Narrador
En la lejana Inglaterra, a las afueras de la ciudad, la mansión Phantomhive se encontraba en constante alerta, ya que días atrás habían recibido muchos ataques de las demás mafias del mundo, principalmente de Italia, quienes buscaban venganza por la muerte de uno de los jefes, quién había secuestrado al cabeza de la familia Phantomhive, con el objetivo de lograr hacer un acuerdo para poder ingresas armas ilegales al país.
Los sirvientes no descansaban, siempre vigilando cada una de las entradas.
Meyrin, la sirvienta; La sirviente más torpe que hay. Es en realidad una excelente francotiradora, y muy buena con las armas en general.
Bard, el cocinero; Qué de cocinero no tiene nada. Un sobreviviente de la guerra, contratado para proteger la casa.
Finny, el jardinero; El termina quemando todo el jardín. Un experimento científico que le otorga fuerza sobre humana.
Estos tres son los responsables de proteger la casa y a su amo, el señor Ciel Phantomhive.
Mientras ellos hacían guardia, en el estudio de la mansión se encontraba el Conde, un pequeño chico de apenas 14 años. Mucha gente se sorprende al saber la edad de uno de los Condes más influyentes en los bajos fondos, y sobre todo al enterarse que él es el que maneja la mafia conocida como; La Terrible Nobleza.
Junto a él se encontraba su mayordomo, su más fiel sirviente.
Le preparaba el té, y colocaba en un plato al lado de este un pastel de chocolate.-Tome, Joven Amo.- dijo y dejó a un lado del escritorio los platos con él té y él postre.
Él Conde permaneció callado y se llevó la taza de té a la boca, para después volver a dejarlo en el plato y tomar una porción de su rebanada de pastel con el tenedor.
-Sebastian, ¿Qué me cuentas de La Araña?- preguntó de la nada.
La Araña era un viejo adversario de el Conde, para explicarlo mejor, diré que los dos son Guardianes de la Reina, La Araña de la Reina y El Perro Guardián de la Reina, y una que otra vez tuvieron que verse de frente para resolver un caso.
No son socios, y mucho menos amigos, por parte del Conde Ciel Phantomhive sólo existe despreció hacia la Araña.-La verdad es que no he escuchado ninguna noticia sobre él en los bajos fondos, ni en ningún otro lugar. ¿Quiere qué lo vuelva a investigar?- preguntó.
-No es necesario, de momento.- contestó el Conde.
-Disculpe mi atrevimiento, pero ¿por qué de repente hizo esa pregunta?
-Hay un caso que tiene pendiente a la Reina, varias señoritas son secuestradas y no han aparecido, estos incidentes llevan cometiéndose como desde hace unos dos meses.
-Y usted piensa que el Conde Trancy es el responsable de todo esto.- dijo pensativo.
-¿Acaso tú no lo haces?- preguntó con cierto enfando. Estaba harto de los juegos de ese niño malcriado.
-Le doy la razón, si me lo permite le daré mi humilde opinión.
-Adelante, habla.- dijo el Conde.
-Pienso que lo esencial sería ir a hablar con él, no debería adelantar conclusiones.- dijo Sebastian.
-Olvídalo, juré jamás volver a poner un pie en esa mansión.- dijo y volvió su vista hacia sus papeles.- Retírate Sebastian.- ordenó.
-Yes, my lord.- dijo el mayordomo y salió del estudio.
El mayordomo de la familia Phantomhive se dirigió a la cocina y llamó a todos los sirvientes.
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El juego de la guerra.
Fiksi PenggemarEn el ajedrez existen dos fuerzas, el ejército blanco y el negro, luchan en una guerra para conseguir derrotar al rey enemigo, hacen los mejores movimientos y sacrifican piezas para que los demás logren su objetivo, todo esto por órdenes del rey. Pe...