[24] Recordando.

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DIANA.

Miré el rostro de cada uno de los presentes y contuve la respiración. La tensión flotaba en el ambiente mientras Jake relataba de nuevo lo que había ocurrido en el bosque, aquella fatídica noche en la que Corina y Marcella habían sido asesinadas.

Mientras oía la voz ronca de Jake a mi lado, no pude evitar hundirme en los recuerdos de aquellos días en los que había estado en la cabaña tras el ataque que había sufrido. Me estremecí con fuerza cuando recordé las manos ásperas de aquel hombre; levanté la mirada de la madera oscura de la mesa y la clavé en Rick, que estaba mirándome atentamente. Mi estómago se apretó.

  – Estábamos persiguiéndolas, internándonos en el bosque mientras oscurecía. Todavía recuerdo el olor de la sangre de aquel lobo que ellas mataron, la razón por la que les perseguíamos, el odio que sentía hacia ellas en aquel momento –los ojos negros de Jake pasó por cada uno de nosotros–. Esa noche perdí a dos de grandes lobos. Uno de ellos murió siguiendo mis órdenes, y el otro murió vengando a su hermano, y en ese momento yo...

  –¿Aullaste? –pregunté entonces, estremeciéndome ante el recuerdo de un sueño demasiado real. Tragué saliva cuando todos clavaron su vista en mí, pero yo solo estaba atenta a la respuesta de Jake–. ¿Aullaste, Jake?

Él asintió en silencio y yo contuve un estremecimiento al recordar lo que había ocurrido aquella noche, la conversación tan extraña que presencié instantes después. Mi corazón se aceleró.

''–Acaba con ellas –susurró Rick entonces, con una fría y mortal furia inundando su voz–. No me importa quiénes sean, quiero que paguen por lo que han hecho.

Mi garganta se apretó al oír su enorme furia. Me estremecí cuando el lobo le gruñó, inconforme.

– Hacedlo, o lo haré yo –continuó Rick, sin girarse y sin mirarme a pesar de que sabía que estaba allí.

El silencio se extendió por el bosque. La tensión se rompió de repente cuando, tras levantar su mirada gélida de los ojos de Rick y clavarla en mí, el gran lobo plateado se giró y desapareció rápidamente entre la maleza.''

  –¿Diana? –Jake chasqueó los dedos delante de mis ojos, y yo agité la cabeza con una falsa sonrisa en los labios– ¿Cómo sabías que lo hice? ¿Es que me escuchaste?

Mi garganta se apretó. Le lancé una rápida mirada nerviosa a Rick. Sus ojos parecían estar gritándome mil cosas a la vez, a pesar de que su gesto era tan gélido como siempre. Por un momento, dudé si debía contar o no lo que había oído sobre esa conversación... Cuando volví a clavar mis ojos en Rick, me decidí.

  –No, no te oí –mentí seriamente, mirando a los ojos a Rick. La tensión que se marcaba en su rostro desapareció por momentos, y a pesar de todo, me alegró saber que había hecho algo bueno por él–. Pero supongo que es lo que habrías hecho, ¿no? 

Él hizo una mueca y asintió, apretando todavía más mi agarre.

–Bueno, continúa –pidió Lucan con algo de tensión en la voz. Miré al viejo vampiro con ojos entrecerrados– ¿Qué ocurrió después?

–Estuve media hora persiguiendo el rastro de las lobas, pensando que sería imposible que consiguiera alcanzarlas... hasta que el olor de la sangre llegó hasta mí –Jake tragó saliva y negó con la cabeza–. No sé cómo pasó, pero cuando llegué al lugar no pude creerlo. Los cuerpos estaban ahí... mutilados, desangrándose –me estremecí con fuerza ante lo que describía. 

  –¿Y no pudieron ser atacadas por una manada de lobos salvajes? –preguntó mi padre con curiosidad–. No es extraño que ataquen a cualquiera que entra en sus terrenos. Después de todo, son tan lobos como nosotros.

Jake negó con la cabeza seriamente.

–No, no lo creo... Aquellas muertes no fueron simples ataques. Quiero decir, esas heridas que tenían no eran normales. Parecía como si las hubiesen atacado a conciencia, como si hubiesen sabido que tenían que matarlas.

–Quizá la pérdida de sangre te hizo exagerar las cosas, Jake –sugirió Lucan con voz suave–. No sería la primera vez que...

– No –gruñó Jake, apretando los dientes–. Fue distinto. Nunca había sentido tanto peligro como en ese momento.

–¿Por qué? –pregunté con la voz ahogada, mirando fijamente los oscuros ojos de Jake. A pesar de que quería disimularlo, el terror de aquella noche todavía seguía marcado en él.

–Porque cuando me acerqué a los cuerpos, sentí como si me estuviesen observando. Y una manada de lobos corrientes no se queda a observar a sus presas. Sobre todo, no eliminan cualquier rastro de los cuerpos, ¿entiendes? Cuando volvimos a por ellos, no había nada. Ni siquiera un rastro de sangre. ¿Cómo explicas eso?

  – ¿Estás sugiriendo que en mi bosque hay algo oculto, Jake? –la pregunta de Rick tenía una especie de amenaza implícita, como si le estuviese retando a que dijera que sí.

Observé aquel duelo de miradas con el corazón en un puño. Tenía mil preguntas en mi mente, pero el único que podía resolverlas era Rick... El idiota que me había roto el corazón. Tragué con dificultad.

–No sé lo que hay allí oculto, Rick –dijo Jake con la mandíbula tensa–, pero espero que lo solucionéis.

Después de aquellas palabras, sentí como si entrase en un mundo paralelo a aquella conversación. A pesar de que oía lo que decían, no podía pensar en otra cosa que no fuese lo ocurrido durante aquellos días: el ataque que había sufrido, la aparición de Rick, aquella conversación con el majestuoso lobo plateado, las muertes de Corina y Marcella... Y sobre todo, el enorme misterio que pendía sobre Rick y aquel bosque que tan bien parecía conocer. Me mordí el labio con fuerza, mirándolo de reojo. 

A pesar de que me había prohibido a mí misma observarle, no podía evitarlo. Su rostro parecía llamarme, su cuerpo me atraía de una manera irresistible. Necesitaba aclarar mis ideas; sobre todo, necesitaba aclarar mis sentimientos. 

Fue entonces cuando sentí una mirada clavada en mí. Apartando los ojos de Rick, me di cuenta de que mi padre llevaba largos minutos observándome en silencio; me sonrojé y aparté la mirada cuando sonrió.

A partir de ese momento, no pude pensar en nada más. Simplemente escuché atentamente lo que decían, intentando entender por qué Rick intentaba guardar en secreto la existencia de aquel enorme lobo plateado; sobre todo, intentando averiguar qué era lo que ocurría con él y aquel bosque.


LAMENTO MUCHÍSIMO HABER TARDADO TANTO EN PUBLICAR, EN SERIO. HE ESTADO OCUPADA CON EXÁMENES Y TRABAJOS, Y TAMBIÉN CON ALGUNAS COSAS PERSONALES. LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO. INTENTARÉ PUBLICAR MÁS SEGUIDO A PARTIR DE AHORA, ESPERO QUE LO ENTENDÁIS. ¡LO SIENTO!

Un beso, una desesperada y triste Paula.

P.D. Lamento que sea tan corto, he vuelto un poco espesa. :(

LUCHA DE IGUALES. || LB#3 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora