capitulo 52

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Única.

Mamá estaba sentada en la sala, esperándome. Sonreí encogiéndome de hombros y ella se levantó con una sonrisa al igual.

-¿Cómo te fue? –Pregunta, pasando mi cabello detrás de mis hombros.
-Muy bien, ah... Lo aprecio mucho.
-¿Te gusta?
-Sí, mamá –Bajé mi mirada-. Lo extrañaré mucho cuando se vaya.
-¿Cuándo se va?
-Solo sé que en cuatro días más.
-Oh... Luego tendrás que verlo, no sé, en la camarita esa que siempre ponías para ver a tu papá cuando salía de viaje.

Trago saliva, no me dejará ir... Estoy segura.

-Creo que sí –Me encojo de hombros y camino escaleras arriba.
-Oh, Annet, Eric te busco hace rato –Me quedo totalmente paralizada, con dificultad al respirar.
-Y... ¿Dónde está? ¿Ya se ha ido?
-Sí, se fue hace quizá dos horas. Dijo que tenía que hablar contigo pero le dije que no estabas.
-¿Le dijiste algo más sobre dónde estaba?
-No, solo le dije que habías salido. Se veía triste, ¿Le pasó algo?
-No, mamá. Él está bien.
-Yo no diría lo mismo, de verdad se veía triste.
-Mal por él –Le digo y me retiro lo antes posible, no quiero un interrogatorio. Estuvo aquí... Por Dios, sin vergüenza. Veo el ramo de flores que me regaló aquella vez, las cojo y camino directamente hasta el bote de basura, no tengo por qué conservarlas. Hoy fue un día demasiado agitado y muy muy largo. No puedo evitar no sentirme mal por mi mejor amigo, estoy realmente segura que fue un día malo para él junto a su madre. Sin pensarlo llamé cuando allá era madrugada, deberían de estar durmiendo, pero, Logan lloraba. Tuerzo la boca con disgusto y tomo mi celular, estoy dispuesta a llamarle aunque me salga verdaderamente costoso. Primero, para asegurarme que es él, decido mandarle un mensaje.

"Perdón por llamarte a media madrugada, cielo. Aquí ya es tarde y no podré dormir si no me aclaras que pasó hace unos minutos, ¿Te encuentras bien? ¿Por qué llorabas? Por favor, dime que estás bien." –Envío con la esperanza de una respuesta.

Dejo mi celular en la mesita de noche y camino hasta mi closet, buscando algún pijama calientito. Me detengo un momento y me recargo en la pared. Apuesto lo que sea a que mi sonrisa de estúpida a aparecido sin intenciones de desvanecerse. ¿Lo amo? Sí, Annet, lo amas. «Se han enamorado y esto apenas está comenzando» Me dice mi subconsciente en modo de burla.
Me siento como si tuviera alguna droga de amor en mi cuerpo, sin deseos de tomar rehabilitación. Volteo hacia donde está Pablito y puedo sentir como mis labios se curvan sin previo aviso. Mi celular comienza a vibrar y camino rápidamente hacia él, Logan ha respondido.

"No" –Recibo de su parte. Mi estómago comienza a encogerse poco a poco cada vez más. ¿No qué? ¿A qué se refiere? ¿No se encontraba bien? ¿No lloraba?

"¿Por qué me estás mintiendo?"

"Estoy bien, solo... Olvídalo. Tengo que ir a trabajar, aun no me alisto y se hará tarde. Ten un buen día, bebé. Saluda a James de mi parte ¿Sí? Cuando tenga mi descanso te llamaré, no quiero que mamá me escuche"

"Entendido, ya iré a dormir. Por favor... No tardes demasiado, me preocupas. Te amo"

No recibí respuesta. Me tiro en mi cama ya con mi pijama puesta y comienzo a preocuparme. ¿James no ha llegado al hotel? Dios. Suelto un suspiro ahogado y nuevamente tomo mi teléfono para ver si puedo tratar de localizarlo. Busco su nombre en mi agenda y presiono la tecla verde. Un timbrado, dos timbrados, tres... Cuatro, cinco. Nada. Me levanto sobresaltada de cama, bajando rápidamente las escaleras. Mamá se encuentra cenando en el comedor y me mira con asombro al notar mi nerviosismo.

-¿Qué sucede?
-No encuentro a James, no lo localizo y hace tiempo que llegué.
-¿Vas a salir a buscarlo?
-Sí –Le digo, juntando todas mis fuerzas posibles, moría de miedo. Nunca me sentiré segura si Eric vive alado de mi casa.
-Con cuidado, estoy en el celular si necesitas algo.
-Mamá... Podrías... Um, ¿Podrías llevarme en tu auto a buscarlo?
-Annet, el hotel está a tres míseras cuadras.
-Sí, pero, es de noche... Me da miedo.
-De acuerdo –Se levanta de aquella silla y me quedo de pie, sin hacer absolutamente nada. Mi bolsillo comienza a vibrar y es él, siento un gran alivio dentro de mí saber que está bien. Contesto enseguida y aquella voz me recibe.

