Prólogo.

18K 898 44
                                    

DIANA.

Dos meses atrás...

  –¡Rick! –grité furiosa, intentando seguir sus ágiles y rápidos pasos. Tuve que contener una enorme cascada de insultos al notar como mis pies desnudos se manchaban por la tierra húmeda– ¡¿Se puede saber a dónde vas?! ¡Estamos hablando, maldito idiota!

Mi respiración acelerada se vio entrecortada cuando él paró de golpe. Deteniéndome al instante a varios metros de él, abrí los ojos estupefacta, temiendo haber sobrepasado la línea de su paciencia. No dije nada mientras observaba su ancha espalda, desnuda a pesar del frío de la mañana y con los rayos del sol acariciando su piel sin llegar a calentarla; por un momento, deseé acercarme a él para darle algo de calor. Sin embargo, recordé el por qué le estaba siguiendo por todo el maldito bosque, y cualquier rastro de simpatía por él se evaporó.

El silencio del bosque se vio interrumpido entonces por un sonido molesto que salió de su garganta. Alzando la cabeza al cielo, observé como su cabello castaño corto se balanceaba hacia atrás con el movimiento de su cabeza. 

  – No hay nada de lo que hablar, Diana–dijo entonces Rick, sin tener que alzar la voz. Me estremecí sin poder evitarlo, y agradecí que estuviera de espaldas a mí para que no se diese cuenta de lo que el simple sonido de su voz me provocaba. Maldito fuera–. Ya te he dicho que todavía no puedo regresar, y no pienso dejar que te vayas tú sola.

Apreté los labios en una fina línea, molesta todavía más. ¿Por qué demonios no podía irse de aquella abandonada y vieja cabaña? ¿A dónde iba cada noche, que regresaba al día siguiente a la madrugada? Y sobre todo, ¿por qué no era capaz de contármelo? 

  –No necesito una niñera–le espeté con furia–. Soy una Sucesora, al igual que tú. Puedo cuidarme perfectamente, y...

–Diana –me interrumpió con la voz demasiado seria; si no hubiese sido porque conocía su frialdad ante cualquier situación, habría asegurado que estaba tan enfadado como yo. De pronto, Rick se giró y me atravesó con aquel par de gemas del color del mercurio; me mordí el labio y me encogí interiormente por su enorme aura de Alfa–. Hace poco más de una semana que te atacaron en el bosque. Si no hubiese sido por mí, ahora mismo estarías...

  –Lo sé –esta vez fui yo quien le interrumpí. Mi voz había salido como un graznido agudo, todavía sin poder creer lo que había estado a punto de ocurrirme. Las lágrimas de la vergüenza y la furia picaron tras mis ojos, pero conseguí retenerlas. No tenía sentido sufrir por algo que ni siquiera había ocurrido, a pesar de que todavía recordaba cada instante con fijeza–, créeme que lo sé, Rick... Pero entiéndeme, por favor –por un momento, me sentí perdida. ¿En qué momento mi ira se había disipado? ¿Cómo había sido capaz de suplicarle que me escuchara?–. Llevo una semana encerrada en una cabaña que no es mía, alejada de todos y sin poder saber qué es lo que ha ocurrido con los demás. Me paso las tardes imaginando todo lo horrible que ha podido pasar en mi ausencia, y me corroe el no poder estar allí para ayudarles... O al menos, para aliviar esta maldita preocupación –mi voz se rompió un poco, pero ahora que me había lanzado pensaba decírselo todo. Relamiéndome los labios, apreté con fuerza mis manos y clavé mi mirada fijamente en la suya–. Además, tú pareces odiar cada maldito segundo que paso junto a ti. ¡Desapareces con cada primera oportunidad, maldito seas, y eres la única persona que hay cerca de mí aquí! ¡Somos Compañeros de Vida, Rick, y tanto tú como yo lo sabemos! ¿Por qué no quieres aceptarme? ¿Por qué te empeñas en hacernos esto?

Mi orgullo se resquebrajó. Mi garganta ardió por las lágrimas que me estaba conteniendo a duras penas. Me odié a mí misma por ser tan débil con él. ¿Dónde estaba mi carácter? ¿Por qué mi furia se desvanecía? ¿Por qué mi loba no respondía contra él, como había hecho con todos los lobos que se habían intentado acercar a nosotras? Me abracé a mí misma incapaz de aguantar aquella plateada mirada y aparté el rostro.

De pronto, sentí como el aroma de Rick se acentuaba y el viento helado dejaba de golpear mi rostro. Cuando alcé la mirada, me quede inmóvil al verlo a varios centímetros de mí. Sin quererlo, mi respiración y mi pulsación se aceleraron. Era imposible evitarlo.

Me hundí en su misteriosa mirada, en aquel mar de plata que parecía esconder mil secretos encerrados bajo llave. Tragué saliva cuando él se inclinó hacia mí y rozó su mejilla contra la mía. La sensación de su piel helada al contactar con la mía fue como un rayo que me recorrió por entera; temblé.

–Dame una noche más, Diana –susurró él contra mi oído en una petición, como si le estuviese costando decir aquellas palabras–. Una noche más, y te llevaré de vuelta a casa.

 Cerré con fuerza los ojos, odiando y amando aquella cercanía. ¿Por qué no podía pensar con claridad? ¿Por qué las palabras se quedaban atascadas en mi garganta?

–No has respondido a mis preguntas, Rick –me quejé en voz baja y con las mejillas sonrojadas. Todavía no se había alejado de mí, así que podía ver el contorno de su cuello con exactitud. Me mordí el labio con fuerza.

–Es mejor así –dijo él simplemente, en voz baja también. De pronto, él agachó todavía más la cabeza e inspiró lentamente desde mi cuello; cuando habló, su voz era ronca–. Vuelve a la cabaña y espera, Diana.

Maldije entre dientes cuando no reaccioné lo suficientemente rápido. Antes de que pudiese reprocharle aquello que siempre me desconcertaba, Rick se había alejado de mí con agilidad y, antes de que hubiese podido pestañear, se había convertido en un majestuoso lobo color plata, que ahora desaparecía con rapidez entre los árboles y me dejaba sola en medio de aquella fría espesura verde. 

Mi garganta se apretó al verme sola, pero antes de que pudiese empezar a pensar en cosas que no debía y en recordar horribles momentos, volví corriendo a la cabaña con la imagen de Rick en la mente y con su aroma emborrachando cada uno de mis sentidos.


¡BUENO CHICAS, AQUÍ ESTÁ EL PRÓLOGO!

¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta? Empezaré a escribir mañana mismo, jejejé.

Por cierto, quería comentaros algo sobre esta historia... Y es que, a diferencia de las otras, quizá tenga que tirar un poco más del hilo de la atracción entre ambos, pues creo que es demasiado explosivo como para no utilizarlo jijiji. *cara de pervertida* Así que si no os gusta este tipo de cosas, avisadme he intentaré hacerlo un poquito más... ''light'', para que nos entendamos. Jajaja

Bueno, muchas gracias y muchos besos. 

Os quiero.

Paula.

LUCHA DE IGUALES. || LB#3 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora