siento que estoy por llorar al pensar que habla de Prim-Esa niña a la que yo le hacía dos trenzas, que le encantaba cantar y corría a mis brazos en la noche porque le tenía miedo al monstruo de su closet-me doy cuenta que se refiere a mi- Sin embargo me gusta ver que te convertiste en una hermosa mujer, fuerte, valiente y con la capacidad de amar.

-- Gracias Mamá-le digo, y no solo le agradezco por sus palabras, ni porque me peinara, ni ayudara con la cena, también le agradezco por lo valiente que ha sido todo este tiempo. Por no haberse derrumbado como la última vez, que se quedo de pie por mí.

Mi madre se marcha dejándome todo listo para que yo pueda recibir a Peeta. Lo espero un poco ansiosa hasta que escucho que cierra la puerta.

--Ya llegue- dice.

-- Bienvenido- le digo saliendo del comedor.

Él me observa asombrado porque hace mucho tiempo que no me pongo ropa de día solo pijamas. Y supongo que está más sorprendido porque estoy arreglada. En su rostro veo aparecer una sonrisa y sus ojos brillan de emoción.

-- Te vez hermosa- me dice.

-- Es por ti. Feliz Cumpleaños- le digo abrazándolo.

-- Lo había olvidado por completo- me dice apretándome a él.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora