capitulo 51

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Mi horrible pasado.

-Mi niño –Me separé de él-. Te amo también. Ahora estoy sin palabras, de verdad... No sé qué decirte.
-No necesitas decir nada –Sonrió de lado, mientras que con mi dedo pulgar le retiraba aquella lágrima que caía por su mejilla-. Perdón, no puedo evitar no sentirme culpable de que Eric... Odio esto, si yo hubiese llegado antes de seguro... -Apretó sus puños, tomando fuertemente la sábana.
-Ya no te culpes más, eso ya pasó y no volveré a dejar que me coloque una mano encima ¿Bien? –Lo tomé por la nuca, colocando su rostro en mi pecho y acariciaba lentamente su cabello. Es ahora cuando comienzo a analizar la situación y me doy cuenta de que el chico, ese mismo chico el cual creí que nunca me confesaría que se enamoró de mí, lo estaba. Justo en este momento mi subconsciente saltaba de la alegría por las dos palabras que me cautivaron hace unos segundos: "Te amo."

¡Me ama, me ama a mí!

-¿Por qué estamos tristes? –Se separó de mí, cautivándome con una de sus hermosas sonrisas-. ¡Este debería de ser el mejor día de mi vida! –Reí bajito.
-El mío también –Susurré.
-¿Tienes hambre?
-La verdad... Muy poca, creo que aquel pingüino me hizo estar satisfecha.
-Oh no jovencita, pedí una pizza jumbo. No me hagas comérmela solito.
-¿Lo harías?
-¿Estás bromeando cierto?
-Hmm no, ¿Sí lo harías?
-Hasta la pregunta llega a ofenderme, es pizza... ¿Bien? ¡Pizza! Claro que me atrevería.
-Wow... Creo que yo me atrevería a comer de esa manera con... Unos piratitas.
-¿Piratitas? –Sus cejas se levantan a la vez-. ¿Jack Sparrow?
-Eres un tonto –Reí bajito-. Los piratitas son pequeñas tortillas de harina con carne y queso dentro. Incluso si te gusta puedes ponerle un poco de aguacate.
-Hmm –Toca su barbilla con su dedo índice-. ¿Te gustaría ir a comer unos conmigo?
-¿De verdad? Hollywood esta como a treinta minutos caminando de casa, quizá un poco más lejos.
-Me parece bien, quiero explorar un poco más por aquí. Quizás me encuentre con Emma Watson oh... Oh por Dios, ¡Quizás vea a Emma Watson!
-¿Sabes cuantas probabilidades hay en que eso pase?
-Hmm, ¿Quince por ciento?
-Dos por ciento, James.
-Eso es mentira, no creo que... -Fruncí el ceño.
-Cállate o bajaré a cero por ciento.
-¿Qué te pasa?
¡Estoy celosa idiota, cierra la boca!-. Nada, ¿Por qué?
-Te noto distinta... Quizá molesta, no lo sé.
-Estoy bien.
-Cambiaste repen... Oh, Annie, ¿Estás celosa?
-¿Qué te hace creer eso? –Me cruzo de brazos, tragando saliva totalmente nerviosa.
-Nunca conoceré a Emma Watson.
-Eso lo sé.
-¿Y por qué te preocupa tanto? –Suelto una risita nerviosa-. ¡Sí estabas celosa! –Se lanza sobre mí, haciéndome soltar una carcajada. Toma mi rostro entre sus manos y deposita un cortito beso, el cual me hace sentir maripositas en mi interior-. Tú eres mucho más bonita y tú tienes algo que ella no.
-¿Qué tengo que ella no? –Su corazón, claro.
-Trasero.
-¡James! –Grito y lo empujo rápidamente, riéndome de su tonto comentario. Su risa suena por cada rincón de la habitación y sonrío en mi interior por milésima vez. Me gusta verlo contento.
-Era broma, lo sabes –Termina de reírse y se sienta en la cama una vez más, cruzando sus piernas-. La pizza ya se tardó, ¿Aquí si se pasa de los cuarenta minutos no es gratis?
-Estamos en un hotel, supongo que es diferente.

Carraspea su garganta y la puerta de la habitación suena. Se levanta casi saltando de cama y abre la puerta, sus ojos se iluminan. Le paga unos dólares y viene de regreso a mí con esa pizza enorme.

-¿Cama o mesa? –Pregunta.
-Hmm, ¿Cama?
-Bien –Coloca esa cosa gigantesca en la cama y la abre de inmediato. Mis fosas nasales se infestan de un rico olor y mi estómago comienza a gruñir.

(...)

Comienza a obscurecer y nos encontramos justo en este momento comiendo nuestra nieve de nuez. Creo que esta es mi parte favorita del día, aparte de tal hermosa confesión. ¿Qué pasaría con nosotros? Quiero salir con él, quiero ser su novia, quiero ser su felicidad en cada mensaje, quiero lo que todo este tiempo estaba esperando. Decido no apresurar las cosas, sé que algún día él puede llegar a pedírmelo.

-James –Mi cubierto es incrustado en la espesa nieve. Levanto mi mirada al igual que él y suelto un suspiro-. ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Sí –Asiente, como si su respuesta no fuera suficiente. Parece nervioso y yo también lo estoy. Nunca creí poder preguntarle esto-. ¿Y bien?
-Hace rato, mencionaste un horrible pasado –Su mandíbula se tensa-. ¿Podría saber a qué te referías?
-Hmm –Inhala notablemente y cierra sus ojos, para después abrirlos una vez más-. ¿Podría contarte en el camino?
-Si no quieres contarme, no te preocupes.
-No, quiero contarte de verdad. Creo que mereces una explicación a cómo te traté antes.
-Creo que sí pero... Sí te incomoda será mejor que no toquemos ese tema.
-Es tiempo, Annie. Ya no tengo que esconderme detrás de esa historia.
-De acuerdo –Suspiro y sigo con mi nieve. Tienes que pensar en algo hábil para quitar esa tensión en la habitación, rápido-. Te quiero –Mis mejillas se tornan rosadas y me encojo de hombros al instante.
-Yo no te quiero, yo te amo. Ya te lo dije –Sonríe y se acerca hacia mí apoyándose en sus rodillas. Pega sus labios con los míos y es algo realmente delicioso sentir su aliento sabor a nuez totalmente helado. Mi labio comienza a arder, aquel que está lastimado. Arrugo mi frente y James se despega de inmediato, tomándome por mi rostro-. ¿Estás bien? ¿Te lastimé?
-Estoy bien –Me encojo de hombros, totalmente apenada-. Aun no me acostumbro a tu forma de ser.
-¿Por qué no? ¿Te incomoda? –Está ahora sentado frente a mí, con una mirada vulnerable y hermosa.
-No, claro que no. Me encanta –Acaricié su mejilla con mis nudillos y una leve sonrisa se formó en sus labios-. Solo ponte a pensar... Sí yo me enamoré de ti de aquella manera, imagínate lo que logro sentir ahora que eres así.
-¿Logro hacerte sentir mucho?
-Vaya, el preguntón ahora eres tú –Ambos soltamos una risita.
-Prometo no preguntar nada nunca más.
-No, no dejes de hacerlo. Es... Agradable, aunque yo no te resultaba agradable.
-Solo al principio, sentía que me asfixiabas.
-¿De verdad?
-Sip, pero ahora me gusta sentirme asfixiado si se trata de ti.
-Será mejor que dejes de hablar así por ahora si no quieres que comience a temblar de los nervios.
-¿Eso es posible?
-Sí, créeme que sí. Me pasa seguido cuando... Bueno, me pasaba seguido cuando Logan me hablaba de ti.

¡Oh por Dios, Logan! Mi mirada cambia rápidamente y saco mi celular, soy una mala amiga... Me he olvidado de él el día de hoy.

-¿Qué sucede?
-No he llamado a Logan –Su mirada se endurece al igual.
-Será mejor que le llames.

Asiento y busco su nombre en mis contactos. Suena varias veces del otro lado de la línea y me contesta una mujer.

-¿Diga?
-Hmm –Estoy nerviosa-. ¿Es el celular de Logan?
-Sí, soy su madre ¿Se te ofrece algo?
-¡Mamá déjame hablar con Annie! –Grita aquella voz reconocida para mí del otro lado de la línea, mi querido Logan...
-Quería saber cómo estaba, y...
-Él está bien, jovencita. Gracias por llamar –Cuelga, sin decir nada más. Un vació en mi pecho se apodera de mí en ese momento. Veo a James, el cual tiene un signo de interrogación en su rostro.

-¿Qué pasó? –Me pregunta.
-Llamé en un mal momento, Logan parecía que estuviese llorando y su madre fue grosera.
-Esa señora... Es desagradable.
-Es homofóbica, creo que con mayor razón ella gozará tratarlo de esa manera.

Me levanto de cama, con la mirada de James en mí. Él se endereza de igual manera y me toma del ante brazo.

-¿Ya te vas?
-Sí. Es tarde, ¿Nos vemos mañana?
-No te despidas de mí, te dejaré en tu casa, ven –Toma mi chaqueta y la de él-. Aún tenemos un tema pendiente.

Salimos del hotel. Él con su mano en mi espalda caminando a mi lado. Al salir, me indica con señas que me cubra la boca. Es algo confuso... Puedo comer nieve pero no puedo permitir que el aire totalmente helado me choque en la cara. Estoy realmente nerviosa por aquella conversación pendiente, sé que debe ser algo horrible.
Coloca sus manos en los bolsillos e imito aquella acción. Lo observo y parece que está tratando de formular las palabras adecuadas en su cabeza.

-Solo dilo –Sonrío al momento en el cual me observa con una pequeña sonrisa.
-Yo no quería encariñarme con alguien más que... No fuera Elisa –Vaya, es algo realmente horrible ahora que lo pienso-. Por una simple razón -¿Hay más?-. Cuando era niño, papá solía maltratarme con efectos a causa del alcohol. Mamá murió de cáncer, es por eso que... No quería interesarme en alguien más. Fue ahí cuando te pedí que pensaras si querías seguir conmigo. Elisa era mi novia, pero tú me gustabas.
-¿Era tu plato de segunda mesa?
-En ese momento... Lo eras, pero, yo caí en mi propio juego. Me enamoré de ti. Papá me decía que las mujeres no valían la pena, algún día tendrían que morir, tal como pasó con mamá. No me permitía llorar, decía que eso era para niñas, ahora... Imagina cuanto me importas ahora para haber derramado más de una lágrima por ti.
-No sé por qué me duele tanto escucharte hablar de esa manera –Mi mirada está clavada en el suelo, sin ningún tipo de expresión.
-Igual a mí, nunca creí contarte mis problemas. Usualmente no se los comento a nadie –Me detengo en seco, sintiéndome especial en este momento.
-¿Qué sucede? –Me pregunta, acercándose a mí.
-Me alegra mucho que me cuentes tus cosas, es la primera vez que me cuentas un secreto tuyo como ese... Me hace sentir, no lo sé, me hace sentir especial.
-Lo eres, Annie. Por ti estoy aquí, por ti decidí ser más expresivo, por ti me he enamorado, por ti trato de ser una mejor persona.
-¿Tienes idea de cuantas veces te imaginaba diciéndome estas cosas? Escucharlas ahora suena totalmente irreal.
-Yo nunca imaginé de esta manera junto a ti. Te soñé dos veces, y en esas dos veces tú me decías que me odiabas. Fue aquella vez donde tú ya estabas aquí y yo continuaba con la idea de que seguías allá, conmigo.
-Lamento irme así como así.
-Te comprendo.
-No es cierto.
-Sí, de verdad lo hago.
-No, mientes.
-¿Por qué siempre me llevas la contraria?
-¡Por qué no es verdad!
-¡¿Y por qué me gritas?!
-¡No te estoy gritando! Solamente quiero... que todos escuchen, lo... Am, lo que digo –Demonios, sí estaba gritando. De nuevo reímos nerviosamente, recuerdo cuando peleábamos todo el tiempo-. Y... ¿Ya no supiste nada de Elisa?
-Logan me contó que fue a buscarme donde trabajaba, pero él le dijo que no estaba.
-Ahora envidio a Elisa.
-¿La envidias?
-Sí, ella vio a Logan y yo lo extraño mucho. Espero poder verlo en su cumpleaños.
-Es en... Dios, Me da pereza contar los días, pero dos días después de haber regresado él cumplirá años.
-Dios... Está creciendo –Limpio mi lágrima invisible con gracia y recuerdo aquella llamada telefónica. Mi sangre se congela y quiero saber cómo está.
-¿Mañana hablaremos con tu madre después de salir?
-Seguro, no quiero hacerlo pero tengo qué.
-¿Piensas decirle sobre Eric?
-No.
-¡¿No?! Annet, tienes que decirle.
-No puedo, enloquecerá y armará la guerra mundial. No quiero problemas.
-No puedes dejarlo así como así... -Susurra, molesto.
-¿Podemos hablar de eso en otro momento? Realmente no quiero discutir ahora.
-Bien –Toma mi mano y me detiene en un segundo. Volteo a mí alrededor y Estamos a unas cuantas casas antes de llegar a la mía. Toma mi rostro en sus manos y me da un beso. Me refugio en su pecho, sintiendo su calor. Cada que separamos nuestros labios puedo sentir como el humo sale de nuestra boca. Sus labios están helados, al igual que los míos, eso no impide que quiera terminar con esto. Se despega de mí y lo maldigo por dentro, no me puedo resistir. Al tomar conciencia, volteo a todos lados, el miedo me invade y quiero entrar a casa corriendo-. Te acompaño a tu puerta –Estrecha su mano con la mía y recuerdo aquella vez donde imaginé como sería caminar a su lado tomados de la mano, lo estaba viviendo justo en este momento. Al llegar subo un escalón y él está observando a que entre.
-Nos vemos mañana, James –Sonreí-. Ve con cuidado y avísame cuando llegues ¿Bien?
-Lo haré –Me guiña un ojo y camina directo hacia el hotel-. Te amo –Se despide de mí con su mano y hago exactamente lo mismo.
-Y yo a ti –Sonrío por última vez y cierro la puerta detrás de mí. Me encantó estar con él el día de hoy

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Through the dark ✓©® Ganadora Watts 2005Donde viven las historias. Descúbrelo ahora