CAPITULO 13

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Rick se había metido con ella durante todos estos años, y ella estaba lista para empezar a devolvérselas.

Pero iba a hacerlo despacio, oh, muy despacio.

Además, ya estaba un poco harta de la manera en la que él estaba actuando.

La gracia de su........ amistad eran las bromas, él toma y daca, las insinuaciones... todo eso.

Y desde que el estaba tan raro y se apartaba de ella, bueno, se había llevado algo de todo eso.

Nunca hubiese pensado que le echaría de menos siendo disparatado e incorregible, pero lo hacía! Y si él iba a seguir así durante todas las vacaciones, tendría que dispararle en cuanto tuviese de nuevo su arma.

Así que, después de que él se hubiese ido a la cama, ella diseñó una operación encubierta.

Fue al armario donde se encontraban todos los suministros de playa / piscina y encontró exactamente lo que andaba buscando.

Más tarde, hizo lo mismo con otros objetos para que se cumpliese su objetivo. Comprobado.

Después, rebuscó en su armario en busca de qué ponerse para el día siguiente.

Sonriendo, se dio cuenta de que las dos cosas que había planeado mantendrían a Castle cerca de ella -aunque un poco al borde- durante la primera parte del día.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Ya estaba despierta antes de que Rick apareciese. Se había duchado de nuevo, asegurándose de ponerse la loción con olor a cerezas que él ya había mencionado un par de veces que le gustaba.

Hizo una nota mental para agradecer a Lanie por habérselo metido en la maleta.

Bueno, podría agradecerle a Lanie alguna vez, si fuese capaz de admitirse a sí misma lo que le estaba pasando.

Entonces ella cambió uno de los objetos que había elegido;

Castle se lo había comprado, o sea que ponérselo sería lo mínimo que podía hacer, después de todo.

Por supuesto, él no tenía ni idea de lo que había comprado, aquel día sólo se limitó a pagarlo sin quejarse.

Se encaminó escaleras abajo y cogió una taza de café. Puso la cafetera en marcha para hacer más cantidad, y mientras cortó un poco de fruta para comer como desayuno.

Cogió su café y la fruta y lo llevó al porche con un libro que había cogido de la estantería previamente, y se sentó a esperar a su presa.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Rick se despertó con el maravilloso olor del café recién hecho.

Miró al reloj y gruñó levemente. Eran las nueve y algo.

Después de una estresante tarde de mantenerse apartado de Kate, pensó que no tardaría en dormirse, que le vendría bien la soledad y no tener que estar en guardia contra sus repentinamente nuevos (pero difíciles de negar) sentimientos hacia Kate Beckett.

No paró de moverse y dar vueltas en la cama durante casi toda la noche, pensando en Kate, reflexionando sobre lo que había pasado durante aquel día, esos encuentros en los que él podría haber aprovechado esas oportunidades y haber llevado su relación más lejos.

O también podría haber aprovechado la oportunidad y haber estropeado su frágil relación antes de haberla reparado por completo.

Pensamientos como esos le impidieron conciliar el sueño.

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