Otro día rutinario comenzaba para Elsa, bueno no tan rutinario, los preparativos para el baile por el cumpleaños de su hermana habían comenzado desde temprano y a petición de su madre no tendría mas prácticas hasta nuevo aviso. Eso la había dejado con la mañana libre y totalmente sola, su primo no había aparecido y Anna estaba ocupada en otras cosas, así que decidió caminar en los jardines mientras leía.
-¿Interrumpo?- la sorprendió Hans después de un rato.
-¡¿Dónde estabas?!- sonrió Elsa bajando su libro.
-Con mi tío... Ya sabes cosas de hombres-
-¿Fueron al bosque?-
-Si... ¿Porqué?-
-No es nada... Solo que a veces me pregunto cómo sera todo fuera de aquí- Elsa miró hacia el cielo algo nostálgica.
-Es cruel y despiadado- se burló su primo.
-Suenas igual que mi padre- ambos comenzaron a reír
-¡Elsa! Que oportuno que estés aquí- dijo el rey acercandose con otras personas.
-¿Qué ocurre?- preguntó confundida.
-Elsa, él es el rey Norte- señaló a un hombre grande de ojos azules y cabello blanco al igual que su barba.
-Oh... Encantada- se inclinó un poco.
-Ya debe conocer a mi sobrino, Hans- volvió a decir el padre de Elsa.
-Princesa, usted es mas hermosa de lo que me habían contado- rio Norte haciendo que ella se sonrojara.
-Él es Jack... Mi hijo- el hombre señaló con orgullo al chico que venía detrás de él. Jack era un chico albino de ojos azules y algo alto, de hecho se parecía un poco a Elsa. Él la miró con una gran sonrisa que era natural en él.
-De verdad es mas hemosa de lo que contaban-
-Mucho gusto, su alteza- contestó Elsa ignorando lo que él acababa de decir.
-Solo dime Jack-
-De acuerdo.... Oh él es mi primo, Hans- Elsa tomó el brazo de su primo mientras ambos se saludaban.
-Bueno... Nosotros estábamos ocupados, fue un placer- volvió a decir la chica antes de comenzar a caminar. Una vez que se alejaron o suficiente de todos, no pudieron evitar comenzar a reír.-Debiste verlo Anna, es un chico consentido- rió Elsa recostada mientras su hermana elegía que vestido usar.
-No seas mala. Lo conocí un par de horas... Es lindo ¿Te gusta este listón?- contestó Anna con una sonrisa.
-Demasiado blanco.... Y no digo que no sea lindo, pero es...-
-¡Perfecto!- exclamó Anna con emoción
-Demasiado para ser real-
-Elsa, hablaba de la cinta- se burló su hermana mientras Elsa se sonrojaba.
-Disculpen...- entró una chica de la servidumbre -La señorita Merida de Dunbroch ya ha llegado-
-¡Genial! Ya empieza a ser mi cumpleaños- dijo Anna con emoción.
-¿En todo el día no lo ha sido?- preguntó Elsa casi para ella misma.
-Deberías de ir a arreglarte Elsa, nos vemos en la noche-
-Bien... Pero tienes que verte mas hermosa que de costumbre, recuerdalo- Elsa salió de la habitación.*/*/*
-Dicen que su caballo es muy rápido, Hans- dijo Jack un poco retador mientras daban un paseo.
-Eso es lo que dicen... Mi prima cuida de él cuando no estoy-
-Seguro que el mío es mejor- Jack sonrió.
-Podria apostar que no es así- Hans entendió el mensaje y se acomodó mejor en su silla.
-Hay una pequeña aldea cruzando la zona norte del bosque... Quién llegue primero gana- dijo el albino
-Ya conciderese perdedor, alteza- Hans hizo correr su caballo tomando delantera.Pasaron unos minutos y Jack ya estaba perdido en el bosque, pero lo tomaba muy bien riendo por cada camino equivocado que tomaba. Aprovechó eso como un respiro de sus obligaciones, por fin estaba lejos de la vida como príncipe aunque fuera solo por poco tiempo. Se preocupó cuando el cielo comenzó a tomar un tono naranja en señal de que ya estaba anocheciendo.
-Mi padre va a matarme- se dijo bajando del caballo para descansar un poco. Vio pasar frente a él a un par de hombres corriendo, tenían mal aspecto y detrás de ellos alguien los perseguía.
-¡Deteganse! ¡Eso es mío- escuchó Jack que la voz de una chica que lo cautivó por completo. No lo pensó mucho, tomó una rama que le pareció mas un cayado y golpeó el suelo cubierto de hojas congelando el paso de los hombres para que cayeran.
-Disculpen ¿Pueden entregarme eso, por favor?- se acercó el albino con una sonrisa.
-¡Estás loco!- se levantó uno de los hombres para intentar golperlo pero Jack le congeló el puño.