-¿Estás bien? –Le preguntó.
-Sí, solo llegué y tomé una ducha, según yo no tardaría mucho, ¿Me tardé?
-Algo, lo suficiente como para preocuparme –Rio bajito.
-Estoy bien, exagerada.
-¡¿Exagerada?! –Grito sin pensar y mamá me mira con los ojos abiertos-. Oh... ¡¿Exagerada?! –Susurro.
-Sí –Rio.
-Tú lo eres más.
-Ya quiero verte –Cambia de tema radicalmente y comienzo a ponerme nerviosa.
-Yo también, no quiero dormir.
-¿Por qué no quieres dormir?
-Me aburre, por más extraño que suene.
-¿Cómo te va a aburrir si no haces absolutamente nada? –Soltó una risita.
-Por eso mismo, no puedo estar en un lugar sin hacer nada, me resulta difícil.
-Ay Annie, eres única. Te tengo un obsequio.

¡Soy única!

-¿Un obsequio? ¿Hay más?
-Sí, más.
-¿Puedo saber qué es?
-Hmm, déjame pensarlo... No.
-¡¿Ay por qué?! –Me quejo en modo de berrinche. Observo que mamá me está observando y mis mejillas se hacen rosadas-. Oye... Iré a mi habitación, espérame tantito ¿Sí?

Corro escaleras arriba y cierro la puerta. Me recuesto en la cama junto a Pablito y vuelvo a tomar aire, aun es fecha en la cual me pone nerviosa hablar con él.

-Ya vine –Le aviso.
-Cómo te decía, un obsequio... -Ríe.
-¿Puedo saber qué es?
-Ya te dije que no.
-Bien, me resignaré y tendré que esperar.
-¿Quieres que te diga una mínima pista?
-De acuerdo, no muy difícil.
-Lo puedes usar.
-¿Ropa?
-No.
-Hmm, ¿Maquillaje?
-Nop.
-Nunca lo adivinaré, olvídalo.
-Lo sé, y aunque lo adivinaras no te diría que es.
-Malvado... -Susurro.
-Tu malvado.

¡Mío!

-¿Mío? No es cierto.
-Sí, lo soy.
-No, aun no. Yo seré la que decida si serás mío después.
-¿A qué te refieres jovencita?
-A nada... Nada interesante.
-¿Te estás burlando de mí verdad?
-Claro que no, yo solamente te doy de tu propia medicina. Me estás dejando con la duda y sabes que lo odio.
-¡Me odias! –Reí.
-Si no colgamos te saldrá un ojo de la cara pagar tu celular.
-No importa, seguiré trabajando cuando llegue.
-¿Y si no te contratan?
-Si lo harán, estoy seguro.
-¿Y si no?
-¡Ya deja de desearme mala suerte!
-¿Y por qué me hablas tan feo?
-Lo siento... -Susurró.
-No, ya lo hiciste.
-Annie...
-No.
-¡Annie! Perdón.
-El daño ya está hecho.
-...
-El daño ya está hecho dije.
-¿Esta muy hecho entonces para no poder arreglarlo?
-Sí, muy muy hecho. Muy avanzado, demasiado exageradamente.
-¿Mucho?
-Sí, mucho.
-¿Del uno al diez?
-Quince.
-¿Me perdonas?

Oh... Esa voz...

-No.
-¿Por qué no?
-Por qué no y ya, no hay explicación.
-¿Qué puedo hacer para que me perdones?
-Hmm... Decirme que me regalarás.
-Que astuta... Pero no –Soltó una risita-. Vamos a dormir.
-Oh... Antes de que te vayas, es que... Eric... -Me interrumpe.
-¿Te volvió a hacer algo?
-No, no es eso.
-¿Entonces?
-Mamá dijo que vino a buscarme en la tarde.

Sentí como soltó un gran suspiro molesto. Lo peor era que no me hablaba, no me decía nada y yo estaba muriéndome por saber que pasaba por su cabeza en estos momentos.

-Dime algo.
-¿Mañana podemos hablar de esto?
-Sí, pero no hay nada interesante y...
-Annet, te vuelvo a recordar que ese bastardo te puso una mano encima y vive al lado de ti. No tomes todo a la ligera, ¿Quieres?
-No te enfades conmigo...
-¿Cómo no quieres que me enfade contigo? No estás actuando de una manera correcta.
-¿Y cómo se supone que es la manera correcta según tú?
-No empieces, sabes que tengo razón. Sabes que tienes que decirle esto a tu madre y no lo haces por miedo.
-Pues sí, tengo miedo.
-Entonces, déjame ver si entendí. Tú prefieres que ese idiota este con sus ojos sobre ti pero no quieres decirle a nadie más porque luego te daría miedo volverlo a ver. Si lo denuncias puede que no vuelva a salir jamás. Y a parte, tú y yo ya no estaríamos aquí.

Está hablando sobre regresar...

-Creo que tienes razón y... Respecto a regresar, creo que mamá no me dejará.
-¿Por qué lo dices?
-Dijo que cuando regresaras podría verte por video llamada, creo que eso es una obvia respuesta ¿No?
-Para eso yo hablaré con ella, no te preocupes.
-Hablaremos –Agrego.
-Ve a dormir, mañana será un bonito día.
-Hasta mañana... -Susurro, deseando que aquellas palabras salgan de su boca.
-Te quiero –Veo como aparecen maripositas en mi estómago.
-Yo también, mucho.
-Bien, cuelga.
-No, cuelga tu primero.
-Oh... Annet, si seguimos así nos darán las seis de la madrugada.
-¿Y qué?
-Anda, cuelga.
-A la cuenta de tres.
-Uno...
-Dos...
-¡Tres! –Decimos al unísono.
-¡No colgaste! –Le protesto.
-¡Tú tampoco! 


Through the dark ✓©® Ganadora Watts 2005Donde viven las historias. Descúbrelo ahora