May acaricia la cara de Cris, que se limpia la sangre con un pañuelo.
May: ¿Estás bien? ¿Te duele?
Cris: No es nada.
May está preocupada. Cris no dijo nada. No bromeó, ni dijo lo súper hombre que era por haber salvado a sus compañeros. Cris no está bien. May le agarra la mano y la besa. Pero Cris no dice nada.
Poncho tiene sobre sus brazos a Any, que esconde su cabeza en el cuello de Poncho. Any parece haberse tranquilizado un poco, pero sigue sin hablar. Poncho baja su mirada y ve que a través de la camisa sale sangre de la herida que le hizo
Poncho: May, ¿Dónde está tu botiquín?
May agarra de debajo del asiento de Cris el botiquín y se lo da a Poncho. Poncho lo abre y saca algodón y lo empapa en alcohol. Después intenta apartar la camisa de Any para curarla pero Any se tapa con las manos.
Poncho: Tranquila Any, tienes sangre, tengo que curarte.
Any no se mueve pero no deja que Poncho la cure.
Poncho: No voy a ver nada, lo prometo, solo voy a limpiarte la herida.
Poncho intenta apartar las manos de Any, que se deja. Poncho aparta un poco la camisa, y comienza a curarla.
Poncho. Esto te va a escocer un poco.
Pero Any no se mueve y eso preocupa más a Poncho.
Any comienza de nuevo a llorar pero en silencio en el cuello de Poncho. Poncho también tiene ganas de llorar, pero no quiere hacerlo, aunque la voz le tiembla.
Poncho. No te preocupes mi amor, solo será un momento.
Pero Any llora. Y Poncho sabe que no es por la herida.
Poncho la abraza con todas sus fuerzas.
Al otro lado del carro, Ucker y Dul están abrazados. Dulce llora.
Ucker: No llores más. Ya pasó. ¿Te duele mucho?
Dulce mira a Ucker todo golpeado.
Dulce: ¿Y a ti?
Ucker: No, estoy bien.
Dulce: A mí sí me duele.
Ucker: ¿Dónde te duele?
Dulce se señala la cara.
Dulce: Aquí.
Ucker le da un beso donde señaló.
Dulce se señala la frente.
Dulce: Y aquí.
Ucker le besa en la frente.
Dulce se señala el hombro. Y Ucker le besa el hombro. Dulce mira a Ucker a los ojos y se señala los labios. Ucker le besa dulcemente en los labios. Después se abrazan. Dulce llora.
En una hora. Frente a ellos se levanta Acapulco. Ciudad de ensueño. Paraíso turístico. Música y fiesta.
May detiene el carro frente a las puertas de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Rodeados por kilómetros de playa. Todo un sueño, pero ellos no sonríen. El viaje de sus vacaciones ha sido peor de lo que jamás hubieran imaginado.