CAPÍTULO 9

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Comentarios chico/as, hasta este capitulo me habéis dejado 5 capítulos sin tan siquiera un odioso "siiiigueeee" y se que la historia esta gustando por que lleva más de 500 lecturas y solo 16 comentarios, así que ya sabéis.

El montaje de fotos de este cap os muestra donde esta y cual es la mansión donde estarán Castle y Beckett.

Castle estaba disfrutando por completo de la reacción de Kate al ver la casa.

Y ella SABÍA que él estaba disfrutando, y eso la irritaba. Normalmente, intentaba mostrar que no le afectaba su dinero ni su fama y los privilegios que pudiese tener, los contactos que tuviese o la habilidad para conseguir cosas.

Ella no quería darle la satisfacción de pensar que ella no era más que otra niñata que colgaba alrededor de él con cada palabra que saliese de su boca, solo porque fuese rico y famoso.

Ella nunca había querido que él la siguiese, en primer lugar, y siempre se había negado a ser una "fan-girl" de Castle, incluso cuando él comenzó a dar pruebas de que realmente podía ser útil en sus casos.

Kate pensó que había hecho un gran trabajo al no dejarse impresionar por todo aquello durante los últimos años, a pesar de haber estado en partidas de póker con el alcalde y otros escritores famosos o en pomposas fiestas de la alta sociedad. (Bueno, tal vez se hubiese vuelto un poco loca al conocer a Joe Torre, pero ¡ERA Joe Torre! después de todo, así que podía perdonarse a sí misma por esa vez).

Pero, aunque sabía que estaba siendo observada, y que él estaba disfrutando de su reacción, eso la irritaba, ¡no PODÍA parar! Puede que fuesen los efectos del vino. Puede que fuese ese clima tan cálido.

O puede que fuese el simple hecho de que esa casa era ¡COMPLETAMENTE!, ¡oh dios mío! ¡¡IN-CRE-Í-BLE!!, y ella iba a estar allí durante dos semanas. A menos que Castle la volviese loca antes.

Castle y ella entraron en la casa después de que él se despidiese del chófer de la limusina, dándole una buena propina.

Al entrar por la puerta principal, Kate dio un paso hacia un vestíbulo decorado en tonos tostados y azul envejecido. Las cestas con conchas hacían que los visitantes supiesen inmediatamente que estaban en una casa de playa.

Un tragaluz situado en una zona abierta que unía ambos pisos dejaba entrar abundante luz natural en la estancia.

La distribución era muy amplia, con una cocina que desembocaba en una gran sala, con una extensa encimera/barra separando ambas zonas.

Ambas salas dejaban ver, a través de unas ventanas de cristal desde el suelo hasta el techo, la piscina la bañera de hidromasaje y la playa más lejos.

Varias de las ventanas estaban abiertas, y el aire cálido que entraba agitaba suavemente las cortinas transparentes.

A la izquierda de la cocina, a través del vestíbulo, se encontraba el porche, con unos muebles de caña de indias -que parecían muy cómodos- y una mesa grande con unas sillas.

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