No perteneces aquí.

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Era una noche difícil para Elsa, caminaba por los pasillos silenciosos sin saber nada sobre nada, con la mente en blanco, tan solo con la certeza de lo que ocurría el día a día ahora sin recibir mas cartas de su padre y con Ralph sin aparecer desde su visita a Arendelle un par de semanas atrás.
Se detuvo frente a una chimenea recordando cosas sobre su hogar y lo difícil que veía que regresaran aquellos días tranquilos donde su vida parecía estar en orden.

-Siempre pensé que eras un estorbo...- se burló Pitch en algún lugar de la habitación.
-¿Quién está ahí?- preguntó Elsa con desconfianza mirando hacia todas partes.
-Pero ahora sé que me servirás de algo... Aquí estoy linda- volvió a decir el hombre pálido con el mismo tono apareciendo detrás de ella.
-Pitch...- susurró la albina dando un par de pasos al frente para alejarse de él -¡¿Qué es lo que quieres?!- preguntó molesta.
-Tranquila, no voy a hacerte nada... Al menos hoy no- suspiró Pitch con molestia
-Yo no te podré servir para nada- dijo Elsa retomando la conversación.
-Oh claro que lo harás- rió Pitch -Llegará a tus manos algo valioso e importante para ti y quisiera que me lo entregaras llegado el momento-
-¿De verdad crees que de tener algo importante y valioso te lo daría a ti?- rió Elsa.
-No lo creo, espero que así sea- la mirada de Pitch cambió a una aún mas obscura y vacía que de costumbre -No quiero tener que tomarlo por la fuerza- se acercó a ella para intimidarla.
-Tal vez deberías intentar... Yo jamás te ayudaré en nada- contestó la chica sin retroceder.
-No digas que no te lo advertí...- el hombre se alejó y habló mas tranquilo -Por cierto, recuerdale a Tadashi que las traiciones no quedan impunes... Aunque de eso ya después te enterarás tú- se burló.
-¿De qué hablas?- interrogó Elsa confundida girando para poder mirarlo.
-Tu mundo está por cambiar... Y de no ser por lo que espero de ti ya no estarías viva- dijo Pitch con enojo tomándola del cuello con fuerza -Te acordarás de mi... Princesa- lo último lo dijo con una fuerte risa llena de ironía arrojandola al suelo mientras desaparecía.

Elsa abrió los ojos de golpe dándose cuenta de que tan solo había sido un sueño, aún así su respiración era agitada y aún podía sentir el tacto de la mano fría de Pitch en su cuello. Miró su chimenea encendida y como muy poca luz lograba atravesar por sus cortinas, dio un giro mas a su vista y se encontró con Hiccup terminando de vestirse mientras acariciaba a Enya que dormía en una pequeña cama llena de almohadas justo a un lado de la ventana.

-Por fin despiertas señorita "Yo no duermo bien por las noches"- sonrió el castaño dejando a Enya levantarse.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó Elsa divertida.
-Bueno, debo fingir que he dormido sólo y hay cosas que hacer afuera- el chico se acercó a ella y besó su frente -Tú también tienes cosas que hacer... Hoy es su primer vuelo ¿Recuerdas?- volvió a decir mirando al dragón subir a la cama de Elsa.
-No podría olvidar algo así- contestó la albina acomodando a Enya en sus brazos.
-Tampoco que prometiste intentar montarla ¿Cierto?-
-¿Cómo iba a olvidarlo? Me lo repites todos los días- habló algo fastidiada.
-Las veré mas tarde...- dijo Hiccup con una sonria y salió de la habitación.

Elsa meditó un poco lo que había soñado, en realidad todo parecía ser muy extraño. Aún cuando dormía junto a Hiccup no lo hacía tan rápido, seguía demorando unas horas en poder dormir, pero por la noche había caído rendida demasiado rápido. Dejó de perderse en ese pensamiento al escuchar a Enya tirar unas cosas mientras paseaba curiosa por la habitación, esperando a que por fin pudieran salir.

Unas horas mas tarde Elsa se reunió con Hiccup, Chimuelo y Gobber en el campo para probar la teoría del mayor sobre la rareza de Enya. El dragón no se dejaba fiar por él, le causaba algo de desconfianza y molestia, mas tras los intentos seguidos de alzarla para que comenzara a volar.

-¿Porqué no admites que te equivocaste?- se burló Hiccup recargado en Chimuelo.
-Estoy seguro de que no me he equivocado- contestó Gobber cansado de tanto correr intentando dar impulso al dragón aún sin éxito.
-¿Porqué no dejas que Elsa lo intente?- sugirió el ojiverde acercando a la chica.
-¿Yo?- preguntó la albina algo aturdida.
-Bien... Escucha, corre un poco sosteniendola de los costados para darle impulso- explicó el hombre rubio a la chica -Si no vuela admitiré que fue mi error- sonrió parándose junto a Hiccup.
-Intentemoslo- murmuró Elsa hacia Enya chocando su frente con la suya.
La tomó como Gobber había explicado y tras unos cuantos pasos el dragón comenzó a estirar sus alas y acomodando su cuerpo como lo hacía Chimuelo antes de elevarse y después con fuerza se liberó de las manos de la albina comenzando a volar.

Kings and Queens.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora