SEGUNDA PARTE
El exilio en Tiranoc
La locura de un usurpador
La recuperación de la esperanza
La caída de un estandarte
Una despedida glacial
Las conversaciones y las risas se propagaban por las praderas de la mansión de los Anar, en armonía con el rumor de las fuentes y sobre un telón de fondo de flautas y arpas. Tres pabellones rojiblancos, sujetos por cadenas de oro con incrustaciones de valiosas gemas, dominaban los jardines. Dentro y fuera de las gigantescas tiendas, los invitados de los Anar paseaban y charlaban disfrutando del sol estival.
Cerca de dos décadas de relativa paz habían bastado para que los Anar recuperaran su buena fortuna, y muchos de los nobles más ricos y poderosos de Nagarythe asistían a la gala que celebraba la mayoría de edad de Alith.
Se trataba del paso a la edad adulta del joven elfo, una ocasión de jubilosa celebración para la familia y sus aliados. Incluso el príncipe Malekith había enviado sus felicitaciones más afectuosas, pues los asuntos en la corte de Anlec lo habían privado de acudir, una ausencia de la que se lamentaba profundamente.
A Eoloran no le había sorprendido la ausencia del príncipe. También Alith sabía perfectamente que a pesar de que Malekith había recuperado el poder, aún no se habían solucionado por completo los problemas de Nagarythe. Un gran número de los líderes de las sectas habían escapado y se habían escondido, tanto en Nagarythe como en otros reinos de Ulthuan. De vez en cuando, corría el rumor de una revuelta, si bien cuando se producía algún alzamiento siempre era a nivel local y fácilmente sofocado por los guerreros de Malekith.
La amenaza de Morathi se había atenuado, pero no se había extinguido. Malekith había prometido clemencia a su madre, y la reina derrocada permanecía en Tiranoc como rea del Rey Fénix. A pesar de que Bel Shanaar le había vetado las visitas, a excepción de la de su hijo, y de que permanecía recluida en unos aposentos con salvaguardas místicas, aún había quien creía que Morathi seguía controlando desde la distancia las actividades de los cultos.
Tales preocupaciones y suspicacias no tenían cabida en la mente de Alith aquel día memorable. No sólo se había convertido en un auténtico señor de Elanardris y príncipe de Nagarythe, sino que estaba a punto de realizar una declaración para la que había esperado impacientemente durante años.
El sol crepuscular ya caía sobre el horizonte cuando los sirvientes de la mansión condujeron a los invitados hasta el toldo principal. De los incensarios trepaban por el aire volutas de humo aromatizado que llenaban el lugar con el perfume fresco de flores silvestres. Ramos de rosas blancas de las colinas y orquídeas con flores rojas como rubíes decoraban los postes que sostenían el alto techo. Los camareros se deslizaban con donaire entre la multitud transportando bandejas de plata repletas con las exquisiteces más deliciosas de Ulthuan y de las lejanas colonias.
En un extremo se había erigido una tarima de madera blanca con el ala dorada de un grifo, emblema de la Casa de Anar. Sentado en un trono con un respaldo altísimo, Eoloran contemplaba el mar de invitados que colmaba el pabellón y se desparramaba por la pradera al aire libre. Los convidados lucían sus mejores galas y abundaban los sombreros con plumas y coronas relucientes, valiosos brazaletes y collares, y los vestidos bordados con hilo de plata y con cierres dorados en forma de estrella.
Eothlir estaba de pie a la derecha de su padre, flanqueado por Caenthras. A la izquierda de Eoloran se encontraba Alith, acompañado de Ashniel. La elfa estaba radiante con su vaporoso vestido amarillo, cuyas mangas formaban unas abultadas nubes sedosas alrededor de sus brazos. Llevaba el pelo recogido en un intrincado diseño de trenzas sujetas por cordones dorados, y del collar de oro que rodeaba su cuello de alabastro pendía un único diamante ovalado. En medio del alboroto de elfos, ella rezumaba serenidad y mantenía un porte tranquilo y noble. Alith no dejaba de admirar a su amada con el rabillo del ojo y sentía que su belleza le acariciaba la piel como el suave oleaje la orilla de un lago.
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El Rey Sombrío
ФэнтезиPrepárate para escuchar la grandiosa y desgarradora historia de la guerra que dividió a la raza de los elfos. Cuando su familia es traicionada y exterminada, Alith de Anar, príncipe de Nagarythe, se ve forzado a emprender un camino tenebroso. La ven...