-Pudieron haber dicho que si- Jack rió por última vez antes de volver a usar el cayado.Regresó a donde había dejado al caballo esperando que siguiera ahí y que la dueña de la voz que había escuchado antes también. Se emocionó de sobremanera y sin explicación alguna al ver que así era.
-Disculpa... Creo que esto es tuyo- Sus pupilas se dilataron cuando la chica se dio la vuelta para mirarlo. Tenía el cabello tan rubio que parecía oro y sus ojos verdes se encontraron con los azules suyos mientras sonreía congelando aún mas su sangre. Podían decir lo que quisieran acerca de Elsa y su belleza pero a él ya no le importaba, a su parecer estaba viendo a la mujer mas hermosa en todos los reinos.
-Gracias- dijo dulce y sutilmente la chica.
-No hay de que...- contestó el albino casi susurrando mientras le entregaba una bolsa.
-¿Lo hiciste tú?- preguntó la rubia señalando el camino congelado.
-Tal vez- Jack reaccionó y sonrió -¿Vives lejos de aquí? Podría llevarte-
-Nadie puede saber donde vivo. A demás, tú pareces perdido-
-Me atrapaste...-
-¿Hacia donde te diriges?- la forma en que ella le hablaba le hacía darse cuenta de que ella ignoraba por completo que el fuera un príncipe y eso lo hacía sentir bastante cómodo.
-Iba hacia una aldea no muy lejos por el norte... Pero creo que regresaré a Arendelle-
La rubia comenzó a trazar un camino en la tierra mientras Jack la miraba confundido.
-Este es el camino- la chica sonrió mientras el albino lo miraba con mucha atención.
-Bien, supongo que me iré entonces. Gracias...-
-Un favor por otro... Gracias por recuperar mis cosas-
-No hay de que... ¿Cuál es tu nombre?-
-Rapunzel- dijo la chica apenada.
-¿Rapunzel? Es lindo- sonrió Jack mientras subía a su caballo.
-¿Cuál es el tuyo?- el chico pensó en la manera de contestar, no quería decirle quién era en realidad a la única persona que lo trataba de forma normal.
-Yo... Soy Jack-
-Muy bien, Jack... Suerte- Rapunzel le quiso entregar el cayado pero el albino se negó.
-Guardalo... Por si me necesitas- dijo de nuevo con una sonrisa y después se marchó dejando a la rubia en medio del bosque abrazada del cayado.*/*/*
-¡Ya dije que no, Hiccup!- exclamó enojado Estoico mientras salían de un salón.
-Papá no me iré lejos esta vez... Lo de ayer fue un descuido- el castaño trataba de caminar tan rápido como su padre.
-¿Un descuido? Fuiste mas lejos de lo permitido-
-Por un descuido...- contestó Hiccup riendo.
-Ya basta, no mas vuelos por un tiempo-Hiccup dejó de seguir a su padre y se fue molesto a un gran jardín donde Chimuelo estaba descansando, vio con él a su primo Kristoff y se acercó sintiendo un poco de alivio.
-¿Que tiene de emocionante tener un furia nocturna si no puedes dar paseos nocturnos en él?-
-Oh... El rey otra vez ¿No?- dijo Kristoff mientras seguía practicando su puntería.
-Es que ya no soy un niño ¿A qué le teme tanto cuando salgo?- A Hiccup jamás se le había hablado sobre su hermano y eso lo ponía en ciertos conflictos cuando lo sobreprotegían.
-La gente que no es de aquí es bastante hostil, tal vez le de miedo que tropieces con uno de ellos-
-Ni siquiera sé porque son hostiles con nosotros- Hiccup comenzó a hacer lo mismo que su primo teniendo mas precisión que él.
-¿Cómo es que eres tan bueno?- preguntó Kristoff algo frustrado haciendo que el castaño comenzara a reír.
-¡Hiccup!- llegó Astrid de prisa junto a Eret -Los gemelos vieron un dragón en las afueras... No es de Berk- dijo la rubia con cierta preocupación.
-¿Le dijeron a mi padre?-
-Aún no... No estamos seguros aún de que se trate- contestó Eret.
-¡No le digan nada aún!- Hiccup corrió hacia Chimuelo acomodando su armadura.
-Kristoff- lo miró algo preocupado.
-Tranquilo, yo te cubro-
-Bien... Vamos rápido, ya está anocheciendo- Hoccup les dijo comenzando a emprender el vuelo.★Hola de nuevo :3 gracias por leer chicos y por sus votos, comentarios y mensajitos ♡ espero que les haya gustado. ★
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Kings and Queens.
De TodoToda la vida le han enseñado a Elsa que hay lugares a los que jamás debe acercarse y personas con quién no hablar jamás, por ejemplo con quiénes venían de Berk. Después de tantos años creyendo que debía odiar a los dragones y desconfiar de sus jinet...